Acuicultura, realidad y promesa

May 7, 2014

En este número desarrollamos nuestro balance acuícola y pesquero, donde podrán acceder a una completa revisión de los principales rubros de la industria, con sus tendencias y desafíos, y sus proyecciones para el presente año.

Es así como a diciembre de 2013 el sector acuícola-pesquero nacional exportó 1.248.000 toneladas por un valor de US$5.241 millones. Esto se compara con las 1.259.000 toneladas exportadas en 2012 por retornos de US$4.563 millones. Esto quiere decir que, si bien hubo una reducción de 0,9% en el volumen, se constató un crecimiento de los retornos por 14,9%. En términos sencillos: vendimos una menor cantidad de productos por un mayor valor.

Específicamente, en el sector acuícola se apreció un crecimiento significativo en términos de volumen. En 2012 se exportaron 590.062 toneladas, mientras que en 2013 se fueron 653.504 toneladas, o un 10,6% más. En valor, y durante el mismo periodo, pasamos desde los US$2.990 millones hasta los US$3.577 millones, o un 19,7% más.

Tanto el aumento de la capacidad como de los retornos refleja la sostenida alza de la demanda que existe por los productos del mar y cuyo suministro proviene cada vez más de la acuicultura.

Sin embargo, cuando analizamos el desglose de estas cifras, vemos que el rubro del salmón sigue siendo, por lejos, la principal actividad acuícola. En 2013 la salmonicultura significó el 80% del volumen y el 93% en términos de retornos.

Respecto del sector pesquero, los salmónidos significaron poco más del 50% del volumen total exportado. En cuanto al valor, la cifra se elevó a cerca de un 65%. Considerando lo anterior, resulta evidente que la actividad exportadora nacional sigue siendo de color salmón.

Para este 2014 la salmonicultura debería mostrar un leve crecimiento en materia de cosechas y retornos, aspectos que –sin duda– están relacionados con la mayor demanda y que, por lo tanto, deberían concluir en positivos números.

En este contexto, es interesante preguntarse acerca de la razón por la cual los otros sectores acuícolas no se han desarrollado con la misma potencia que la actividad salmonicultora. Tenemos los recursos profesionales y financieros, y ahora también la experiencia y presencia en mercados.

Frente a un escenario de desaceleración económica y con la necesidad de inversión productiva, es oportuno analizar si el marco legislativo y normativo que tenemos genera efectivamente los incentivos necesarios que empujen el desarrollo de una actividad acuícola diversificada. Esta revisión podría ayudar a materializar e impulsar con energía las diversas promesas productivas que siguen luchando por crecer y desarrollarse a lo largo del país.

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