Enfoque ecosistémico en investigación y administración de pesquerías

Ago 28, 2018

Los recursos de importancia económica para el país son permanentemente evaluados con el objeto de manejarlos en vista del desarrollo de actividades sostenibles. Las investigaciones normalmente realizadas se abocan a la estimación de la abundancia y de ciertas características claves para adoptar las medidas de manejo correspondientes. Los enfoques normalmente adoptados corresponden al análisis de […]

Los recursos de importancia económica para el país son permanentemente evaluados con el objeto de manejarlos en vista del desarrollo de actividades sostenibles. Las investigaciones normalmente realizadas se abocan a la estimación de la abundancia y de ciertas características claves para adoptar las medidas de manejo correspondientes. Los enfoques normalmente adoptados corresponden al análisis de pesquerías mono-específicas, utilizando metodologías de evaluación indirectas como los análisis estructurados a la edad y evaluaciones directas como la hidroacústica, el área de barrido y el método de producción de huevos.

Este enfoque clásico considera entonces la premisa de que las poblaciones son afectadas principalmente por la pesca, al no incluir explícitamente otras variables del ecosistema que pudieran también explicar las importantes fluctuaciones de dichos recursos. Los eventos El Niño, que provocan considerables cambios en las condiciones oceanográficas afectando la distribución y abundancia de los recursos, producen preocupación en el ámbito pesquero y sólo representan una escala de la variabilidad climática. Además de estos eventos, los cambios inter-décadales estarían implicando efectos más significativos en los ecosistemas marinos, lo mismo que el actual cambio climático. Por lo tanto, el enfoque ecosistémico en la investigación y administración de las pesquerías resulta de la mayor importancia. En esta expectativa habría que considerar, además del gran desarrollo tecnológico de las pesquerías, la variabilidad ambiental, las relaciones inter-específicas y las coacciones antrópicas.

Este cambio de paradigma, en el desarrollo de la investigación y la administración pesquera, es de gran preocupación a nivel internacional. Cabe recordar que al final del siglo XIX se consideraba relevante el realizar catastros sobre los recursos pesqueros, con la génesis del paradigma de la gestión- conservación. Luego emerge la formulación de la teoría de las pesquerías, que considera el paradigma de la racionalización e integra algunos aportes de la economía. Veinte años más tarde, la investigación pesquera toma el camino de la modelación de las interacciones hombre-recursos, con una visión más global de las ciencias y de la percepción de las relaciones con el ambiente. Sin embargo, esta evolución durante el siglo XX se ve caracterizada por una lógica de asociación mecánica del tipo: observación-herramienta-recomendación.

Junto al paradigma de la racionalización emerge un nuevo paradigma, cual es el de integrar los mecanismos sociales e institucionales.

Esta lógica ha sido llevada progresivamente a razonar a partir de los métodos de evaluación de stocks, lo que se traduce en investigaciones precisas, adaptadas a un momento y lugar particular, pero que rápidamente se convierte en una suerte de “leitmotiv” para la investigación pesquera. Para revertir esta situación es necesario promover la investigación interdisciplinaria, tomando en cuenta las interacciones ambientales, inter-especificas, tecnológicas, socio económicas e institucionales. Entramos en el dominio de la modelación de ecosistemas marinos. Los organismos encargados de la administración pesquera y los grupos interesados de todo el planeta reconocen y aceptan ampliamente ésta necesidad, pero existe todavía incertidumbre en cuanto al modo de poner en práctica un método eficaz de ordenación de los ecosistemas. Esta problemática indudablemente que no escapa al ámbito chileno, la cual ha sido analizada en los Simposios que sobre el particular se han desarrollado en los Congresos de Ciencias del Mar de Chile del 2000, 2010, 2017 y 2018.

Los ecosistemas marinos son dinámicos y complejos. El problema es cómo elegir los límites del sistema de manera de considerarlo cerrado al menos por un intervalo de tiempo. Normalmente la definición de los límites de un sistema procede de la dialéctica del observador del sistema real, de manera que la forma como éste será modelado puede ser concebido como una abstracción de la realidad. De lo anterior resulta una preocupación, cual es la profundidad del estudio que queremos del ecosistema que nos interesa. Al privilegiar el corto plazo, a partir del análisis de la información y datos existentes, podríamos encontrar importantes limitaciones. Si por el contrario nos concentramos en el mediano plazo, lo más probable es que se deba afinar el protocolo de recolección de datos, logrando eventualmente una mejor aproximación y más propia de nuestros ecosistemas. Esto conllevaría un profundo cambio de los enfoques de evaluación, sin que esto implique que se va a estudiarlo todo; toda vez que en innumerables casos los modelos mono-específicos todavía sirven como base para el manejo de pesquerías.

No obstante, la investigación pesquera no puede seguir limitada al simple manejo mono-específico de los stocks explotados, independientemente de la variabilidad ambiental y de las otras especies. Es necesario mejorar el conocimiento de los ecosistemas, más que extender el manejo de las pesquerías al ecosistema. Para tal efecto es necesario: 1) describir el hábitat y la variabilidad espacio-temporal de los aspectos bióticos y abióticos; 2) estudiar las interacciones entre los diferentes componentes bióticos (especies, predadores, presas, competidores, etc.); 3) entender el comportamiento de los recursos frente a las presiones naturales y antrópicas, incluido el cambio climático; y 4) tomar en cuenta las coacciones socio-económicas.

El desarrollo de métodos de modelación espacial multi-específica requiere entonces de un acoplamiento entre la variabilidad ambiental, la dinámica espacial de las poblaciones y la explotación. Un modelo se construye a menudo con datos históricos y el conocimiento actual. Pero la imagen que tenemos de los ecosistemas cambia con la evolución de los métodos de observación, en tanto que éstos evolucionan por si mismos en el tiempo. Hay que reconocer que los modelos elaborados en base al conocimiento acumulado son en general explicativos a posteriori, pero no son predictivos de manera satisfactoria: fuertes cambios se han producido sin que pudieran ser previstos.

Bajo este enfoque, el impacto de la variabilidad climática en la estructura de las poblaciones y el comportamiento de los peces han sido objeto de numerosos estudios.

Cabe señalar que las observaciones acústicas han mostrado profundos trastornos de los ecosistemas en diferentes partes del planeta. Estos trastornos pueden llegar hasta el cambio radical del comportamiento de las especies, pudiendo modificar radicalmente sus propias características eco-etológicas: cambio de estrategia de distribución espacial, tipo de agregación, esquema migratorio, etc. Lo anterior ilustra el camino a recorrer antes de entender realmente el funcionamiento y la evolución de las poblaciones y de los ecosistemas.

Sin embargo, esta comprensión es indispensable para prever las consecuencias de los fenómenos ambientales y los impactos antrópicos en laspoblaciones: los ecosistemas son conjuntos dinámicos y para entenderlos bien hay que observarlos en el espacio de las tres dimensiones y el tiempo. Es por eso que para progresar en la comprensión de los sistemas naturales, debemos realizar observaciones directas de las relaciones organismos-ambiente, predador-presa, inter-competidores, entre otros. Los equipos mejoran, los métodos evolucionan y el estudio simultáneo de los diferentes componentes es una etapa importante para una mejor comprensión de los ecosistemas marinos.

Actualmente la construcción de modelos ecosistémicos es el objetivo de varios grupos de investigación en el planeta, siendo éstos cada vez más eficientes.

No obstante, hay que considerar que por ahora ningún modelo permite integrar el conjunto de los principales componentes, características e interrelaciones de los ecosistemas. La mayoría de los modelos que se proponen, para estudiar la dinámica de todo o parte de un ecosistema, se basan en relaciones inter- específicas de tipo tróficas.

El modelo ecosistémico propiamente tal es estructurado en niveles tróficos y utiliza las ecuaciones de biomasa y de captura, y las aplica a todo el ecosistema, no en función de la edad sino del nivel trófico. De esta manera se modelan los flujos de biomasa que transitan desde la producción primaria hasta los niveles superiores. La pesca conduce a introducir un “coeficiente de transferencia debido a la pesca”. Un punto clave del modelo es la introducción de un control top down, además del bottom up, por lo cual la abundancia de los predadores modifica la dinámica de las presas. Este modelo está basado en una evolución continua del nivel trófico y, a diferencia de otros modelos, no implica ningún supuesto sobre los regímenes alimentarios.

Finalmente caben las preguntas: ¿Estamos trabajando en el tercer nivel de la investigación pesquera: el desarrollo de modelos ecosistémicos? ¿Estamos formando la capacidad científica necesaria? ¿Estamos integrando especialistas de nivel superior en el manejo de recursos acuáticos? La formación de un grupo interdisciplinario que analice la situación y que proponga un camino para avanzar con celeridad es una tarea que debió haber comenzado.

Eleuterio Yáñez R, Ph.D.

Profesor Titular PUCV

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