[OPINIÓN] Acuicultura de pequeña escala en Chile

Oct 14, 2020

La historia da cuenta que hace miles de años, desde que el hombre comenzó a cultivar la tierra, existe evidencia de procesos relacionados con la acuicultura, entendida como la captura y crianza de peces en espacios definidos. Las culturas china, romana y egipcia fueron las precursoras de una acuicultura de pequeña escala (APE). Esta actividad […]

La historia da cuenta que hace miles de años, desde que el hombre comenzó a cultivar la tierra, existe evidencia de procesos relacionados con la acuicultura, entendida como la captura y crianza de peces en espacios definidos. Las culturas china, romana y egipcia fueron las precursoras de una acuicultura de pequeña escala (APE). Esta actividad productiva cumple un rol similar al de la agricultura, o la ganadería, ya que implica la crianza y manejo de los recursos acuáticos en un medio ambiente restringido y controlado.

En Chile, la acuicultura se estructura sobre la base de empresas de mediano y gran tamaño que cultivan salmón, trucha y mejillón en aguas marinas. Existen distintas definiciones sobre la pequeña acuicultura, así como diferentes criterios de clasificación de las micro, pequeñas y medianas empresas agroalimentarias.[1] En el país se utiliza la acepción de acuicultura de pequeña escala (APE), cuando se describen acciones de acuicultura que trabajan con unidades relativamente pequeñas de producción, con pocos insumos y poca producción. De la misma forma, cuentan con escasos niveles de tecnología y una baja inversión de capital. Al referirnos entonces a una acuicultura de pequeña escala (APE) en Chile, estaremos hablando de una actividad gestionada en una familia, o con pocos empleados o, tal vez, a cargo de una pequeña comunidad.

La acuicultura chilena tiene como registro 714 titulares APE en más de 800 centros de cultivo[2], la mayoría ubicado en la región de Los Lagos y que corresponden tanto a centros de cultivo en el mar, como en el continente. Sin embargo, en todas las regiones de Chile existe alguna experiencia de acuicultura de pequeña escala, considerando que es una realidad a nivel nacional, es pertinente preguntarse de qué forma esta actividad podría aportar en la producción eficiente de alimentos provenientes del mar, en un contexto de recuperación pospandemia.

Las principales pesquerías a nivel mundial se encuentran sobreexplotadas o colapsadas[3], si pensamos en un escenario futuro con dificultades en la producción normal de proteína de origen marino, la acuicultura se presenta como una potencial fuente de ocupación e ingresos para las comunidades costeras, que puede sustituir la reducción de ingresos generada por un menor esfuerzo pesquero. En este sentido, la APE puede ser un aporte en la reducción del hambre y la malnutrición de este sector de la población y además ha permitido compensar y hasta mejorar la disponibilidad de productos pesqueros por persona a nivel mundial. La pesca artesanal y la APE son dos actividades productivas que generalmente abastecen los mercados domésticos de América Latina y el Caribe.

El Grupo de Alto Nivel de expertos en seguridad alimentaria y nutrición[4] recomienda a las organizaciones de investigación nacionales e internacionales, financiadas por los gobiernos y otros organismos, dirigir iniciativas de investigación y desarrollo que apunten a aumentar la sostenibilidad y la productividad de la acuicultura, tanto en sistemas a pequeña escala como a gran escala.

El cultivo de peces es una alternativa a la captura por pesca, no solo en momentos en que los océanos ya alcanzaron su mayor nivel de producción, o de sobreexplotación, para poder mantener los volúmenes de extracción, sino también cuando en tierra, la agricultura ha sobreexplotado los suelos y ha dejado áreas degradadas sin posibilidad de volver a cultivar en el mediano plazo. La pesca artesanal en Chile, Perú, Brasil y otros países de América del Sur, está decayendo, por lo que se cree que la acuicultura de pequeña escala puede ayudar a revertir este fenómeno, este tipo de cultivos incluso pueden permitir reconvertir a largo plazo al pescador artesanal, o al menos complementar sus ingresos.

Actualmente la APE en Chile no cuenta con organizaciones y/o cooperativas, que las represente y organice, por lo que es difícil que puedan expresar sus inquietudes. Se hace necesario que la APE trabaje de manera colectiva, no individualmente, para de esta forma tener representatividad que permita el acceso a asistencia técnica y financiamiento. La APE se encuentra encerrada entre una industria muy grande como la acuicultura de exportación (salmón) y un sector pesquero (industrial y artesanal) muy poderoso. Pese a lo anterior, cuenta con una ventaja comparativa que corresponde a la posibilidad de expansión de la APE cultivando algas y moluscos más amigables con el medio ambiente, en las Áreas de Manejo de Recursos Bentónicos (AMERBs) asignadas a la pesca artesanal.

La orientación inicial de la APE debe ser el mercado doméstico, por lo que requiere ser un sector competitivo. Es fundamental, además, la asistencia técnica y organizacional al menos inicial por parte del Estado, pero no paternalista. Son necesarios mayores esfuerzos para comercializar -lo más directamente posible- las cosechas, y se hace imprescindible un estatuto normativo adecuado.

Por otro lado, en Chile la edad promedio de los pescadores es de aproximadamente 50 años, una población que tiende a envejecer en la misma labor y a la cual le resulta difícil adaptarse desde una actividad de captura a una de cultivo. Los jóvenes y las mujeres tienen mayor adaptabilidad al cambio. Del total de pescadores/as ingresados/as en el Registro Pesquero Artesanal (RPA) que publicó Sernapesca en el año 2019, el 76% (69.373) son hombres y el 24% (22.063) corresponde a mujeres[5] lo que demuestra la gran inequidad de género que existe en este rubro. Pese a este escenario, las mujeres han tenido un papel relevante en el desarrollo de actividades complementarias, como la recolección de algas, procesos de producción, venta y valor agregado a los productos y también en turismo. La recolección de algas, liderada por mujeres, es una actividad con una buena rentabilidad económica, un proyecto de APE que demuestre ser competitivo, con asistencia técnica y organizacional, puede ser sumamente atractivo para las mujeres de la costa.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPA)[6], una oportunidad única para reconocer a los miles de pequeños pescadores, acuicultores y trabajadores del mar, que proporcionan alimentos sanos y nutritivos a miles de millones de personas en todo el mundo. Chile participará como observador del AIPA 2022, lo que constituye una oportunidad idónea para fortalecer la importancia de la APE a nivel mundial, regional y particularmente en la costa chilena.

Toda iniciativa que lleve a propulsar un papel relevante de la acuicultura de pequeña escala como una alternativa que contribuya a la seguridad alimentaria de un país en desarrollo con una gestión responsable y sustentable de los recursos y ecosistemas sanos, merece la atención de las autoridades y tomadores de decisión. Mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales de la costa con esta actividad productiva, es una oportunidad incluso, en un escenario de pospandemia, pero solo si cuenta con el respaldo de una fortaleza institucional que los guíe en el camino de cultivar el mar.

*Esta columna de opinión fue firmada por Eve Crowley y José Aguilar Manjarrez, ambos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).

[1] Rodiguez-Vazquez, H., y Flores-Nava, A. 2014. Acuicultura de pequeña escala y recursos limitados en América Latina y el Caribe. Hacia un enfoque integral de políticas públicas:

http://www.fao.org/3/a-au437s.pdf

[2]  Subpesca en un webinar organizado por INCAR, 30 julio de 2020.

[3]  El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2020. La sostenibilidad en acción. Roma:

https://doi.org/10.4060/ca9229es

[4] HLP y FAO, 2014. La pesca y la acuicultura sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición:

http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/hlpe/hlpe_documents/HLPE_S_and_R/HLPE_2014_Sustainable_Fisheries_and_Aquaculture_Summary_ES_REV-1.pdf

[5] RPA, 2019. Mujeres y Hombres en el Sector Pesquero y Acuicultor de Chile:

http://www.sernapesca.cl/sites/default/files/3.1_mujeres_y_hombres_en_el_sector_pesquero_y_acuicultor_2019.pdf

[6] FAO, 2020. Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPA 2022):

http://www.fao.org/artisanal-fisheries-aquaculture-2022/es/

Eve Crowley

Representante en Chile de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).

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