Un curanto en hoyo al fin del mundo, el avistamiento de fauna marina, como delfines chilenos o marsopas, y la posible contemplación de ballenas azules, son los ganchos con que empresarios de la Isla Cailín, la más austral del archipiélago de Chiloé (Región de Los Lagos) y la más golpeada por la crisis del salmón, pretenden reconvertirse al turismo, especialmente náutico.
Tras la debacle provocada por el virus ISA, las Floraciones Algales Nocivas (FANs) o "marea roja" y la crisis económica mundial, Quellón perdió en menos de dos años unos diez mil empleos directos e indirectos, según explica a El Mercurio el alcalde Iván Haro.
Sólo la Oficina Municipal de Empleo llegó a inscribir a 2.500 personas esperando trabajo en planes de emergencia. Luego del shock inicial, unas 4.300 personas se fueron de la comuna de 25 mil habitantes, que hoy tratan de levantar su pueblo en un rubro no explotado: el turismo. "Estamos elaborando un plan de desarrollo para promover emprendimiento y que focaliza potentemente el turismo", dice Haro.
"Estamos saliendo más, conectándonos con Sernatur, con turoperadores, tratando de hacerlo mejor. Y hay un esfuerzo de la ciudad, de ponerla más linda y más limpia. Si en algo nos ayudó la crisis, fue a eso, a que la gente tome el turismo como una opción viable", dice Ana María Jaramillo, quien se reinstaló en la Isla de Cailín, luego de vivir tres décadas en Estados Unidos.
Cuenta que muchos dueños de cabañas, que servían a la industria salmonicultora, ahora "postulan a fondos públicos para subir el nivel de sus servicios".
Lo grafica con el caso del Hotel Patagonia Insular, un cuatro estrellas local, que abrió tras el auge salmonicultor y se enfoca en el turismo. "Hay mucho extranjero que se embarca en los ferries", explica un empleado del hotel.
En este rubro Quellón quiere mostrar sus riquezas naturales, como "la fauna marina", dice Jorge Oyarce, de Aventura Darwin, que ofrece tres circuitos náuticos. Ahí, las ballenas son el mayor tesoro, aunque esquivo e impredecible. "Nadie sabe cuándo vendrán", dice Ana María.
En el 2009 estuvieron esquivas, pero investigadores prevén que hasta mayo se dejarán ver en la zona, atrayendo a más turistas.