Las políticas que están resucitando la economía de Japón

Jul 29, 2013

(La Tercera) A diferencia de la mayoría de los países, las perspectivas económicas de Japón parecen mejorar todos los meses. Esta semana el gobierno -en su Informe Económico Mensual- reportó mejores condiciones de la actividad por tercer mes consecutivo. Y también aseguró la continuación de las reformas pro crecimiento y políticas no convencionales que le […]

(La Tercera) A diferencia de la mayoría de los países, las perspectivas económicas de Japón parecen mejorar todos los meses. Esta semana el gobierno -en su Informe Económico Mensual- reportó mejores condiciones de la actividad por tercer mes consecutivo. Y también aseguró la continuación de las reformas pro crecimiento y políticas no convencionales que le han valido la mejoría, tras el voto de confianza que le concedió el Parlamento al primer ministro Shinzo Abe.

Con el índice bursátil Nikkei 225 -el de mayor capitalización en Asia- subiendo un 40% este año, el mercado también considera que Japón está siendo la imagen misma del sol naciente que ornamenta su bandera.

Después de siete meses con Abe dirigiendo el gobierno, la economía nipona no sólo registra el mayor crecimiento entre los países desarrollados (se expandió 4,1% en el primer trimestre, más que Estados Unidos, cuya reactivación también ha adquirido fuerza). También la opinión pública en general acoge con confianza el mensaje de que sus políticas económicas -catalogadas Abenomics o Abenomía- son un medio efectivo para acabar con el ciclo de deflación y lento crecimiento.

Al menos así se interpretó el resultado en las urnas del domingo pasado, cuando el partido de Abe, el Liberal Demócrata (PLD), se hizo de 65 escaños en la Cámara Alta del Parlamento, de 121 en disputa (la mitad de los 242 escaños totales), convirtiendo a su coalición en mayoría.

Esto contrasta con la primera administración de Abe, iniciada en septiembre de 2006 y que terminó justo un año después con su dimisión, tras la derrota que sufrió en la Cámara Baja en septiembre de 2007.

Abe es considerado en esta oportunidad como un agente de cambio, además de económico, en la posición del país en el concierto de naciones. Con un PIB de US$ 5 billones, es la tercera economía más grande del mundo, con la de China casi duplicándola, con US$ 9 billones. Pero Abe, un nacionalista, propone un reposicionamiento que haga de Japón "un país normal" y no uno extremadamente pacifista. Esto se desprende de la Constitución que le redactó EE.UU. después de la Segunda Guerra mundial, y que sólo le permite tener Fuerzas Armadas de defensa, no ofensivas.

Al modificar la Constitución, Japón tendría las herramientas para adoptar una postura más enérgica frente a China, por ejemplo, por el conflicto con las islas Senkaku. Aparentemente, dicen los analistas japoneses, mejorar la economía es el vehículo para modificar la Constitución.

Las flechas de Abe

Como si la reactivación, después de dos décadas de estancamiento, fuera un blanco, Abe resume su estrategia económica con la noción de "flechas". La primera dice relación con el relajo cuantitativo que aplica el Banco de Japón desde que asumió Abe, en diciembre. Así, el instituto emisor tiene una política de comprar bonos soberanos de Japón por US$ 70.000 millones al mes. Antes de abril las compras eran la mitad de ese monto, pero Abe presionó al banco para incrementarlas y terminar con los años de deflación.

"Los inversionistas habían perdido el apetito por los activos japoneses después de años de deflación y un pobre desempeño del mercado bursátil", opina Bill Witherell, economista de Cumberland Advisors, una consultora financiera en Estados Unidos. "Pero vemos que esta situación está cambiando conforme la inflación empieza a subir y la política monetaria del Banco de Japón reduce las tasas de interés reales, mientras, además, las utilidades de las empresas mejoran", añade.

El año pasado, el IPC cerró en -0,28%. Pero el viernes hubo buenas noticias para el mercado, al anunciarse que el IPC subyacente de junio fue positivo por primera vez desde abril de 2012. Al avanzar 0,4% en 12 meses, también fue el mayor aumento desde noviembre de 2008, cuando el indicador subió 1%.

La última vez que Japón tuvo inflación de 2% fue en septiembre de 2008; la crisis financiera global destruyó la incipiente reactivación que la economía exhibía entonces y la deflación volvió, al punto que en octubre de 2009 el IPC fue de -2,5%.

Ahora, Abe espera que en un espacio de dos años la inflación vuelva a 2%, según una meta planteada en abril. Dado ese objetivo, el mercado espera que las condiciones monetarias se relajen aún más hacia el primer semestre del próximo año.

"Hasta ahora, la primera flecha ha estimulado el consumo a través del efecto riqueza y la mejor confianza que genera el alza bursátil, la depreciación del yen y mayor inversión en vivienda", dice un informe de Barclays Capital. Con inflación aún negativa, este banco espera que la política monetaria se haga aún más expansiva en abril del próximo año, "ya que la meta de IPC de 2% en dos años empieza a verse más elusiva".

Fisco y deuda

El esquema "Abenomía" contempla como una segunda "flecha" de política fiscal estímulos por el equivalente a US$ 100.000 millones, más un plan para relajar regulaciones a empresas, desde farmacéuticas a constructoras.

La estrategia en este punto debiera sufrir cambios, sin embargo. Las elecciones del domingo pasado fueron las últimas a nivel nacional para los próximos tres años, período que le allana el camino a Abe para cumplir su promesa de consolidar las cuentas públicas del país.

El renovado optimismo en la economía nipona le quita notoriedad, pero no borra las preocupaciones de más largo plazo sobre su alta deuda fiscal. En 238% del PIB al cierre del año pasado (deuda pública bruta), algunos analistas la consideran una bomba de tiempo que podría producir una situación similar a la de la eurozona.

En todo caso, en la actualidad ese riesgo de al menos falta de liquidez no está en el radar de nadie. La tasa que pagan los bonos soberanos nipones de 10 años es de apenas 0,8% (contra 7% de España en el peor momento, en 2012), y la tasa de los bonos de dos años es de 0,125%.

Esto motivaría que en octubre Abe anuncie un plan de consolidación, retirando estímulos e incrementando el IVA en abril de 2014, dice el análisis de Barclays. Esto ya le ha valido halagos de parte de las clasificadoras de riesgo Fitch y Moody»s. El déficit fiscal primario en 2012 fue de 9,3% del PIB, pero Abe pretende llevarlo a alrededor de 4% del PIB en 2015 y a convertirlo en superávit en 2020.

Por último, China no es el único país reequilibrando su economía en Asia. Abe también está en eso, lo que constituye la tercera flecha, que, se confía, debiera tener repercusiones positivas en el crecimiento.

La estrategia sería implementar una flexibilización laboral, menores impuestos a las empresas y la promoción de tratados de libre comercio, como la suscripción del llamado TPP, con Chile y Estados Unidos, entre otros.

  

Fuente: La Tercera

  

 

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