Chilenos comen 7 kg de pescado al año, dos veces menos que en Perú

Ago 19, 2013

(El Mercurio) Chile tiene alrededor de 4.300 kilómetros de costa y per cápita se consumen 7 kilos de pescado al año. La media mundial es de 17,8 kilos per cápita, mientras que la latinoamericana es de 9, presentando variaciones en países como Colombia -los de menor consumo en el continente, con 6 kilos-, y Perú, […]

(El Mercurio) Chile tiene alrededor de 4.300 kilómetros de costa y per cápita se consumen 7 kilos de pescado al año. La media mundial es de 17,8 kilos per cápita, mientras que la latinoamericana es de 9, presentando variaciones en países como Colombia -los de menor consumo en el continente, con 6 kilos-, y Perú, con 22,1 kilos, según reportes de la FAO. En Japón la cifra asciende a 60,2 kilos por habitante.

"En los 7 kilos están considerando el pescado de la industria, en realidad este país consume 5 kilos y medio per cápita de pescado fresco. Además, la mitad se consume en Semana Santa", dice Héctor Tejada, presidente nacional de la Asociación de Ferias Libres (Asof).

Solo un 11% de la población consume pescados una vez por semana, una cifra bajísima si se considera que Chile es una de las diez principales naciones pesqueras del mundo.

Razones de bajo consumo

Una cultura relacionada con la tierra y el cultivo de animales explicaría el bajo consumo. "La pesca para consumo humano no era importante y, cuando lo fue, se enfocó en la industria de la harina y aceite de pescado de exportación", argumenta Rodrigo Mekis, director de La Pesca de Los Mekis.

Los productos pesqueros pueden provenir de desembarques, acuicultura o importaciones. Según un estudio realizado por la Subpesca, los cultivos de pescado están orientados fundamentalmente a abastecer el mercado externo, por la competitividad de los precios. Esto sobre todo en el caso de la merluza y el jurel. La disponibilidad de recursos para el mercado local se restringe a los desembarques, que muestran una tendencia a la baja por la disminución de sus cuotas de captura producto del agotamiento del recurso que, sumado a que una gran proporción se utiliza en procesos industriales para elaborar harina de pescado, implica una menor disponibilidad de materia prima para generar consumo humano directo.

Los pescados más populares en Chile son la merluza y la reineta, y luego la corvina, el congrio dorado y el salmón, según el "Diagnóstico del consumo interno de productos pesqueros en Chile", elaborado por Econometrics a solicitud de Subpesca.

"Hoy está todo caro porque hay pocos recursos. Estamos vendiendo una merluza que parece pejerrey. Los pescados que están llegando a la feria no deberían ni llegar, pero los pescadores no tienen otro recurso para sobrevivir", dice Tejada. "Está prohibido que el pescado llegue o salga del terminal con vísceras y hoy estamos comprando con vísceras", advierte.

En todos los rangos etarios, el consumo de pescado es el menor entre las carnes. Solo en las personas mayores de 65 años, las cifras muestran un mayor consumo de pescado que de carnes procesadas, pero la diferencia es mínima. El grupo socioeconómico alto, que más frecuentemente consume pescados o mariscos en el país ingiere al año aproximadamente entre 14,4 y 19,2 kilos, lo que sería entre 65% y 87% inferior al consumo de Perú, país que presenta un panorama de costas similar al chileno.

Falta de incentivos

Pablo Galilea, subsecretario de Pesca, dice que al darle valor agregado a los productos y mejorar los canales de comercialización, la actividad será más rentable a largo plazo. El margen de comercialización de algunos productos frescos en Chile alcanza el 70% en el caso de los supermercados y 49% en el mercado central, según datos de Subpesca. "Un producto de bajo costo que podría ser comprado por la población se transforma en un producto caro que la gente no puede comprar", advierte Tejada.

"En la playa, a los pescadores les están pagando mil por la caja de merluzas y en el terminal las venden a 0 mil. Con esto se agobia al pescador y, además, se deprime el consumo, porque no hay políticas al respecto", advierte Tejada. En el terminal, hoy el kilo de merluzas ronda los .500 y la reineta, los .000. En La Pesca de Los Mekis, en tanto, se venden solo filetes de pescado calidad premium y los precios varían entre mil y 0 mil el kilo.

Según el informe de Subpesca, una forma de aumentar la oferta sería reemplazar el uso para harina de pescado de algunas especies como anchoveta y sardinas, y orientarlas al consumo humano. Esto requiere un costoso cambio tecnológico y la implementación de altas exigencias de calidad. Además, la elaboración de harina de pescado es un negocio rentable. Desde la Subsecretaría de Pesca explican que los factores que inciden en un consumo interno crítico de pescados son la oferta y disponibilidad de productos, los precios y comercialización, la asociatividad, políticas de fomento, aspectos regulatorios y fiscalización.

Mercado fatigado

El atún -del cual un 98% es en conserva- es el principal producto pesquero importado en nuestro país, con un 59% del peso total de los envíos llegados en 2010, según datos de la Subpesca. Le siguen la sardina, con 16%, y el camarón, con 6%, entre otros. Los principales exportadores son Ecuador y Colombia.

Pablo Galilea explica que esto tiene que ver con el consumo de conservas que se ha generalizado en el mercado local, y por la rapidez y la facilidad de acceder al producto. "Existe una baja fidelización a los productos nacionales y mucho desconocimiento de cuáles son los recursos que se extraen localmente", dice.

La región con mayor cantidad de extracciones de pescado es Biobío, con 35% de los desembarques. Si a esta se suman Los Ríos, Los Lagos y Aysén, explican el 60% de las extracciones.

Además del clima, el sector pesquero ha estado influenciado por las "malas decisiones de administración que afectan la disponibilidad de los recursos", dice Galilea. Información de marzo de este año muestra que la pesquería de besugo y sardina española están agotadas, mientras que diez pesquerías -entre ellas la del jurel y la merluza común- están sobreexplotadas y 15 están en plena explotación, es decir, el recurso se administra de manera sustentable. "Ha significado que las cuotas pesqueras se reduzcan y desciendan las exportaciones de recursos pesqueros", asegura Galilea. Esto es precisamente lo que busca revertir la Ley de Pesca.

 

Fuente: El Mercurio

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