Pesca y desafíos para el crecimiento

Jul 20, 2023

Chile es la décima potencia pesquera del mundo, así lo acredita el “Estado mundial de la pesca y acuicultura” elaborado por FAO en 2022, que evalúa el volumen de desembarco en toneladas capturadas de cada país. Un “top ten” que comparte con grandes economías como China, Estados Unidos, Rusia y Japón, entre otras. Este dato […]

Chile es la décima potencia pesquera del mundo, así lo acredita el “Estado mundial de la pesca y acuicultura” elaborado por FAO en 2022, que evalúa el volumen de desembarco en toneladas capturadas de cada país. Un “top ten” que comparte con grandes economías como China, Estados Unidos, Rusia y Japón, entre otras. Este dato demuestra que la importancia de nuestra actividad pesquera está fuera de cualquier discusión.

Nuestro esfuerzo pesquero se realiza casi en su totalidad, dentro de nuestra zona económica exclusiva (ZEE). Lo sorprendente es que pescamos y al mismo tiempo el país es ejemplo en protección de espacios costeros y oceánicos. Por eso hoy podemos decir con orgullo que el 42,3% del mar territorial y de la ZEE son superficies marinas protegidas, según lo señala el Registro Nacional de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente. Una cifra notable ya que nuestro país ha cumplido con creces el compromiso de la COP26 para “proteger el 30% de las aguas de cada país firmante” y ha hecho un aporte muy significativo para la meta de “protección de, al menos, el 30% de los océanos del mundo”.

Porque somos líderes en la protección de espacios marinos y conservación de las especies hidrobiológicas que en ellos habitan, y, al mismo tiempo, somos una importante potencia pesquera, decimos que uno de los más grandes desafíos productivos de Chile es transformarse y ser reconocido mundialmente como un país líder en materia de pesca sustentable, además de ambiental y socialmente sostenible. Ese es uno de los enfoques orientadores de la nueva Ley de Pesca que el Gobierno espera presentar al país en los próximos meses.

Para avanzar en este objetivo, se hace necesario superar múltiples limitaciones al crecimiento y desarrollo sostenible del sector pesquero, como, por ejemplo:

– Restablecer la credibilidad y la confianza en la regulación pesquera. Obstruye el desarrollo del sector que su marco normativo esté en permanente cuestionamiento debido a la corrupción. Esto no es un relato político, es un dato. Aquí hay condenas judiciales por cohecho y soborno durante el proceso de gestación de la ley vigente. Ni el país ni el propio sector pesquero pueden permanecer indefinidamente bajo la incertidumbre que estos hechos generan.

– Directamente asociado a lo anterior, se deben enfrentar los problemas de inequidad en el acceso y distribución de los recursos pesqueros. Una distribución que no responde a criterios científico-técnicos será siempre vulnerable. Lo mismo ocurre si ella genera una postergación arbitraria de territorios y de actores.

– La desprotección social de una parte del sector artesanal también conspira contra la importancia y valoración de la actividad pesquera. Una gran mayoría del sector artesanal: los buzos bentónicos, recolectoras de orilla, tripulantes en embarcaciones de pequeña escala, entre otros, carecen hace cuarenta años de prestaciones sociales mínimas. Se requiere generar instrumentos de protección acordes a esta forma de vida y cultura de la pesca artesanal.

– Los elementos que determinan la frontera del crecimiento pesquero son la investigación científica, la capacidad de realizar -mediante el co-manejo- planes de recuperación de pesquerías, y obviamente, la capacidad de fiscalizar y combatir eficazmente la pesca ilegal. Estos tres elementos son los que definen qué se pesca, cuánto se pesca y cómo se mejora el estado de los recursos. Lamentablemente, son materias en las que Chile ha invertido por décadas menos del óptimo requerido.

Estas son algunas de las brechas que se requiere abordar en el corto plazo, pero hay muchas más. No basta con ser potencia pesquera por las toneladas de desembarco, también hay que apostar a tener un liderazgo en innovación y agregación de valor, en comercialización, consumo humano, transparencia pesquera, competitividad, simplificación de trámites o en modernización del regulador. Solo así el modelo de desarrollo de nuestro país no seguirá dándole la espalda al mar, a sus recursos hidrobiológicos y a su protección.

Ahora que restan pocas semanas para el ingreso de una nueva ley de pesca, es tiempo de que todos -no solo quienes desarrollan la actividad- tomemos conciencia de lo que este sector puede llegar a representar para el crecimiento del país. Y como señala la FAO nos comprometamos a “lograr la seguridad alimentaria para todos”. Un llamado que Chile no puede desoír cuando tiene 6.435 km de costas, con acceso directo a una de las principales fuentes de proteína del mundo, la corriente de Humboldt y el océano Pacifico Sur Austral.

Julio Salas

Subsecretario de Pesca y Acuicultura

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