La oceanografía responsable de los blooms de algas

Mar 13, 2016

Las algas pueden aumentar de forma explosiva solamente en el caso de que haya nutrientes e insolación suficientes. Si uno de los elementos escasea, la floración cesa o directamente no sucede.

El mar es un sistema tridimensional, multimodal, multicapa y de una complejidad tan grande que apenas logramos entender algunos fenómenos.

Dado que el océano tiene una densidad mucho mayor que el aire, los procesos son más lentos que en la atmósfera y la carga energética mayor. Cuando se habla de diferencias o anomalías de temperatura de 1 o 2 grados centígrados, muchas veces no se tiene en cuenta que se está hablando de una energía acumulada o entregada de millones de Megawatts. Como ejemplo, un central nuclear media produce aproximadamente entre 500 Megawatts.

Cuando se observa la discusión en curso en los medios de comunicación sobre las causas y efectos de las floraciones algales o bloom (que no siempre son nocivas o FAN, lo cual depende de la toxicidad del alga), podemos observar interpretaciones muy lejanas de la realidad oceanográfica.

Lamentablemente la situación actual es tan grave que muchos actores pretenden dar explicaciones que los mismos expertos en materia no logran dar. Un ejemplo es la afirmación que las altas temperaturas oceánicas son el origen de una floración de algas. Sin embargo, lo contrario es la realidad. Cuando las temperaturas en el mar llegan a su máximo estacional, se produce lo que se llama una termoclina que inhibe el intercambio de nutrientes con las capas más profundas del océano y el bloom declina. Las algas pueden aumentar de forma explosiva solamente en el caso de que haya nutrientes e insolación suficientes. Si uno de los elementos escasea, la floración cesa o directamente no sucede.

Lógicamente, en situaciones digamos «normales», como las vemos durante años sin anomalías extremas como en el caso de este año; con el aumento de la insolación, aumenta la temperatura y al mismo tiempo se incrementa el crecimiento de las algas. Pero este no es debido al aumento de la temperatura en sí, sino al aumento de la insolación y la existencia de nutrientes. Por este motivo, en condiciones normales, las floraciones son en primavera/otoño y no en verano. En verano, dada la existencia de una termoclina y la falta de nutrientes (ya fueron consumidos por el fitoplancton), la producción de algas disminuye.

No obstante, este año la floración comentó en diciembre y se acentuó en enero para llegar a su máximo en febrero, o sea en pleno verano. ¿El motivo es la mayor temperatura en el mar? Nada más lejos que eso. De hecho las observaciones desde satélite llevadas a cabo por Mariscope, demuestran en varias áreas una baja en las temperaturas. Y esto sí es coherente. Temperaturas más bajas demuestran que hay aportes de masas de agua de otro origen que traen nutrientes. Este es el motivo por el cual las algas han podido florecer de modo explosivo en verano.

SST y CHLO 30 Enero 20160_ChloA0_20

¿Por qué se da una llegada de masas de agua fría y ricas de nutrientes en verano? Esto tiene que ver con el fenómeno de El Niño que durante el 2015/2016 llegó a tener anomalías térmicas de hasta 7 grados centígrados en el Pacífico ecuatorial, con una acumulación de energía de miles de millones de Megawatts. Este fenómeno, del cual se desconocen todavía muchas relaciones causa-efecto, tiene como resultado una inversión de los flujos y reflujos en todo el Pacífico.

El cambio en la circulación oceánica ha resultado en un aporte de masas de agua lo suficientemente ricas en nutrientes que en combinación con los días soleados de este verano ha tenido un efecto catastrófico para la industria, por lo que tiene que ver con el bloom de algas.

¿Qué se puede hacer? Poco y nada a parte de medir y predecir. Hoy en día no estamos en grado de influenciar las corrientes oceánicas, y los fenómenos de El Niño y La Niña continuarán acentuándose en los próximos años por el cambio climático (aquí sí podemos hacer algo: reducir emisiones y consumismo). Lo que se puede hacer, entonces, es tener información temprana sobre la situación actual del océano para iniciar con los planes de mitigación que seguramente necesitan por su parte una revisión después de lo sucedido. Debemos tener presente en este caso los métodos empíricos que se basan en la observación y no en la modelación hasta no estar preparados para esta metodología.

En el caso del evento de este año, ya en septiembre de 2015 se tenían evidencias de lo que iba a suceder.

Christian Haag

Oceanógrafo físico (Universidad de Kiel, Alemania)

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