Innovación + educación para enfrentar la crisis hídrica

May 19, 2022

La crisis hídrica es uno de los efectos más severos que nos está dejando el cambio climático. Hace 10 años atrás nadie se habría imaginado que Chile, un país con una extensa fuente natural de lagos y ríos llegaría a estar hoy entre los 30 países del mundo con un mayor estrés hídrico, estimándose que […]

La crisis hídrica es uno de los efectos más severos que nos está dejando el cambio climático. Hace 10 años atrás nadie se habría imaginado que Chile, un país con una extensa fuente natural de lagos y ríos llegaría a estar hoy entre los 30 países del mundo con un mayor estrés hídrico, estimándose que esto se agravará aún más en los próximos años. Y la realidad es que este cambio fue abrupto y ha costado encaminar medidas que solventen el problema proyectando soluciones a largo plazo.

Si bien hace un tiempo, tanto desde el mundo corporativo como desde la ciudadanía, cuidar el agua era una decisión “opcional” que podía ser una fuente de reconocimiento hoy es un deber, al que cada día se adhieren más, entendiendo que es una fuente agotable que de no ser gestionada de manera sostenible nos pondrá en jaque como sociedad considerando que todas las actividades sociales y económicas dependen, en gran medida, del abastecimiento de agua.

La verdad que caminos hay varios y uno de ellos es hacer un correcto enlace entre invertir en soluciones innovadoras y sustentables a nuestras cadenas de valor complementándolo con una visualización de la educación como un aspecto fundamental para el desarrollo de una cultura hídrica.

En este sentido debemos avanzar en modelos que permitan al país, al mundo privado y a las comunidades adquirir no solo un compromiso con el medio ambiente y el agua en específico, sino que apostar por herramientas y soluciones que puedan ser tomadas por los diferentes actores cambiando el actual paradigma del manejo del agua. Si bien el 70% del agua se va a procesos industriales, la urgencia recae en la educación porque con ello tenemos la posibilidad de unificar las estratégicas.

Un ejemplo de esto es la adquisición de soluciones que permitan darle una segunda vida al agua residual a la vez que protegemos la tierra y el aire mediante procesos que tengan un menor gasto energético que el usado en los sistemas convencionales y un menor uso de agentes contaminantes como lo son los químicos. Hace 12 años cuando comenzamos con Biofiltro nuestro modelo basado en la revitalización del agua mediante el uso de lombrices podía ser visto como algo artesanal, hoy y gracias al I+D es una solución estandarizada que no solo permite darle una segunda vida al agua, sino que también recudir las emisiones de gases invernadero y regenerar suelos. En 2021, mediante este sistema, se alcanzaron más de 695.600.000 litros de agua residual revitalizada para riego, equivalentes a más de 200 piscinas olímpicas y 21.000 m3 de tierra de lombriz producida, equivalente a un bio fertilizante útil para 3.000 hectáreas.

La toma de decisiones de grandes empresas está apuntando a adquirir tecnologías/productos que vayan en este camino, estando el desafío en masificar estas soluciones a escala local permitiendo que, así como hoy una gran empresa regenera sus aguas utilizándola para riegos y otros procesos, los municipios, comunidades rurales, colegios y otros también puedan hacerlo. Si lo pensamos es a su vez una nueva mirada hacia la descentralización, con procesos más eficientes y con menos dependencia de terceros.  No olvidemos que cientos de comunas en Chile hoy deben movilizar sus residuos kilómetros hacia otros centros urbanos contaminando su entorno en varios puntos de este recorrido.

Por ello la mejor manera de cuidar el planeta es avanzando en un modelo de circularidad, donde seamos eficientes y sustentables en todo ámbito – uso energético, manejo de residuos, tratamiento de agua, transporte, planificación urbana – y que tanto la gran empresa como el vecino entienda cómo cuidar su agua. El modelo ideal será cuando cada uno se haga cargo de sus residuos sin intervenciones de terceros, y aquí las soluciones de triple impacto como las lombrices son un modelo que se encamina a ello. Pero, así como este hoy vemos varias otras innovaciones sustentables que están haciendo los procesos cotidianos. Abramos los ojos ante la oportunidad que ofrece la innovación acompañada de la educación, y cuando creamos que algo no tiene solución pensemos en cómo las industrias tradicionales, el emprendimiento y la comunidad se pueden unir para resolverlo.

Rafael Concha

Cofundador de Biofiltro

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