Precio de la soya, el «cobre de Argentina», suma caída de 34% desde su nivel peak

Ago 21, 2013

(El Mercurio) Argentina está tapizada de soya. Casi literalmente. Porque el 63% de su territorio cultivable está cubierto por plantaciones de este grano oleaginoso, entre cuyos múltiples usos destaca la alimentación humana y animal. El país vecino es el primer productor de aceite y harina de soya y el tercero de estos granos, detrás de […]

(El Mercurio) Argentina está tapizada de soya. Casi literalmente. Porque el 63% de su territorio cultivable está cubierto por plantaciones de este grano oleaginoso, entre cuyos múltiples usos destaca la alimentación humana y animal.

El país vecino es el primer productor de aceite y harina de soya y el tercero de estos granos, detrás de Estados Unidos y Brasil. La antiguamente llamada "arveja peluda" generó en 2012 cerca de US0 mil millones y representó el 37% del total de las exportaciones argentinas.

Tamaña expansión no está exenta de críticas. Ernesto Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural Argentina (SRA), asegura que la influencia de la soya en la estabilidad económica trasandina no es buena ni para los productores ni para el país, y afirma que debiese de haber una mayor diversificación y rotación de cultivos. Miguel Calvo, presidente de la Asociación de la Cadena de Soya Argentina (Acsoja), entidad que reúne a los productores del grano, admite que lo ideal es que un país tenga múltiples ingresos diversamente distribuidos, pero prefiere una mirada optimista. "Qué suerte que está la soya, porque sigue existiendo una demanda y una capacidad de respuesta que nos da un buen ingreso".

Caída internacional

El precio internacional de la soya no ha dejado de bajar. El 31 de julio pasado descendió del límite de los US00 por tonelada, y ha continuado su retroceso, hasta los US29 por tonelada en agosto para el contrato de noviembre. Esto significa una merma de 34% en relación con los históricos US50 por tonelada al que llegó en septiembre de 2012.

Los expertos atribuyen la caída a la mayor oferta, debido a las altas expectativas que existen sobre las cosechas de este año, gracias a una mejora en las condiciones climáticas respecto de 2012, año en que la sequía, que se sintió especialmente en EE.UU., generó una escasez que disparó los precios.

Rogelio Pontón, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario, estima para esta temporada una producción de entre 92 y 96 millones de toneladas de porotos de soya por parte de Estados Unidos, 85 millones por parte de Brasil y 48,3 millones en Argentina. Sin embargo, la situación aún no preocupa demasiado a los trasandinos. Miguel Calvo, de Acsoja, confía en la fidelidad de la demanda china, su principal cliente. "Puede que el gigante asiático utilice sus propias reservas estratégicas de soya en el corto plazo, pero en algún minuto tendrá que volver a comprar soya en el exterior", señala Calvo.

Bob Maltsbarger, economista del banco IHS, asegura que el consumo de soya por parte de China aumentará en 14% durante el período 2015-2016 en comparación con 2012-2013. Sin embargo, el banco internacional proyecta una expansión en el mercado soyero mundial a un ritmo más lento que el experimentado en la última década, a causa de la disminución del consumo de biodiésel, uno de los tantos derivados de la soya, por parte de la Unión Europea y Estados Unidos.

Entre 2004 y 2012, las inversiones en la industria alcanzaron los US mil millones.

Economía "soyizada"

La "soyización" argentina se dio a partir de los años noventa.

Miguel Calvo explica que el modelo de siembra directa (en el que se planta sobre los rastrojos del cultivo anterior, sin mover el suelo), la aplicación de semillas genéticamente modificadas y la utilización de silos bolsa (método para el almacenamiento de granos dentro de bolsas gigantescas a la espera de su comercialización), provocaron que la producción se cuadruplicara en veinte años, de 10,8 millones de toneladas a los más de 40 millones actuales.

Argentina es "adicta a la soya", según Ambrosetti. En un avance que no tiene nada de "lento pero seguro", la siembra soyera ha ido consumiendo otras plantaciones, como el girasol y el trigo, cuyas extensiones han disminuido 28% y 33%, respectivamente, en los últimos trece años. Las razones de esta obsesión no son pocas. Primero, porque por cada US00 que se vende de soya en el extranjero, el gobierno argentino se queda con US5 a través del "derecho a la exportación". Segundo, porque el grano oleaginoso ocupa menos espacio que otras semillas, por lo que el costo en transporte es menor. Además, su rentabilidad permite producir 1,6 hectáreas de soja por cada hectárea de maíz.

Patricia Bullrich, diputada del partido opositor argentino "Unión por Todos", asegura que el gobierno argentino está "matando a la gallina de los huevos de oro". La sobreexplotación del grano, unida a las imposiciones del Estado, según Bullrich, sacrificará la calidad del producto, lo que, tarde o temprano, se hará notar en la competencia internacional. "Nadie cree que el gobierno va a entender esta situación y va a hacer algún cambio para la inversión privada y para las personas", estima la diputada.

A lo largo del río Paraná, en los alrededores de la ciudad de Rosario, se encuentra la concentración más alta de producción de soya a nivel mundial: 80 kilómetros de territorio dedicados a la extracción de grano. "Es una monstruosidad, no existe algo parecido en otra parte del mundo", asegura Calvo.

 

Fuente: El Mercurio

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