La Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria, Mattilsynet, ha informado de la detección de la enfermedad renal bacteriana (ERB), una infección contagiosa, en cuatro centros de cría de salmón de Lerøy Midt, en el centro de Noruega.

Mattilsynet declaró que en los cuatro centros de cultivo había o se sospechaba la presencia de la enfermedad, y la autoridad declaró que creía que había un mayor riesgo de enfermedad en todas las instalaciones de la región 6 (PO 6) de Noruega, dedicada a la cría de salmón. Añadió que «se han puesto en marcha medidas» para prevenir nuevos contagios, incluido el sacrificio de todos los peces afectados en las jaulas.

«La BKD es una enfermedad contagiosa grave y de declaración obligatoria, que puede tener consecuencias importantes para la salud y el bienestar tanto del salmón salvaje como del de piscifactoría», declaró la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria en un comunicado.

Aseguraron que están  haciendo un seguimiento de la infección, y que aún no se sabe cómo la enfermedad – que no se ha detectado en la región en 15 años – entró en la zona. Mattilsynet informó de que transcurrió más de un año entre la liberación de los esguines en la región y la detección de la enfermedad en la primera de las cuatro instalaciones.

«Esto puede indicar que la fuente de infección no es el esguín, sino otra, por ejemplo de peces salvajes de la zona», indicó la autoridad. Sostuvieron de que la enfermedad parece haberse propagado a través del contacto entre instalaciones de barcos de pozos y buques de desparasitación.

Debido al mayor riesgo de propagación de la enfermedad, la autoridad aseveró que deben realizarse pruebas de detección de la BKD en todas las instalaciones de la región. Recomiendan que se examinen todos los reproductores que mueran en los nueve meses anteriores al desove, que todos los controles sanitarios de diagnóstico de la región incluyan exámenes para detectar la ERB, que el control de esguines y alevines incluya exámenes para detectar la ERB, y que la región sea «extremadamente cuidadosa» al considerar la bioseguridad.

«Esto se aplica en particular a los barcos de los pozos y a las embarcaciones de desalinización», manifestaron. «Se trata de una responsabilidad que incumbe tanto a la compañía naviera como a los responsables del buque y a quienes lo utilizan para el transporte y el tratamiento», culminaron.

Fotografía: Seafood Source