Antimicrobianos en la salmonicultura chilena: Avances, desafíos y nuevas estrategias para su reducción

Oct 14, 2025

Pese al repunte puntual en 2024, la tendencia histórica muestra una baja sostenida en el uso de antibióticos en el cultivo de salmón, impulsada por iniciativas público-privadas y mejoras en la gestión sanitaria.

El control de Piscirickettsia salmonis —agente causal del síndrome rickettsial del salmón (SRS)— continúa siendo uno de los principales retos sanitarios de la salmonicultura chilena. Según el último informe de Sernapesca, esta bacteria es responsable del 96,2% del principio activo utilizado durante la fase de engorda, lo que evidencia su peso en el uso de antimicrobianos del sector.

Así lo destaca Roberto Montt, especialista de Ceres BCA, en un reciente análisis técnico donde detalla que, en 2024, el salmón del Atlántico —que representó el 67,8 % de las cosechas nacionales— registró 412,6 gramos de principio activo por tonelada producida, lo que representa un aumento del 9,7% en el índice anual y del 32,4% en ciclo cerrado respecto a 2023. La autoridad atribuyó esta alza a eventos ambientales adversos, como blooms de algas y bajas de oxígeno, que afectaron la sanidad de los peces, generando mortalidades masivas cercanas a 9.200 toneladas en las regiones de Los Lagos y Aysén durante el último trimestre de 2023 y el primero de 2024.

Pese a ello, Montt subraya que la tendencia de largo plazo sigue siendo positiva. En la última década, el uso de antibióticos ha disminuido un 42,4 %, pasando de 590 gramos por tonelada en 2014 a 340 gramos en 2024. Esto demuestra que los esfuerzos coordinados entre la autoridad y la industria han permitido avanzar hacia una salmonicultura con menor dependencia de tratamientos antimicrobianos.

Iniciativas que impulsan la reducción del uso de antibióticos

La disminución sostenida en el uso de antimicrobianos responde a un conjunto de medidas de gestión sanitaria promovidas tanto por el sector público como por la industria. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran:

  • Programa para la Gestión Sanitaria en la Acuicultura (PGSA), desarrollado por el Ministerio de Economía y SalmonChile, que fortaleció la coordinación entre actores y el monitoreo sanitario.
  • Chilean Salmon Antibiotic Reduction Program (CSARP), colaboración entre el Monterey Bay Aquarium, SalmonChile, el Consejo del Salmón y Salmón de Chile®, centrado en promover mejores prácticas productivas.
  • Proyecto Pincoy, iniciativa conjunta de siete empresas orientada al manejo integral de SRS.

Otra acción clave impulsada por Sernapesca es la certificación PROA-Salmón, que distingue ciclos productivos con baja o nula utilización de antibióticos. En 2024, la biomasa certificada creció de 212.000 a más de 300.000 toneladas, con un consumo promedio de solo 18 gramos por tonelada cosechada. Sin embargo, más de la mitad corresponde a salmón coho —menos susceptible a P. salmonis— y un 23 % proviene de Magallanes, donde la enfermedad es poco frecuente.

Aunque actualmente esta certificación no genera beneficios económicos directos, su consolidación como valor de mercado podría incentivar una mayor adhesión, especialmente entre los productores de salmón del Atlántico.

Nuevas alianzas público-privadas para reducir antimicrobianos

Entre las iniciativas en desarrollo destacan dos proyectos de alto impacto. El Proyecto Yelcho, iniciativa privada apoyada por Sernapesca y el SAG, busca alternativas biológicas para prevenir el SRS, incluyendo el desarrollo de nuevas vacunas. Su primer ensayo experimental contempla siete propuestas de inmunización.

Por su parte, el Proyecto SVAR (Sistema de Vigilancia, Alerta y Respuesta), generado por Sernapesca junto al International Centre for Antimicrobial Resistance Solutions (ICARS), apunta a establecer un sistema de alerta temprana que permita reducir en 25 % el uso de antimicrobianos en la salmonicultura nacional en un plazo de cuatro años.

Además, la mayoría de las empresas productoras cuenta con certificaciones internacionales como BAP, ASC y Global G.A.P., que establecen estándares en materia de sanidad, medio ambiente y bienestar animal. De acuerdo con los reportes de sostenibilidad de SalmonChile y el Consejo del Salmón, la totalidad de la biomasa de sus empresas socias está certificada bajo al menos uno de estos estándares, y más del 75 % posee acreditaciones BAP o ASC.

Desafíos pendientes

A pesar de los avances, persisten limitaciones estructurales que dificultan una reducción más significativa del uso de antibióticos. Entre ellas, Montt destaca:

  1. Eficacia limitada de las vacunas: aunque se aplican masivamente antes del ingreso al mar, su protección frente a P. salmonis es parcial, de corta duración y sin efecto cruzado frente a las cepas dominantes.
  2. Escasas alternativas terapéuticas: el florfenicol representa el 97,0% de los principios activos empleados en mar para los ciclos cerrados en 2024, mientras que la oxitetraciclina presenta largos períodos de carencia y baja factibilidad operativa.
  3. Dosis de registro insuficientes: las dosis aprobadas para florfenicol oral no siempre resultan efectivas en condiciones de campo, lo que genera sobredosificación.
  4. Disminución de la susceptibilidad bacteriana: entre 2017 y 2024, un 54,7% de los aislados de campo obtenidos en la vigilancia realizada por IFOP mostró susceptibilidad reducida a florfenicol, mientras que los resultados de la vigilancia oficial del programa de SERNAPESCA muestran una tendencia al alza en la proporción de aislados con susceptibilidad reducida, pasando del 48,4% en 2021 al 76,1% en los primeros meses de 2024..
  5. Predominio del genogrupo LF-89, menos sensible a antimicrobianos, que superó el 80% de los aislamientos en 2023 según los resultados de IFOP.

Próximas líneas de acción

De acuerdo con el análisis de Montt, las acciones necesarias para consolidar la tendencia a la baja en el uso de antimicrobianos incluyen:

  1. Fortalecer las medidas preventivas y promover alternativas biológicas, como nuevas vacunas eficaces frente a ambas cepas de P. salmonis y continuar la exploración de otras alternativas de control del patógeno.
  2. Avanzar en el desarrollo y registro de nuevos principios activos para el tratamiento de SRS, de modo de diversificar los tratamientos y reducir el riesgo de resistencia bacteriana.
  3. Ajustar las dosis registradas de florfenicol a las dosis efectivas observadas en campo, para estandarizar tratamientos y disminuir la variabilidad de aplicación entre centros.

En síntesis, el escenario sanitario de la salmonicultura chilena muestra avances sostenidos y desafíos complejos. La colaboración entre la autoridad, la academia y el sector privado será clave para avanzar hacia una producción cada vez más responsable, con menores riesgos sanitarios y un uso racional de los antimicrobianos.

Fotografía referencial: Sernapesca

 

 

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