Mujeres artesanales apoyan Ley de Fraccionamiento para preservar la merluza común

Ene 13, 2025

Localidades como Cocholgüe, Coliumo, Tumbes, Lo Rojas y Lota han sostenido esta práctica ancestral, que incluso fomenta el trueque con comunidades del interior.

En medio del debate por la Ley de Fraccionamiento que se discute en el Congreso Nacional, la Corporación Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal de Chile ha expresado su respaldo a la medida que asigna el 70% de la captura de merluza común a la pesca artesanal y el 30% a la pesca industrial. Este proyecto busca responder a la crisis de sobreexplotación que ha llevado a este recurso a un estado de colapso, generando severas consecuencias para las comunidades costeras que dependen de él.

En regiones como el Biobío, la merluza común, conocida popularmente como “pescá”, ha sido durante siglos la base de tradiciones como el secado artesanal al sol. Este proceso, llevado a cabo principalmente por mujeres denominadas «charqueadoras», transforma el pescado en un producto que, además de ser distintivo por su sabor, tiene una enorme importancia cultural. Localidades como Cocholgüe, Coliumo, Tumbes, Lo Rojas y Lota han sostenido esta práctica ancestral, que incluso fomenta el trueque con comunidades del interior, intercambiando productos como porotos y zapallo.

Sin embargo, la sobreexplotación industrial, caracterizada por el uso de redes de arrastre poco selectivas, ha reducido drásticamente la disponibilidad de merluza. Esto ha afectado directamente a las charqueadoras, quienes cada vez encuentran menos materia prima para continuar con sus labores tradicionales.

Andrea Fritz, charqueadora de Caleta Lo Rojas en Coronel, señala que la actividad ha sido parte de su vida desde siempre: “Las mujeres desde niñas empezamos a trabajar en el secado del pescado, es una herencia que nos dejan nuestros antepasados”, comenta. Sin embargo, advierte que cada vez es más difícil mantener esta tradición: “Nosotros antes empezábamos a trabajar con el pescado en octubre y ahora no se puede en esas fechas, recién está llegando en enero, y súper caro”.

El impacto no es solo económico, sino también social. “Todas las mujeres de esta caleta vivimos de eso, del secado del pescado”, enfatiza Fritz, destacando la importancia de la actividad para el sustento de las familias de la zona.

Impacto de una administración deficiente

“Hoy nos encontramos con este recurso en estado de colapso debido a una mala administración y a la falta de medidas oportunas», señala la Corporación Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal. Frente a esta situación, la ley de fraccionamiento surge como una esperanza para proteger tanto el recurso como las prácticas culturales asociadas a él.

Guillermina Flores, presidenta del sindicato de Cocholgüe y charqueadora de merluza, coincide en que la pesca industrial ha tenido un impacto devastador. “Los barcos industriales ya no dejan la misma cantidad de pescado que había antes, nos están cortando los brazos por así decirlo”, explica. A su juicio, el fraccionamiento es una medida necesaria para revertir la crisis: “Me gusta que se esté viendo la posibilidad del fraccionamiento de los recursos, es algo muy bueno que nos ayudaría a volver al flujo de peces que había antes”.

La resistencia de la industria

La oposición de la pesca industrial, que denuncia posibles pérdidas económicas y de empleos, ha generado tensiones, como se evidenció en la reciente marcha en Concepción. Sin embargo, la Corporación Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal sostiene que la medida de fraccionamiento es esencial para detener la sobreexplotación y garantizar que futuras generaciones puedan seguir disfrutando de la merluza común y de las tradiciones que giran en torno a ella.

Flores advierte sobre el daño ambiental de las prácticas industriales: “La pesca industrial tiene un método de pesca que arrastran y matan todo”, señala, enfatizando que este tipo de captura no solo afecta la merluza, sino también a otras especies y al ecosistema marino en su conjunto.

Para las charqueadoras y las comunidades pesqueras artesanales, el fraccionamiento representa una oportunidad para equilibrar los intereses de sostenibilidad y cultura frente a las demandas de la industria. “No se trata de pescar más, sino de gestionar mejor lo que ya se extrae”, destacan desde la Corporación, reafirmando su compromiso con la defensa de un recurso que más que un producto, es un legado.

Mientras la discusión de la Ley de Fraccionamiento avanza en el Congreso, las mujeres de la pesca artesanal mantienen la esperanza de que se valore su papel como guardianas de la tradición y la sostenibilidad, con el objetivo de que el mar siga siendo fuente de vida y cultura para las comunidades chilenas.

Fotografía: Corporación Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal de Chile

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