Antibióticos en la industria del salmón, «viendo el vaso medio lleno»

Nov 15, 2018

En el marco de la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, creo es muy importante ordenar las ideas y enfocar la discusión a los aspectos relacionados directamente con la salmonicultura, sobre todo cuando existe cierta tendencia a poner el foco en lo negativo, desdibujando el conocimiento científico al respecto. ¿Es seguro […]

En el marco de la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, creo es muy importante ordenar las ideas y enfocar la discusión a los aspectos relacionados directamente con la salmonicultura, sobre todo cuando existe cierta tendencia a poner el foco en lo negativo, desdibujando el conocimiento científico al respecto.

¿Es seguro para la salud humana el consumo de salmón en términos de niveles de antibióticos en la carne?

Durante este año, desde el Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal) hemos tratado de explicar en diferentes foros la realidad respecto del uso de antibióticos en salmonicultura. Así, además de talleres y seminarios, nos reunimos con Oceana y con el Monterrey Bay Aquarium, dos organizaciones no gubernamentales (ONGs) que han puesto foco en este tema. En cada instancias hemos establecido, y así se ha entendido y aceptado, que el producto salmón que se comercializa por las empresas productoras a más de 100 países no contienen antibióticos y de contener algo, siempre serán trazas que están por debajo de los niveles permitidos por los estándares más rigurosos del mundo. Esto es avalado por más de 180.000 análisis realizados año a año para permitir la comercialización y por los controles en destino realizados por países como Estados Unidos, Japón, Brasil y Rusia. Reiterar que consumir salmón es absolutamente seguro y establecerlo sin lugar a dudas, es el primer punto que debe ser difundido y conocido; de hecho, la proteína del salmón es la más segura de las proteínas disponibles comercialmente.

Aclarado con todos los foros a los que hemos logrado acceder, de que el riesgo de uso de antibióticos, en cuanto a la posibilidad de generación de resistencia en las personas, no es por la vía de consumo del producto. Lo que realmente queda por analizar es qué ocurre con los antibióticos en el medio ambiente durante la producción y cómo desde allí, por vías indirectas, podría generarse un problema de transferencia de resistencia a las personas, donde es relevante trabajar en mayor investigación, pues la información científica todavía no es completa.

¿Entrega la industria la información sobre antibióticos?

En este aspecto, en primer lugar (con el apoyo de SalmonChile) se ha liberado la información de consumo por tonelada cosechada de cada productor asociado en los informes de sustentabilidad de la industria. Dicho informe, así como la información global de la industria que presente año a año al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), muestran una disminución considerable en el uso de antibióticos desde el 2014 al 2017, de en torno a un 30%. Entendemos que existe una controversia judicial para con el Estado respecto de que esta misma información les sea entregada por vía oficial a ONGs que la han solicitado. Lamentamos ese hecho, pero en lo que corresponde a la información que este instituto maneja, la misma ha estado siempre disponible para investigadores, ONGs y otros, por lo que no se puede «acusar» a la industria como un todo de poca transparencia en este tema.

¿Está aumentando el consumo de antibióticos?

Por otro lado, se ha planteado en algunos foros, en particular se reiteró en el último organizado el 30 de octubre por Oceana, que existe un aumento descontrolado del uso de antibióticos, afirmando que ello obedece a indicios de resistencia bacteriana. La realidad es totalmente opuesta, como ya hemos indicado, dado que el uso de antibióticos por tonelada producida está en descenso desde el 2014. Suponemos que este tema surge de información antigua, por lo que nuevamente Intesal está disponible para aportar los datos vigentes, permitiendo así análisis correctos y elevar la discusión, invitando desde ya a la comunidad científica y a las ONGs a unirse a estos procesos de investigación y/o análisis, de manera que las conclusiones sean correctas.

Tal vez es bueno comentar que los antibióticos para salmonicultura en Chile son prescritos por médicos veterinarios contra recetas retenidas, tal cual ocurre en salud humana, y que las autoridades competentes han establecido progresivamente controles a las recetas (este año inició la receta on line como parte de los programas del Sernapesca). Además, la salmonicultura es la única actividad de producción animal en Chile obligada a reportar a la autoridad la utilización de antibióticos. Con esto queremos dejar en claro que aquí no existe ni libertad ni descontrol en el uso, siendo este solo derivado de la responsabilidad de cuidar la salud de los peces, tal cual los médicos cuidan la salud humana, siendo de hecho el sistema de control en salmonicultura más trazable y controlado que el uso de antibióticos en salud humana.

¿Pero qué posibilidad hay de que los antibióticos que quedan en el ambiente generen resistencia en las enfermedades de humanos?

El gran problema que enfrenta hoy la salud pública es que el uso de antibióticos en general (en salud humana, producción animal y/o vegetal) selecciona bacterias resistentes a ellos, las cuales pueden traspasar sus genes a bacterias que son patógenos humanos, disminuyendo la eficiencia de los antibióticos que se utilizan para tratar importantes enfermedades. Debemos aclarar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), así como todos los organismos preocupados de la problemática, tienen su foco puesto en las causas principales a este tema, que son el uso inadecuado histórico por parte de cada uno de nosotros como personas (ya sea por errores de procedimiento en el pasado, ignorancia, entre otros); los residuos de antibióticos post uso de las personas en basurales, sistemas de alcantarillado y otros, permitiendo que se transfieran a ríos, lagos y al océano; el uso para la producción en ganadería como promotor de crecimiento; y más recientemente (el problema de resistencia partió hace décadas), el uso en acuicultura (salmonicultura en el caso chileno).

En salmonicultura se tratan enfermedades de peces que no afectan a los humanos con antibióticos que se utilizan muy rara vez o nunca en humanos. Esto ya disminuye la criticidad del uso de antibióticos para la misma OMS, ya que esta organización clasifica los antibióticos en categorías de acuerdo con su importancia para los tratamientos de enfermedades humanas. Las categorías van desde la 1 en que está el uso de antibióticos que es preocupante (uso en animales para enfermedades que se comparten con humanos, con fármacos usados en humanos) a la categoría 3 de escasa importancia (uso en enfermedades de animales que no son de humanos con fármacos no usados en humanos). Los productos de salmonicultura corresponden a la categoría 3 y algunas veces a categoría intermedia 2, por lo que no son un foco de preocupación de salud pública.

Pero sigamos adelante, lo que se plantea es, a pesar de lo descrito, que los residuos de antibióticos que quedan en el agua durante la producción de salmones van seleccionando bacterias resistentes en la zona de uso y su área aledaña de impacto, con el riesgo de que esas bacterias eventualmente pueden transferir sus genes de resistencia a los fármacos usados en salmonicultura a otras bacterias que sí son patógenas de humanos y volverlas resistentes a los fármacos utilizados en humanos.

Como ya indicamos, actualmente los fármacos usados en salmonicultura rara vez son los mismos que en humanos, por lo que aunque todo lo anterior ocurriese ello no es un problema de salud pública. Además, para que esas bacterias lleguen a modificar bacterias (traspasándoles sus genes de resistencia) que producen enfermedades en humanos, tendrían que ambas estar en contacto. ¿Cómo puede ocurrir eso? Una vía es consumir algún producto del mar que haya estado cerca de las bacterias resistentes, para que llegue a nuestro cuerpo y luego se encuentre con la bacteria que causan enfermedades en humanos y le transfiera los genes de resistencia ¡Muchas coincidencias! Baja probabilidad de que ello ocurra, por ello es que podemos afirmar que no es un tema de salud.

Pero, ¿se da esta posibilidad de traspaso de genes de resistencia?, El Dr. Jorge Olivares Pacheco, académico de la Universidad Católica de Valparaíso, presentó en el último seminario de Oceana información relevante y novedosa sobre el fenómeno de resistencia causado por el uso de antibióticos en la industria del salmón, siendo de los pocos estudios nuevos y específicos del tema. La identificación y cuantificación de genes de resistencia y bacterias resistentes presentes en las comunidades bacterianas asociadas a los cultivos de salmones, es una muy buena primera aproximación que nos permite vislumbrar el riesgo de que esos genes lleguen a ser un problema de salud pública. El que las bacterias ambientales estudiadas no sobrevivan a 37°C (es decir si llegan a humanos mueren con la temperatura del cuerpo y si consumes alimentos cocidos con mayor razón), sean principalmente (más de un 80%) del género Pseudomonas, bacterias intrínsecamente resistentes y no patógenas humanas (no afecta a las personas) , y que el principal origen de estos genes aparentemente sean los sistemas terrestres nos dice que el problema de la resistencia a antimicrobianos es mucho más complejo y multifactorial que acusar a una actividad en particular de ser la causa. Es más, tal como el Dr. Olivares enfatizó, la aproximación de la FAO de «Una Salud» (salud humana, salud veterinaria y calidad medioambiental) debiera ser el marco teórico desde el cual se investigue el fenómeno de resistencia antibacteriana. Por otro lado, pese a que en los últimos años los tratamientos antimicrobianos para salmones de cultivo en Chile han descansado casi en su totalidad en el florfenicol (92,2% en el año 2017, no usado en humanos), no existe evidencia científica de que se haya generado resistencia por parte de Piscirickettsia salmonis, la bacteria causante de la piscirickettsiossis o SRS (principal enfermedad infecciosa que ataca los cultivos de salmón en Chile), de hecho lo que se ha presentado es evidencia de que la resistencia no se ha generado.

¿Pero si no es un tema de salud pública relevante, por qué hay tanto ruido y desinformación?

Creemos que en parte la polémica se ha generado justamente por no ser claros, desde la industria, la ciencia y las autoridades, usando un lenguaje adecuado para explicar lo expuesto. Ello genera el espacio para que se construyan mitos que luego se transforman en pseudo verdades que ya son imposibles de desmentir. De hecho, el tema de los antibióticos ya se ha transformado en una herramienta comercial para muchas organizaciones.

¿Está preocupada la industria por disminuir el uso de antibióticos?

La industria en general busca reducir todo impacto, real o percibido, pues requiere asegurar la sustentabilidad, sumado a que existen efectos de mercado (diferenciales de precio), inclusión en requisito certificaciones ambientales y otros. Dado que el tema particular es de interés de la comunidad, independiente de si da base o no para calificarlo como un riesgo real, en consecuencia pasa a ser un tema reputacional y social de gran importancia. La industria, y la autoridad, está empeñada en reducir el uso de antibióticos, mejorando prácticas, investigando en vacunas (se han gastado millones de dólares en este tema), mejorando la regulación, entre otros, lo que ha generado una reducción relevante desde 2014 a 2017, camino en que seguiremos adelante. En efecto, Oceana nos planteó que ellos buscan una reducción del 50% en el uso de antibióticos por parte de la industria del salmón nacional. Ciertamente su empeño y despliegue también ha sido un factor relevante en este tema, por lo cual deberíamos estar celebrando que ya desde el 2014 tengamos una reducción en torno al 30% y el que vamos en la dirección correcta, comenzando a ver el vaso medio lleno. Lamentablemente siempre hay intereses y es más «vendedor» verlo vacío.

Es claro y evidente que falta mucho camino por recorrer hacia la meta de ser reconocidos como una industria sostenible, sin embargo, estamos seguros que vamos en la ruta.

Nos gustaría invitar nuevamente a que cada vez más se sumen científicos de la región a colaborar en esta tarea, para que con su valioso aporte generemos investigación pertinente y aplicada a esta actividad, derribemos mitos poniendo foco en los temas que hay que resolver con verdadera urgencia, informemos bien a la comunidad y así avancemos para aprovechar la acuicultura como una oportunidad para que Chile sea una potencia alimentaria para el mundo, y no lo hagan otros.

Esteban Ramírez

Gerente general del Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal).

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