
Salmonicultura: Caminando hacia un mejor manejo de Piscirickettsiosis
La industria chilena del salmón está realizando enormes esfuerzos por avanzar hacia nuevas estrategias de control de Piscirickettsiosis, enfermedad bacteriana que provoca altas mortalidades y que es la principal responsable del consumo de antibióticos en el sector.
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Desde sus inicios, la industria chilena del salmón ha tenido que convivir con numerosos agentes patógenos –virales o bacterianos– que afectan a los peces. Gran parte de ellos, especialmente los virus, se han logrado mantener a raya gracias a vacunas, mejoramiento genético y otras herramientas que han resultado exitosas. No obstante, el tratamiento de las patologías bacterianas, por las características de algunos microorganismos, ha resultado mucho más complejo.
Dentro de las enfermedades bacterianas, la que mayor preocupación provoca a los productores de salmónidos es la Piscirickettsiosis (también conocida como SRS), causada por la bacteria intracelular Piscirickettsia salmonis. Esta patología fue descrita por primera vez en 1989 y desde entonces ha sido reportada no sólo en Chile, sino que también en Irlanda, Noruega, Canadá, Estados Unidos, Escocia y Grecia, afectando a numerosas especies, pero sobre todo a los salmónidos.
Ya han pasado más de 30 años desde su aparición y SRS sigue siendo, en la actualidad, uno de los principales retos de la salmonicultura nacional. “Es la enfermedad con mayor prevalencia y principal responsable de mortalidades por causa infecciosa. También es la responsable del mayor uso de antibiótico en la industria”, comenta el Dr. Daniel Jiménez, jefe del Área de Análisis del Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal), brazo técnico de la Asociación de la Industria del Salmón de Chile A.G. (SalmonChile).
En efecto, según datos del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), en 2018, la principal causa de mortalidades para el salmón Atlántico (Salmo salar) fue la Infecciosa (20,1%), donde un 54,5% correspondió a Piscirickettsiosis. En el caso de la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss), las principales causas fueron Eliminación (28,2%) e Infecciosa (18,9%), donde, de nuevo, la Piscirickettsiosis fue el motivo principal, con un 83,3%. El menos afectado es del salmón coho (Oncorhynchus kisutch). Para esta especie, la principal causa de mortalidad en el periodo analizado fue Eliminación (44,4), seguido por Desadaptados (17,2%) e Infecciosa (10,4%). En esta última, el principal agente responsable fue BKD (16,7%) y luego Piscirickettsiosis (15%).
Debido al alto impacto que tiene la Piscirickettsiosis en la producción nacional de salmónidos, los últimos años se ha apreciado un enorme interés –tanto del sector público como privado– por avanzar en su manejo y control. El objetivo es reducir su prevalencia y mortalidades, pero también indagar nuevos métodos de control que permitan reducir el uso de antibióticos. Esta se ha convertido en una bandera de lucha de la industria de manera transversal –productores, autoridades y proveedores–, puesto que existe una completa claridad y consciencia de que se debe propender hacia producción más natural y sustentable.
En este especial sobre enfermedades bacterianas, AQUA quiso revisar algunas iniciativas que se ha estado realizando para abordar de mejor manera P. salmonis, ya sea a corto plazo o bien pensando a futuro.
Propuestas derivadas del PGSA
Uno de los mayores esfuerzos que se ha realizado para abordar la problemática de P. salmonis en Chile tiene que ver con el trabajo que se estuvo realizando los últimos años a través del Programa para la Gestión Sanitaria de la Acuicultura (PGSA), iniciativa público-privada ejecutada por el Sernapesca y que contó con financiamiento del Ministerio de Economía y de SalmonChile, además de otras empresas salmonicultoras. Esta iniciativa –que consideró el trabajo de numerosos científicos nacionales e internacionales y que contó con un presupuesto de más de $12.000 millones– finalizó en 2019 y dejó un importante legado en términos de Piscirickettsiosis
De acuerdo con la subdirectora de Acuicultura de Sernapesca, Marcela Lara, aportes importantes fueron, por ejemplo, “la secuenciación de un número importante de cepas de P. salmonis, la propuesta de bases para el desarrollo de nuevos tratamientos, como fagoterapia y quelantes de hierro, y dietas inmunomoduladoras para hacer frente a la enfermedad”. También destaca la información que se generó en términos de epidemiología y los avances que se dieron en cuanto al Programa para la Optimización en el Uso de Antimicrobianos (PROA).
Uno de los avances mencionados tiene que ver con la fagoterapia. Esta investigación fue ejecutada por investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) Universidad de Chile –liderados por Jaime Romero– a través del proyecto “Desarrollo e implementación de un tratamiento por fagoterapia para el control del patógeno de salmones Piscirickettsia salmonis”. Según lo explicado, ante un escenario donde las vacunas contra la patología parecen no ser totalmente efectivas, y donde los antibióticos utilizados también han mostrado una efectividad variable, “la fagoterapia aparece como una prometedora alternativa, considerando el rol intracelular de esta especie patogénica”. Por eso, los científicos estuvieron trabajando en el desarrollo de una estrategia basada en el uso de bacteriófagos para reducir las mortalidades causadas por P. salmonis.
Como resultado general del proyecto, “se ha logrado obtener la base de una colección de bacteriófagos con una actividad bactericida sobre P. salmonis; un protocolo de aplicación en peces salmonídeos de la fagoterapia, que asegure la implementación de la fagoterapia utilizando una metodología estandarizada que promueva un efecto eficiente y reproducible; y un informe recopilatorio que incluye los antecedentes disponibles acerca del uso comercial o experimental de bacteriófagos y sus aspectos regulatorios”, expresaron los investigadores en el informe final de la iniciativa.
Se espera que estos hallazgos ayuden a desarrollar de una estrategia de uso de bacteriófagos para la aplicación in vivo en salmónidos y sentar las bases para el futuro desarrollo de tratamientos basados en fagoterapia que permitan controlar el desarrollo de brotes de Piscirickettsiosis y reducir las mortalidades causadas por esta patología.
En el INTA también hubo un grupo de investigadores, dirigidos por el Dr. Rodrigo Pulgar, que trabajó en un nuevo enfoque terapéutico consistente en perturbar las vías metabólicas moleculares utilizadas por los patógenos intracelulares en los hospederos mediante el uso de fármacos antimicrobianos dirigidos al huésped. Esta estrategia, al reducir la presión selectiva sobre el patógeno, además de prevenir la infección, podría disminuir la probabilidad de desarrollo de resistencia a los antibióticos convencionales.
Para abordar la identificación de estas funciones biológicas en salmónidos, los investigadores identificaron, mediante estudios de genómica funcional, grupos de procesos biológicos activamente regulados en respuesta a la infección, algunos de ellos específicos de familias resistentes. Entre estos procesos destacó la regulación del metabolismo de hierro que, mediante un proceso de inmunidad nutricional, es capaz de limitar la disponibilidad de hierro a Piscirickettsia salmonis, evitando así la proliferación bacteriana.
El en informe final, los autores sostuvieron que “esta información y un robusto estado del arte en su conjunto sugiere que la disminución de la disponibilidad de hierro a través de la dieta de los salmones es una prometedora estrategia para combatir la infección por Piscirickettsia salmonis. Esta estrategia de uso de quelantes ha sido exitosa para inhibir el crecimiento de diversos patógenos in vitro y en modelos animales”.
Entre los quelantes aprobados por la FDA más utilizados en humanos, por su extremadamente alta afinidad a hierro, destacan la deferoxamina, deferiprona y deferasirox. “Nuestros resultados preliminares indican que los tres quelantes son inhibitorios para el crecimiento de Piscirickettsia salmonis in vitro y de baja citotoxicidad en cultivos celulares de salmónidos. Esto representa una promisoria oportunidad para complementar la respuesta fisiológica que los peces despliegan para privar de hierro a P. salmonis durante la infección, a través de la disminución de la disponibilidad de hierro en la dieta de los peces”, concluyó el equipo de investigación.
Pincoy: El valor del trabajo colaborativo
En la búsqueda por avanzar hacia una producción de salmónidos más sostenible, en 2016 –y al interior de las oficinas de Skretting Chile en Puerto Montt (región de Los Lagos)– se formó el “Proyecto Pincoy”, iniciativa de la cual forman parte alrededor de siete compañías productoras y proveedoras de la industria del salmón que se reunieron para colaborar estrechamente para reducir el consumo de antibióticos. Los participantes son: AquaGen, Blumar, Camanchaca, Centrovet, Cermaq, Pharmaq y Skretting. Estas empresas han dispuesto capital humano, infraestructura, productos y servicios destinados a avanzar hacia el objetivo común.
Según lo informado por la coordinadora de la iniciativa, Cristina Winkler, en 2019 el proyecto comenzó su etapa 2.0, en la cual se ha continuado el trabajado colaborativo que se venía realizando y se ha estado trabajando en el ajuste de la estrategia. “Actualmente, nos encontramos cultivando tres centros de mar y hemos identificado tres grupos nuevos en agua dulce que ingresarán a finales de este año o el primer trimestre del 2021; dos de ellos corresponden a ovas especialmente desarrolladas para las empresas participantes de Pincoy”, dice la ejecutiva.
En cuanto a los logros obtenidos a la fecha, la profesional expresa que “en nuestra primera etapa tuvimos buenos resultados en términos de mortalidad total por SRS y sin causa aparente. Además, nuestro ciclo de producción fue más corto, logramos mayores pesos de cosecha que la industria y un menor consumo de antibióticos. De igual forma, identificamos las prácticas de cultivo consideradas como óptimas para la etapa 2.0, las que ya fueron implementadas en nuestros centros de cultivo”.
Pero, ¿cómo se ha logrado lo anterior? Según lo explicado por Cristina Winkler en el pasado se intentaba asignar a una sola medida de control o prevención el éxito frente los brotes de Piscirickettsiosis. En cambio, para Pincoy, no hay una sola herramienta que permita combatir la enfermedad. “Creemos que el problema se aborda mediante el uso de una estrategia de prevención y control holística, que incluya las mejores soluciones en distintos ámbitos. Esto significa no sólo usar las herramientas de punta, sino que, además, debemos velar por entregar buenas condiciones de cultivo, cumplir con buenas prácticas y monitorear el bienestar animal de los peces”, sostiene.
En el corto plazo, el proyecto Pincoy espera publicar un Manual de Buenas Prácticas, el cual será compartido con toda la industria chilena del salmón. Este manual contendrá una serie de prácticas específicas que se ajustan a la realidad productiva nacional, con recomendaciones para todas las fases productivas, con el objetivo de producir peces robustos para enfrentar P. salmonis.
Asimismo, a fines de este año comenzarán a cerrar los primeros centros de cultivo (de mar) que corresponden a la etapa 2.0. “Esperamos también realizar un análisis estadístico que nos aporte mayor información sobre nuestra estrategia. Además, debemos seguir trabajando en los nuevos grupos de agua dulce que están en etapa ova; ahora estamos comenzando a monitorear y registrar el bienestar animal en esta fase. Luego, vendrán desafíos como, por ejemplo, integrar los datos y ver si conversan estos registros con los resultados productivos posteriores, cuando los peces sean sembrados en el mar”, cuenta la médico veterinario.
Mejores herramientas
Lo antes expuesto es solo una muestra de todo el trabajo que se ha estado realizando en torno a SRS. Los últimos años se ha apreciado, realmente, un fuerte interés por avanzar en esta materia. Y la presión ha aumentado mucho más luego de que SalmonChile anunciara, en marzo del año pasado, que iniciaría un trabajo, junto al Monterey Bay Aquarium de Estados Unidos, tendiente a reducir en un 50% el consumo de antibióticos con plazo al 2025. La idea es que, en dicho año, el salmón chileno se convierta en “Buena Alternativa” en el programa Seafood Watch® que promueve la organización. De esa forma, encontrar nuevos métodos de control de P. salmonis se ha vuelto un factor clave para el mejor desempeño del sector.
¿Se podrá alcanzar el objetivo? “Creemos que es posible, pero creemos que es necesario integrar distintas soluciones –como las que hemos trabajado en Pincoy– e incluir nuevos desarrollos que esperamos que ayuden a reducir aún más la mortalidad por SRS. Además, debemos recordar que este es un objetivo de industria y estar abiertos a implementar y mantener en el tiempo las buenas prácticas de cultivo, así como reconocer aquellas nuevas herramientas que nos pueden permitir llegar a nuestra meta”, afirma Cristina Winkler.
El gerente general de AquaGen Chile, Patrick Dempster, conoce de cerca el Proyecto Pincoy, puesto que su compañía es una de las participantes. Para él, más allá de cuánto se logre reducir el uso de antibióticos dentro de este proyecto, el principal aporte tiene que ver con demostrar que, con colaboración, es posible mejorar notablemente el manejo sanitario del sector.
“En la medida que nos reunamos varios actores, poniendo cada uno lo mejor que tiene para tratar de reducir los antibióticos, podemos hacer una enorme contribución”, expresa el ejecutivo. Añade que dentro de este grupo se han dado conversaciones y análisis que, compartidos, pueden significar un enorme avance. “Ese el gran valor que el proyecto Pincoy puede generar como producto”, sostiene.
En cuanto al tratamiento de SRS, específicamente, Daniel Jiménez opina que, sin duda, “hoy día la industria cuenta con un mayor número de herramientas para el control, incluyendo mejoras en genética (familias de salmónidos más resistentes), inmunología (vacunas), manejo (diagnóstico y tratamiento temprano) e incentivos regulatorios (programa PROA)”. También confía en los conocimientos que dejó el PGSA en términos de genética, biología y epidemiología, lo cual podría dar pie al desarrollo de nuevas herramientas, como vacunas, que aplicadas permitan hacer frente a esta patología.
Con seguridad, todos los insumos que se han ido generando a través de diferentes instancias serán tomados por quienes proveen al sector de productos y soluciones para el cultivo, así como por los propios cultivadores. De ese modo, es posible proyectar una mejor situación a futuro y, quien sabe, lograr mantener al patógeno controlado, con menores mortalidades y con un mucho menor uso de antibióticos.