Se ha publicado recientemente que 14 de las 16 pesquerías industriales han aumentado sus biomasas en diez años, en particular se menciona que el jurel aumento su biomasa en 394% entre el 2013 y el 2022 (AQUA, 15 de marzo de 2023). Pero qué relación tiene esta afirmación con el reciente informe sobre el estado de situación de las pesquerías en el 2022, que considera 45 pesquerías principales de las cuales 24 con puntos biológicos de referencia (PBR), 17 sin PBR y 4 en veda con PBR no actualizados (SUBPESCA, 2023).
De las 28 con PBR se señalan 4 pesquerías sub-explotadas, 8 en plena explotación, y 16 sobreexplotadas y agotadas (4 de éstas en veda). Y si se consideran solo las pesquerías con licencias transferibles de pesca y con permisos extraordinarios de pesca, 4 pesquerías están sub-explotadas, 6 en plena explotación, y 11 sobre-explotadas y agotadas (4 de las cuales en veda).
Hay que precisar que desde cualquier estado los recursos pesqueros pueden aumentar sus biomasas, pero hay que indicar desde que niveles de biomasa se produce esta recuperación. Cabe señalar que cuando los recursos pierden la capacidad para retomar puntos de equilibrios estables, por una sobreexplotación, es porque están en períodos de transición. Mientras más lejos de la curva de producción este el punto de transición, mayor será la dificultad de recuperar un punto de equilibrio, sobre todo el punto del rendimiento máximo sostenido y más aún el rendimiento máximo económico que sería más recomendable. Hay veces que los puntos de transición están tan lejos que es poco probable la recuperación de las pesquerías a niveles de antaño.
Con el jurel hay que tener cuidado, porque el índice de abundancia captura por unidad de esfuerzo (CPUE), que se ocupa en la evaluación del stock, parece estar sobreestimado en más del doble en el 2020, 2021 y 2022 en la zona centro-sur de Chile (SPRFMO/SC10-JM05, 2022). En dicho informe se indica que este índice podría estar afectado por el fuerte aumento de la concentración de peces cerca de la costa y se recomienda precaución al usarlo porque podría estar sobrestimando la recuperación del stock.
Entonces precisemos bien las cosas para no confundir y entender que el estado de los recursos debe ser definido de la mejor manera posible, incluyendo las variaciones espacio-temporales, y que para eso están los especialistas. No obstante, los usuarios (industriales y artesanales) tienen todo el derecho de opinar, sobre todo ahora que debemos desarrollar efectivamente un manejo con gobernanza, bajo un enfoque ecosistémico y precautorio, en tiempos de un cambio climático en acción.
Por otra parte, representantes de la industria centro-sur compartieron la necesidad de mayor investigación por parte del Estado para abordar planes de recuperación de pesquerías agotadas y para determinar los PBR de pesquerías de las que se desconoce su estado de conservación real (AQUA, 22 de abril de 2022). Estamos muy de acuerdo con la necesidad de mayor investigación en estos y otros puntos relevantes, pero también es necesario mayor calidad, incluida la privada. Y la industria privada ha hecho esfuerzos al respecto, creando centros de investigación en el norte, centro y sur del país. Pero si de calidad se trata, ¿cuántos de estos centros tienen directores e investigadores con doctorados, como única forma de investigar en la frontera de un conocimiento necesario para un manejo con enfoque ecosistémico y precautorio? Es mejor tener claro este problema y resolverlo, es un desafío país. También debemos resolver el problema de una gobernanza más adecuada para los fines de este tipo de manejo pesquero, el cual frente al cambio climático requiere acuerdos muy claros para prevenir sus efectos y riesgos asociados, y desarrollar los planes de adaptación necesarios tanto en pesca como en acuicultura.