El Día Nacional del Emprendimiento es una valiosa oportunidad para parar y observar nuestro ecosistema de emprendimiento local y ver cómo está cada día más interconectado no solo a lo largo de todo Chile, sino con el mundo. Es probable que entre muchos esté instalada la creencia que para internacionalizar un negocio, levantar capital y tener gran impacto en trabajadores, consumidores y comunidades, tarde o temprano se vuelve inevitable trasladar toda o parte importante de la operación a la capital, aún más cuando el país tiene reputación de ser centralizado como Chile, pero la verdad es que los números y casos de éxito demuestran que no necesariamente es así.
Gracias a los avances tecnológicos, la conectividad y el desarrollo de nuevas industrias y segmentos, hoy tenemos la oportunidad de capitalizar el tremendo activo dentro del cual estamos insertos, que atrae a cada día más talento motivado por vivir en nuestra zona vinculado a una industria local u otra en alguna parte del país o el mundo ¡Y se puede! Un ejemplo de esto es Manuel Rozas, quién fundó Kura Biotec en Puerto Varas, con el objetivo de investigar y agregar valor a los cultivos marinos. El resultado fue un catálogo de enzimas para análisis forense, hoy utilizado por el FBI en Estados Unidos.
Emprendedores y empresarios de nuestra zona han tenido que cumplir exigentes estándares y adaptarse a cambios globales relevantes. Esa misma escuela los ha ayudado a cruzar las fronteras de Chile y, a modo de ejemplo, si miramos el grupo de emprendedores Endeavor de la Patagonia los números muestran que sin cambiar la ubicación de sus oficinas centrales, el 100% de ellos están hoy promoviendo productos y servicios chilenos en los mercados de Latinoamérica (LATAM), Estados Unidos, Europa y Asia, habiendo nacido al alero de industrias tan distintas como las de acuicultura, biotecnología, tecnologías de la información (TI), construcción y transporte.
Esto nos demuestra el sin fin de oportunidades que ofrece Chile y sus regiones, donde probablemente lo más relevante es la capacidad de los emprendedores para tomarlas, innovar y mirar más allá de nuestras fronteras.
En concreto, vemos en el sur un ecosistema dinámico, con actores comprometidos y un potencial de crecimiento y de impacto mundial. Sin embargo, para que este tenga impacto relevante, necesitamos el compromiso a largo plazo del sector público y privado, al igual que de los mismos emprendedores.
El sector público tiene la tarea de seguir generando los espacios necesarios de encuentro entre el mundo privado, público y la academia, con el objetivo de desarrollar y perfeccionar políticas públicas que contribuyan a potenciar ambientes colaborativos para proyectos innovadores y con potencial de alto impacto. El sector privado tiene también un rol fundamental para potenciar los emprendimientos nacionales, abriendo sus puertas a proveedores locales, educando, apoyando e incluso compartiendo el riesgo.
Finalmente, emprendedores les toca a ustedes la tarea de abrir sus redes de contacto y expertise a sus pares. No solo son ustedes el mejor ejemplo para alguien que está partiendo sino que además «juntos somos más».
Tenemos la oportunidad de convertirnos en referentes en materia de emprendimiento e innovación desde regiones, y solo a través de un trabajo conjunto seguiremos fortaleciendo nuestro ecosistema hasta convertirnos en un país, de norte a sur, de emprendedores.