A potenciar la I+D+i

May 5, 2015

La Investigación + Desarrollo + innovación (I+D+i) sigue ausente de los grandes debates de futuro del país y, para muchos chilenos, todavía aparece como un discurso lejano de una élite política y económica y no como una respuesta a sus preocupaciones más urgentes. En el sector acuícola esto no es muy diferente y las preocupaciones […]

La Investigación + Desarrollo + innovación (I+D+i) sigue ausente de los grandes debates de futuro del país y, para muchos chilenos, todavía aparece como un discurso lejano de una élite política y económica y no como una respuesta a sus preocupaciones más urgentes.

En el sector acuícola esto no es muy diferente y las preocupaciones de corto plazo tienen la agenda copada, sin posibilidades aún de abrir una ventana a las tendencias que se vislumbran en el mediano y largo plazo. Sin embargo, existe consciencia de que los problemas de hoy están estimulando el desarrollo de soluciones a través de algunos esfuerzos de I+D+i.

Años de investigación en biología han generado un vasto conocimiento acerca de los componentes de los sistemas complejos que caracterizan a la vida, desde eventos moleculares fundamentales en células individuales hasta ciclos biogeoquímicos, pasando por la fisiología de los más diversos organismos que habitan la Tierra o las complejas relaciones que conforman los ecosistemas. Todo esto significa, sin duda, nuevas potencialidades. Son insospechadas las posibilidades que esta nueva biología abre en relación con algunas de las grandes preocupaciones de la humanidad, como alimentos, medio ambiente, energía y salud, por ejemplo, y el impacto que podría tener en la generación de nuevas industrias que configurarían la economía del futuro. En este ámbito, el sector privado juega un rol fundamental pues aún cuando el Estado es el pilar para el desarrollo de I+D+i, por la naturaleza de estas actividades, puede llegar a ser una de la inversiones más rentables en el largo plazo.

En el sector acuícola observamos algunas particularidades, como el hecho de que la utilización de la I+D+i presenta un grado mayor de impaciencia comparada con sectores como la agricultura, la cual aprendió la lección gracias al empleo de prototipos y pilotos. Ha existido un requerimiento acelerado por obtener rápidos retornos de la investigación, llegando en muchos casos a tener resultados desalentadores, una vez que se ha puesto en práctica.

Esencialmente nos vemos enfrentados al dilema de los tiempos y plazos. El sector de la ciencia funciona a ritmos y a plazos distintos que el de la producción y muchas veces son estos tiempos los que juegan en contra de la comprensión del rol de cada uno de ellos. Lo anterior, se agrava producto de la escasa comunicación y uso de un lenguaje inapropiado e incomprensible. Y es aquí donde surge una de las claves para el desarrollo sostenido del sector acuícola: la confianza entre los actores que intervienen en el proceso, desde la creación del conocimiento, su desarrollo e implementación a escala piloto y posteriormente su utilización en forma masiva en los procesos productivos.

Hoy la desconfianza se ha convertido en uno de los principales escollos para la comunicación y el entendimiento entre la ciencia y la producción. Por eso estamos frente a un desafío de personas más que de instituciones u organismos. Y el trabajo es estimular conversaciones que enriquezcan, que rompan barreras y que por medio de conocer y entender, nos lleve a confiar más.

Por ello en acuicultura el problema no es la falta de interés por invertir en I+D+i, sino más bien la necesidad de una identificación sistemática y conjunta entre la ciencia y la producción, de dónde existe un potencial negocio o las vías más apropiadas de mejoras a la productividad.

Fernando Bas Mir

Docente del Departamento de Ciencias Animales de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la PUC

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