En Salmonicultura: Producción máxima sostenible

Ante el empeoramiento sanitario y la baja internacional de precios que ha debido enfrentar la industria del salmón de Chile en los dos últimos años, no son pocas las voces que están llamando a definir y alinearse bajo una producción máxima sostenible.


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En el periodo 2010-2011, la industria del salmón de Chile gozó de muy buena salud, tanto en materia de precios promedio como en lo productivo. Según Kontali Analyse, si en 2009 el salmón Atlántico –la principal especie de cultivo a nivel mundial– llegó a valores de US$3,2/lb FOB Miami, en 2011alcanzaba los US$5,5/lb FOB Miami. En materia de kilos de salmón cosechado por smolt sembrado –uno de los parámetros productivos más reveladores–, nuestro país pasaba desde el 1,5 kg/smolt de 2008 a los 3,5 kg/smolt de 2009 y 2010, cifra mayor a la obtenida por el Reino Unido (3 kg/smolt) y levemente por debajo de nuestro principal competidor, Noruega (3,7 kg/smolt). En 2011, la relación kg/smolt de nuestro país alcanzó los 4,5, superando con creces todas las expectativas.

En este cuadro se debe considerar que si mientras en 2007-2008 las cosechas de Chile fueron cercanas a las 600.000 toneladas y los cáligus totales rondaban los diez ejemplares por pez, en el periodo 2010-2011 el volumen de peces extraído del agua promedió las 450.000 toneladas y los parásitos disminuyeron hasta los tres ejemplares por salmónido.

Pero como es sabido, el buen panorama vivido hasta 2011 motivó a la mayoría de las salmonicultoras en Chile a sembrar más peces en el agua, llevando las cosechas totales de salmónidos de 2012 a lograr el récord de 820.000 toneladas, mientras que para 2013 se esperan “solo” unas 800.000 toneladas. El aumento productivo del país, unido a la caída de precios y el empeoramiento de las condiciones sanitarias, hicieron crecer los costos y disminuir o eliminar la rentabilidad. Un dato no menor es que los cáligus totales en la primera mitad del presente año han llegado a máximos de 20,53 en el caso del salmón Atlántico.

Con lo anterior, no es de extrañar que ejecutivos del sector, como el gerente general de Blumar Seafoods, Gerardo Balbontín, aseveren que la solución más lógica al escenario adverso sea “disminuir la biomasa en el agua.

En 2011, cuando tuvimos los mejores índices productivos, había 100.000 toneladas menos que hoy”. Tal ha sido la acogida de esta moción que diferentes actores están analizando si es posible determinar la capacidad máxima sostenible (CMS) del país, tarea que a todas luces no es nada de fácil.

Visión productiva

Pero la persecución de una CMS, de un techo productivo, tiene a lo menos dos grandes aristas: una productiva y otra económica. En el caso de la primera es donde menos coincidencias existen debido a una ausencia de información medioambiental general. Por lo mismo, el gerente general de AquaGen Chile, Patrick Dempster, dice desconocer cuál es la CMS de Chile, pero que en 2010, “cuando el país produjo del orden de las 450.000 toneladas, le fue bien.

Por lo tanto, me parece que dicha cifra pareciera ser un número factible”. La Dra. de la Universidad Austral de Chile (UACh), Sandra Bravo, tampoco se quiere amarrar con un volumen ya que “es difícil determinarlo sin los estudios que respalden una cifra. Lo correcto, antes de definir una CMS, sería conocer cuál es la capacidad máxima que soportan los distintos fiordos y bahías del sur de Chile donde se lleva a cabo la salmonicultura”.

El investigador de la Universidad de Los Lagos, Gonzalo Olivares, ha comandado diferentes estudios con el objetivo de conocer las capacidades de carga de distintas áreas salmonicultoras del país. A base de dicha experiencia, Olivares dice que la limitante para la producción de peces es el O2 presente en el agua y que, por lo tanto, la clave es conocer “el flujo de agua que trae oxígeno y que saca los desechos desde los centros de cultivos”. Aunque destacan algunos esfuerzos en este sentido, la mayoría solo busca monitorear las condiciones ambientales de determinados centros de engorda y no permiten conocer la situación de una macrozona.

Independiente de lo anterior, ejecutivos e investigadores concuerdan en que lo único claro a la fecha es que Chile, así como los otros países salmonicultores, no puede producir peces infinitamente y que, dependiendo de las condiciones oceanográficas, en la costa nacional hay lugares donde se puede producir más y/o menos.

Visión económica

Desde una visión económica, el presidente de la Asociación de Productores de Salmón y Trucha de Magallanes A.G., Drago Covacich, enfatiza que es “obvio” que un aumento de las cosechas de salmónidos afecta directamente los valores alcanzados a nivel internacional. “Ya se vio que si pasamos las 800.000 toneladas los precios caen, por esto estimo que la producción nacional óptima debería estar en torno a las 600.000 toneladas”. Lo anterior, considerando que países como Noruega no pueden seguir creciendo por un aspecto legislativo y con una cosecha que bordea las 1.150.000 toneladas, mientras que el Reino Unido, Canadá e Islas Faroe se mantendrán estables en las 140.000, 130.000 y 60.000 toneladas, respectivamente.

Y claro, aunque en distintos foros se asegure que la demanda mundial aumenta un 10% anual, las duras cifras determinan que solo cuando la oferta crece en un rango del 6-7% el precio se mantiene neutral. Datos de Kontali Analyse concluyen que si la oferta global supera el 10%, los precios presentan caídas. Así ocurrió en el periodo 2006-2007, cuando se creció a un 10%, los precios disminuyeron en un 21%. También en el periodo 2010-2011, cuando se aumentó en un 12%, los precios decrecieron en un 19%. Por el contrario, en los periodos 2008-2009 y 2009-2010 la oferta disminuyó en un 1,7% y 1,4%, mientras que los precios se elevaron en un 18% y 24%, respectivamente.

Por mejorar

A falta de información oceanográfica detallada que permita determinar una CMS en el país, ¿qué se puede hacer mientras? El jefe de la División de Acuicultura de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, José Miguel Burgos, asegura que se ha estado trabajando en un “ordenamiento territorial de la acuicultura para contar con mejores concesiones, tanto a nivel ambiental como sanitario, para que Chile continúe produciendo salmón y truchas en las mejores condiciones posibles”. La autoridad agrega que “en este marco también es importante la apertura de nuevas Áreas Apropiadas para la Acuicultura en la Región de Magallanes y en zonas que no intervienen con el desarrollo ambiental y económico”.

Por su parte, la Dra. Bravo comenta que para lograr una producción más sostenible se podría emular lo aplicado en Noruega, “donde se controlan las toneladas de salmón producido por km2”. Es así como, dependiendo del área, en 2009 fluctuó entre 2,5 y 42,9 toneladas por km2, siendo el promedio de la producción total de 12,3 t/km2. “A base de esta información se compara la mortalidad reportada en los centros de cultivos y si presentan dos periodos productivos consecutivos por sobre el máximo permitido, dicho centro de cultivo deja de operar”, explica la académica de la UACh.

De todas formas, el gerente del Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal), Dr. Matías Medina, comenta que “fijarse una capacidad máxima de producción es riesgoso cuando se tiene posibilidades de innovar y de generar tecnologías suficientes como para seguir produciendo sosteniblemente”. El ejecutivo ejemplifica con que todavía se puede seguir mejorando en el manejo productivo, en la forma de distribuir geográficamente los centros de cultivo y sembrando peces de mejor calidad, entre otros aspectos.

Entonces, sin conocer a cabalidad las condiciones oceanográficas donde se cultivan los salmónidos, se afirma que las visiones que buscan determinar una capacidad máxima sostenible o crear regulaciones adicionales para mejorar la performance de la actividad salmonicultora no tendrán un verdadero fundamento. De todas formas, se puede tener presente que la fijación de un techo productivo responde a una tendencia que ya se está dando en otros países, tanto en acuicultura como pesca, y donde los científicos tienen mucho que aportar.