Un reciente informe nos recuerda que Chile está en el penúltimo lugar de los países de la OCDE, con apenas una tasa de innovación de 27% (2010-2012), mientras países como Alemania, Brasil, Canadá e Israel exhiben tasas superiores al 75%. Si bien el gasto en I+D ha aumentado tímidamente en los últimos años, Chile sigue siendo el país con el indicador más bajo de la organización, alcanzando un 0,4% mientras que el promedio es de 2,4%, donde países como Corea e Israel bordean, incluso, el 4% (2013).
Existe consenso en que la innovación es una materia relevante para el desarrollo de Chile en el largo plazo y que tiene un gran potencial de crecimiento, ya que la tasa de innovación de nuestro país es considerablemente menor a las de países desarrollados.
En el caso del sector pesquero, un 16% de las empresas realizaron alguna innovación entre los años 2011-2012, lo que demuestra que la pesca tiene grandes desafíos en materia de innovación si lo comparamos con el promedio nacional (24%). Aun así, el sector pesquero genera innovaciones de producto y de proceso muy novedosas en comparación al promedio nacional: 51% vs. 29% en productos y 42% vs. 20% en proceso, respectivamente.
Las empresas pesqueras innovan permanentemente para mejorar sus técnicas de captura, transporte y procesamiento de los recursos pesqueros, lo que incluye mejorar en materia tecnológica para evitar, entre otros, eventuales accidentes y la contaminación del medio ambiente.
Consciente de los desafíos que enfrenta la pesca industrial en este trascendental tema, las empresas han creado tres importantes centros e institutos de investigación: el CIAM en el norte, el INPESCA en el centro sur y el CEPES en el sur austral. Queremos fortalecer el trabajo de estos institutos para que puedan avanzar en investigación aplicada, que permita generar nuevas actividades productivas o bien haga más eficientes las actuales. Las empresas siempre están atentas, en colaboración con la academia, a estas iniciativas.
Actualmente se sigue con atención, se participa y/o apoya diversas iniciativas como el cultivo de nuevas especies, especialmente el dorado en la zona norte; el repoblamiento de especies para incrementar las biomasas, como las algas en la zona sur; y permanentemente hay desarrollos de nuevos productos, siendo uno de los más conocidos en el último tiempo la elaboración de concentrados de Omega 3 EPA y DHA, provenientes de aceites de pescado, para productos farmacéuticos, elementos esenciales para la salud de las personas.