Editorial Revista AQUA
Una de las características de la industria acuícola, y especialmente de la salmonicultora, es la descentralización. La mayor parte de la producción ocurre en lugares remotos, deshabitados y utilizando aguas que no han sido contaminadas por las actividades industriales o los grandes centros urbanos.
La otra cara de esa moneda es la conectividad, la unión de puntos distantes y remotos con los mercados, las urbes y los consumidores fi nales. Ambos extremos son necesarios y los requerimos y por ello que este número de AQUA ha querido entrar en el mundo de la conectividad y analizar qué pasa con nuestros planes a nivel país respecto de la infraestructura.
Chile tiene una gran deuda con sus zonas australes y aunque la situación ha mejorado, la inversión en infraestructura no va a la misma velocidad que el desarrollo del sector acuícola. Por ejemplo, en el periodo 2010-2013, las cosechas de salmónidos pasarán de las 466.000 t a unas 800.000 t (proyectadas), lo que signifi ca un incremento de un 71%. En el mismo lapso, la inversión en infraestructura en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes variaron desde los $147.000 millones a $216.000 millones o un 46% más.
Pero más allá de los evidentes esfuerzos que hace un país en vías de desarrollo por mejorar la infraestructura vial, portuaria y aérea del extremo sur del país, lo cual se valora, es importante que la inversión esté mejor focalizada, de forma de entregar una mayor conectividad a los habitantes y actividades que tienen lugar en estas zonas adversas, pero de gran valor escénico y productivo.
“Techo” productivo
Otro tema que empezamos a esbozar en este número se refiere al “techo” productivo que tendría la industria del salmón de Chile.
Ciertamente que es un tema de difícil cálculo y consenso, pero que responde a una tendencia mundial por lograr un equilibrio entre la capacidad sustentadora del medio y la producción.
Mientras antes logremos dilucidar la manera de calcular esta capacidad de carga en el mar, expresado por centro, “barrios”, macrozonas o como se determine que sea mejor y realizable, antes podremos ir ajustando las producciones, procesos y tecnologías que nos permitan lograr la esquiva sostenibilidad de la industria.