[OPINIÓN] Sistema de Observación del Océano para la Corriente de Humboldt

Ago 19, 2020

Por Kristin M. Kleisner1, Mauricio Gálvez2 y Héctor Soldi3 1 Científica Senior de Océanos; Environmental Defend Fund (EDF) 2 Consultor Independiente en Océanos y Pesquerías 3 Consultor Independiente; Exviceministro de Pesca y Acuicultura de Perú El Sistema de Corrientes de Humboldt (SCH), que se desarrolla a lo largo de la costa Pacífica de Sudamérica, desde el […]

Por Kristin M. Kleisner1, Mauricio Gálvez2 y Héctor Soldi3

1 Científica Senior de Océanos; Environmental Defend Fund (EDF)

2 Consultor Independiente en Océanos y Pesquerías

3 Consultor Independiente; Exviceministro de Pesca y Acuicultura de Perú

El Sistema de Corrientes de Humboldt (SCH), que se desarrolla a lo largo de la costa Pacífica de Sudamérica, desde el norte de la Patagonia hasta el sur de Ecuador, es uno de los ecosistemas marinos más productivos del planeta en términos de pesquerías. Esta abundancia se sustenta en la surgencia de aguas subsuperficiales frías y ricas en nutrientes, que proveen el sustento para los pequeños organismos del plancton que conforman la base de la trama o cadena alimenticia. La intensidad de la surgencia es moderada por los vientos alisios que soplan del Suroeste hacia el Ecuador, los que a su vez dependen fuertemente de la intensidad y posición del anticiclón del Pacífico Sur-Este. Sin embargo, el sistema de surgencias varía de año en año, dependiendo de las condiciones de El Niño – Oscilación del Sur (ENOS). Por ejemplo, si el año El Niño (cálido) o La Niña (frío) es fuerte o débil, tendrá efectos en la intensidad y posición del anticiclón y en consecuencia, en los vientos que causan el afloramiento, en cuánto plancton habrá, y si estas criaturas estarán cerca o lejos de la costa. La surgencia y el plancton resultante son responsables de los complejos sistemas que dan lugar a la gran productividad de la vida marina en nuestras costas, incluyendo a unos pequeños peces pelágicos como la anchoveta y la sardina, a los animales mayores que se alimentan de ellos como la jibia o pota, atunes, tiburones, y los mamíferos marinos, y también de una variedad de algas. Estas “plantas marinas” no solo son una fuente de alimento y soporte de la economía de muchas comunidades costeras, sino que también proveen refugio para otras especies y ayudan a mitigar los daños en las costas producidos por marejadas y tormentas, a la vez que capturan carbono y producen oxígeno.

Como resultado de estas fluctuaciones anuales en la intensidad de las surgencias, la región produce entre el 6 y 20% de la captura mundial de peces, moluscos y algas, en un área que representa menos del 1% de la superficie de los oceános. Las pesquerías del SCH tienen un impacto global y soportan una cadena de abastecimiento para la producción de alimentos, para la acuicultura, para la producción de fármacos y mucho más, haciendo que estas pesquerías sean críticas para la seguridad alimentaria y la prosperidad económica mundial. Adicionalmente, la “bomba climática”, o el anticiclón del Pacífico Sur-Este, que sostiene al SCH, es clave en la regulación de la productividad del océano Pacífico Suroriental y el clima de las zonas continentales. Por lo mismo, es imperativo que los científicos y tomadores de decisiones anticipen las condiciones del ENOS y sus efectos e impactos en los ecosistemas marinos mediante el monitoreo de las condiciones climáticas y oceanográficas en esta área.

Una de las características del SCH es su alta variabilidad climática estacional, interanual, e interdecadal que hace muy complejo su seguimiento y las predicciones necesarias para el manejo de las pesquerías. Una fuente de complejidad adicional es el cambio climático, el cual amplifica la variabilidad natural del sistema, resultando en cambios en la intensidad y posición del anticiclón, y por lo tanto en la intensidad y frecuencia de los eventos ENOS y las surgencias. Aún hay mucho por estudiar acerca de cómo los efectos relacionados con el cambio climático podrían alterar el sistema de surgencias y las pesquerías. Varios estudios han sugerido que hay una alta probabilidad de que la intensidad de las surgencias se desplazaría hacia los polos. Si esto sucediera, el actual centro de intensidad de surgencia en las costas peruanas se debiera trasladar hacia el sur y aguas chilenas, resultando en cambios importantes de ubicación de muchas especies comerciales, incluyendo la anchoveta, y la posible aparición de otras especies, sin mencionar otros importantes efectos en tierra, tales como cambios en la desertificación, sequías y posible aceleración en el derretimiento de glaciares.

Para comprender mejor estos cambios, se necesitará disponer de un sistema comprehensivo de observación del océano y las aguas costeras del SCH, que opere a una escala que permita detectar variaciones a nivel de esos ecosistemas y los cambios en la distribución y abundancia de las especies, particularmente de aquellas compartidas entre Chile y Perú. Varios países operan algún tipo de sistema de observación de los océanos que están compuestos por instrumental móvil (cruceros científicos, gliders oceanográficos y boyas de deriva) y fijos (estaciones costeras meteorológicas y mareográficas, radares, y boyas fijas oceanográficas, entre otros). En un ecosistema como el de la corriente de Humboldt, donde los procesos físicos y biogeoquímicos ocurren en diferentes escalas temporales y espaciales, es clave disponer de una combinación de tecnologías móviles y fijas. Con todo, un sistema de observación bien diseñado juega un rol clave en proveer una línea base de información sobre el estado de los océanos incluyendo las condiciones oceanográficas y de los recursos marinos, ambos componentes básicos para la predicción de los efectos relacionados con los cambios en el clima, e imprescindibles para el manejo sustentable de los ecosistemas marinos y costeros.

Chile y Perú colectan varios tipos de observaciones físicas y ecológicas utilizando una amplia variedad de instrumentos. Sin embargo, muchas de estas observaciones ocurren regionalmente al interior de las aguas de cada país, y las diferentes plataformas de observación no están necesariamente conectadas. Por ejemplo, el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) ha desarrollado cruceros oceanográficos y de evaluación de stocks de manera regular en sus costas desde la década de 1960, pero estos cruceros se han desarrollado en diferentes regiones de las aguas peruanas a lo largo del tiempo. Otros instrumentos, tales como anclajes oceanográficos y vehículos submarinos autónomos han sido operados esporádicamente. De igual forma, la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina ha instalado boyas oceanográficas fijas cerca de sus costas para complementar el sistema de recolección del Tropical Ocean Global Atmosphere (TOGA) que recientemente han sido reforzadas con nuevos anclajes, aunque las series de datos de estas boyas no han sido continuas.

En Chile, la situación es dispersa, el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) ha desarrollado cruceros oceanográficos y de evaluación de stocks de manera regular, pero sus estaciones oceanográficas fijas (boyas) son mínimas y no están enlazadas con otros sistemas de datos, como los que actualmente poseen algunos centros de investigación y universidades. Solo recientemente, la Mesa de Océanos convocada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación entregó una propuesta para desarrollar un sistema integrado de observación en la Zona Económica Exclusiva (SIOOC: Sistema Integrado de Observación del Océano Chileno).

Por otro lado, a nivel de la región la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) coordina el Programa del Estudio Regional Fenómeno de El Niño (ERFEN) que realiza anualmente desde 1998, cruceros regionales conjuntos de investigación oceanográfica en el pacífico Sudeste entre sus países miembros (Colombia, Ecuador, Perú y Chile). Todos estos esfuerzos nacionales y regionales pueden ser coordinados y complementados para obtener una serie coherente de información y datos que permita contar con sistema de información para el monitoreo y seguimiento del SCH a diferentes escalas de tiempo.

Dada la particular variabilidad del SCH, combinada con la incertidumbre sobre el cambio climático, es necesario desarrollar un sistema sofisticado de observación costera y oceánica integrado entre ambos países, con su correspondiente plataforma de datos, y herramientas analíticas cuyos resultados permitan mejorar y adaptar la toma de decisiones para el adecuado manejo de sus pesquerías. Como las especies van a desplazarse cada vez más, probablemente cruzando los límites marítimos, el manejo pesquero colaborativo entre Chile y Perú será crucial. Desarrollos científicos conjuntos y colaboración son puentes que Environmental Defend Fund (EDF) junto con Imarpe e IFOP están planificando con el objeto de promover prácticas de manejo pesquero más armónicas a lo largo del SCH. Es más, proyectos binacionales co-financiados por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF en inglés), son una evidencia del interés de los gobiernos de Chile y Perú por colaborar en el manejo pesquero a una escala de ecorregión marina. En última instancia, y dada la apremiante situación económica que la crisis sanitaria producida por el Covid-19 impone, creemos que es el momento oportuno para que ambos países aúnen experiencias y recursos en toda la región para lograr avances en las capacidades de observación, predicción y alerta temprana con respecto a la dinámica física de los océanos y los impactos climáticos en la pesca.

La colaboración técnica entre ambos países mejorará la habilidad de los científicos de entender a un nivel ecosistémico los efectos del clima en las pesquerías y, en último término, debiera mejorar la respuesta al manejo de las pesquerías en el contexto del cambio climático. Un sistema de observación que opere a lo largo del ecosistema del SCH permitirá generar alertas tempranas de cambios inminentes y predicciones en la distribución de las especies. Esto permitiría a cada país aplicar un manejo adaptativo de las pesquerías de manera coordinada, o al menos armonizada. En general, este proyecto internacional y multidisciplinario ayudaría a reforzar la colaboración entre dos grandes naciones pesqueras, que están motivadas para abordar y planificar proactivamente los efectos relacionados con el clima en sus ecosistemas marinos.

Mauricio Gálvez

Ingeniero pesquero de la PUCV, con estudios de Magister en Políticas y Planificación de Recursos Naturales en la Universidad de Lincoln, Nueva Zelanda, y diploma en Ley del Mar y Políticas de la Academia de Rodas en Grecia. Hoy es consultor independiente en océanos y pesquerías.

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