Luego de una larga y tensa espera, la FAO entregó su informe sobre la Ley de Pesca. Este viene a desnudar una realidad que muchos conocíamos y que otros tantos nunca han querido ver. Lo cierto es que la discusión pesquera en Chile se polarizó y politizó demasiado; los argumentos ideológicos han pasado por encima de lo que realmente debe dejar una actividad productiva de un recurso natural, que es la sustentabilidad, gobernabilidad y trabajo decente, es decir, con contrato, seguridad social y convenios colectivos.
Por otro lado, el informe revela lo que muchos dirigentes sindicales de la pesca industrial hemos afirmado desde hace años y por lo que fuimos injustamente estigmatizados. Qué dirán ahora cuando es la FAO la que señala que las famosas licitaciones no son la mejor opción, que en los pocos países donde se han aplicado han tenido muy malos resultados. Qué dirán ahora, cuando es la FAO la que nos apunta con el dedo y sostiene que es el sector artesanal el que debe ordenarse y reclasificarse en pequeños, medianos y semi-industriales.
Otro aspecto importante y muy esperado por los trabajadores del sector es la ratificación del Convenio OIT 188, que viene a establecer parámetros fundamentales para un trabajo digno con estándares internacionales. Es realmente lamentable que tenga que venir un organismo internacional a decirnos lo que pasa en nuestra propia casa, porque no tuvimos la capacidad ni la valentía de hablar con la verdad.
Ahora pasará lo que todos sabemos, habrá grupos que tratarán de desprestigiar a la FAO para poder seguir con la pesca ilegal y con sus nichos semi-empresariales, en desmedro de los verdaderos artesanales y de la sustentabilidad de los recursos.
Finalmente, la FAO nos abre los ojos para ver una realidad que muchos no quieren enfrentar.