Certificaciones y sostenibilidad

Abr 11, 2016

En la reciente conferencia GOAL 2016, organizada por la Global Aquaculture Alliance (GAA) en Vancouver (Canadá), a los 450 asistentes se les preguntó, ¿cuál es el desafío más importante que enfrenta la acuicultura? Cerca de la mitad respondió que la salud animal y el manejo de las enfermedades. ¿Sorpresa? No. Por ejemplo, el Síndrome de […]

En la reciente conferencia GOAL 2016, organizada por la Global Aquaculture Alliance (GAA) en Vancouver (Canadá), a los 450 asistentes se les preguntó, ¿cuál es el desafío más importante que enfrenta la acuicultura? Cerca de la mitad respondió que la salud animal y el manejo de las enfermedades.

¿Sorpresa? No. Por ejemplo, el Síndrome de la Mortalidad Temprana (EMS, por sus siglas en inglés) ha significado costos por más de US$1 billón para la industria global del camarón y desde que apareció, en 2009.

Pero el desafío va más allá que los diagnósticos y el manejo de enfermedades como el EMS. El éxito se relaciona con la habilidad para funcionar en un espacio precompetitivo y el acceso a la educación de pequeños y medianos productores e independiente de si el entrenamiento se realiza a distancia.

Solo entre el 10-15% de las instalaciones acuícolas del mundo están certificadas por entidades independientes. ¿Qué pasa con el 85-90% restante? Sin este tipo de reconocimientos, no se puede tener acceso a mercados internacionales y donde las cadenas de supermercados y restaurantes requieren operar con productos del mar que hayan sido producidos y procesados en forma responsable.

La GAA y otras organizaciones entregan a casas certificadoras patrones para el mejoramiento de las actividades. En el caso de la primera, se llaman iBAP y fueron diseñadas para centros de engorda, plantas de procesamiento y hatcheries. Respecto de las plantas de alimento, pronto podrán contar con certificaciones para postular a las Buenas Prácticas Acuícolas (BAP, por sus siglas en inglés).

Desde su lanzamiento a principios de 2015, más de 80 instalaciones a nivel mundial han estado involucradas en el iBAP, y donde muchas de ellas ya contaban o estaban en proceso de certificación de la BAP.

Adicionalmente, la Fundación para una Acuicultura Responsable (RAF, por sus siglas en inglés), el brazo educacional de la GAA, ha desarrollado cuatro módulos educacionales en línea, que buscan ayudar a los productores de camarón en un mejor manejo del EMS. Estos cubren aspectos críticos de la engorda y hatcherie, incluyendo bioseguridad, alimentación y medidas para disminuir los residuos orgánicos.

Entonces, el acceso a la educación de pequeños y medianos productores es crucial si se desea asumir la responsabilidad de proveer con productos del mar a los 9 billones de personas que se espera tenga el planeta en 2050.

La otra clave del éxito es la habilidad para actuar en el espacio precompetitivo o, dicho de otra forma, la capacidad para relacionarse con los trabajadores, el Estado, la academia, la comunidad y las ONG.

Como se aprecia, las exigencias no solo se extienden al medio ambiente, sino que a los cuatro pilares de la acuicultura sustentable: responsabilidad ambiental y social, seguridad alimentaria y salud animal. Si uno de los pilares cae o está débil, todo el sistema deja de ser sostenible.

Steven Hedlund

 

Gerente de Comunicaciones de la Global Aquaculture Alliance (GAA).

REVISTA DIGITAL

[latest_journal_single_iframe]
Temas relacionados