Opinión: La revolución de la confianza en el siglo XXI

Ene 3, 2014

A continuación reproducimos una columna de opinión escrita por el analista del sector pesquero de Perú, Pedro Trillo (en la foto) La confianza acelera la prosperidad y el bienestar de un país, la desconfianza lo hunde en el infortunio. La confianza edifica el progreso de una sociedad, estimula la cooperación entre sus miembros, contribuye a un […]

Pedro Trillo PerúA continuación reproducimos una columna de opinión escrita por el analista del sector pesquero de Perú, Pedro Trillo (en la foto)

La confianza acelera la prosperidad y el bienestar de un país, la desconfianza lo hunde en el infortunio.

La confianza edifica el progreso de una sociedad, estimula la cooperación entre sus miembros, contribuye a un creciente suministro de
capital social, es el motor de la economía, y guía las decisiones de consumo e inversión del sector privado.

Rachel Botsman  afirma que estamos a punto de iniciar una revolución de confianza en el siglo XXI tan significativa como lo fue la  Revolución Industrial: “En el siglo XX, la invención del crédito tradicional trasformó nuestro sistema de consumo (…) En el siglo XXI, nuevas redes de confianza, y el capital-reputación, reinventarán la forma en que concebimos la riqueza, los mercados, el poder y la identidad, en modos que no podemos ni siquiera imaginar”.

El Estado puede a través de gestos y de la política pública crear un clima de confianza. Esto se produce por el efecto que Lawrence E. Harrison llama “red de confianza”.

En nuestro país el gobierno hizo un anuncio para destrabar las inversiones y en setiembre el Banco Central de Reserva del Perú informó que la confianza empresarial se encontraba en el tramo optimista, sin embargo, esta es muy frágil y el mismo efecto “red de confianza” actúa negativamente cuando alguna autoridad sectorial desafina, o existe disonancia manifiesta. De hecho Gestión (16.12.2013) nos informa que el índice de confianza de los empresarios aun no alcanza la cifra del año 2012 y está muy lejos de la del 2010.

Francis Fukuyama denomina “tribalismo” a la actitud  de un Estado que persiste en doblegar a los empresarios nativos en lugar de unir fuerzas para enfrentar la competencia exterior. Además, si el mercado percibe un trato diferenciado en contra de los empresarios nacionales, se produce una sensación de indefensión por la que el valor de los activos industriales nativos se cotiza a la baja y al alza el apetito de los inversionistas extranjeros por adquirirlos.

Como bien anota Fukuyama, la confianza no es una virtud sino una consecuencia de la virtud. Shibuzawa el más grande cerebro de la moderna industrialización japonesa sentenció: “fomentar la productividad es una forma de practicar la virtud”.

Se requiere en todos los niveles y sectores del gobierno transitar del enfrentamiento -que ha detenido nuestro crecimiento- hacia la cooperación; porque como las aves, nuestro país necesita desplegar sus alas para volar.

 

Pedro Trillo, analista pesquero

Analista del sector pesquero de Perú

REVISTA DIGITAL

[latest_journal_single_iframe]
Temas relacionados