Durante la inauguración del seminario "Haciendo negocios con China: Experiencias de América Latina", en Santiago (Región Metropolitana), la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, dijo que "es importante iniciar un debate sobre la forma de mejorar la calidad de las relaciones entre América Latina y China". La funcionaria se refirió a la necesidad de un cambio estructural en materia de inversión y productividad.
Durante el encuentro, también participaron el embajador de China, Yang Wanming; el vicepresidente ejecutivo del CAF, Luis Enrique Berrizbeitía, y el presidente del Institute of the Americas, Charles Shapiro.
Alicia Bárcena recordó la importancia del país asiático en el contexto mundial, ya que es el mayor exportador de bienes con un 11,2% del total mundial, el segundo productor de manufacturas con un 19,8% total, el segundo receptor de IED con un 9% y el tercer inversionista extranjero con un 6%. Agregó además que el comercio el país asiático y la región se ha multiplicado por 22 entre los años 2000 y 2012, siempre con déficit para los países latinoamericanos.
Sin embargo, existe una importante asimetría entre los flujos de comercio y los de inversión de la región con China. "América Latina y el Caribe registra en 2011 valores de participación en el comercio mundial que se acercan, pero no alcanzan, a los que Asia había logrado en 1985", explicó Bárcena.
Estas asimetrías también se evidencian en la tasa de inversión en América Latina y el Caribe del orden del 22,9% del PIB, mientras que en los países de Asia en desarrollo supera el 40% del PIB. Además, en 2011 Asia en desarrollo exportó 3,3 veces más bienes de alta y media tecnología que América del Sur.
En lo que respecta a la inversión, las exportaciones de América Latina y el Caribe hacia China están dominadas por las materias primas, mientras que en las importaciones chinas a la región se imponen las manufacturas, especialmente de alta tecnología.
Para los países latinoamericanos y caribeños, el crecimiento económico, la urbanización y el desarrollo de la clase media en China durante las próximas décadas pueden significar una alta demanda por combustibles, minerales y alimentos, lo cual representa una oportunidad para incorporar valor y tecnología a los recursos naturales.
Según Bárcena, "el mayor reto para América Latina y el Caribe es transformar y diversificar el patrón exportador para reducir la dependencia de las materias primas", dijo.
Para alcanzar este objetivo, es necesario aprovechar las oportunidades de comercio e inversión Sur-Sur, así como seguir avanzando en la aproximación de América Latina y el Caribe con la región de Asia Pacífico, añadió.
Fuente: AQUA