Liderar, a cualquier nivel, no es algo fácil. Ya sea en una empresa, un grupo de trabajo o un centro de cultivo, los ejecutivos deben enfrentar diferentes miedos, barreras o desafíos para alcanzar los objetivos para los que fueron contratados. En parte, esta situación es más compleja en nuestro país debido a que la educación se ha enfocado solo en los resultados, descuidando la relación con el entorno, o donde la mujer debe lidiar, además, con el rol de madre.
Para que los ejecutivos o líderes puedan superar las barreras autoimpuestas, de forma de gestionarse a sí mismo y desarrollarse profesionalmente es que, cada día, están adoptando herramientas de coaching para el liderazgo.
En este sentido, uno de los más experimentados en esta materia es Andrés Freudenberg, quien es presidente ejecutivo de ILC Academy Chile, director del Diplomado en Coaching Profesional con Certificación Internacional Life&Leadership Coaching de la Universidad Andrés Bello y quien ha asesorado directamente a cientos de ejecutivos de primera línea en América Latina.
¿Por qué el coaching ha tenido tanto éxito en el mundo?
Porque es algo transversal. Cualquier ejecutivo o profesional necesita potenciar su desempeño. Todos, en sus ámbitos de trabajo, tienen metas, objetivos o quieren crecer profesionalmente pero, por otro lado, se enfrentan a barreras o frustraciones. Es muy importante saber que al que le va mejor no necesariamente es aquel que tiene una mayor capacidad técnica, sino que es aquel que tiene una mayor fortaleza emocional y mental y que les permite avanzar a pesar de que las cosas pueden salirle no como las quería.
¿Es muy común que los ejecutivos tengas sus propios temores?
Yo hago mucho coaching a ejecutivos de grandes compañías para ayudarlos a mejorar su desempeño y me he percatado que todos tienen problemas a distinto nivel. Por ejemplo, si tienes problemas a nivel familiar, eso se traspasa al desempeño profesional. Es inevitable. No se puede separar el mundo de la casa y la oficina.
En términos de desempeño profesional, existen problemas o miedos a niveles de consciencias, desafíos o de tener que tomar decisiones estratégicas que pueden significar millones de pesos en pérdidas.
Entonces, a diferentes niveles, todos tienes barreras de desempeño. Por ejemplo, en las empresas se pueden ver muchas personas buenas técnicamente, pero que les va muy mal en sus relaciones, teniendo problemas con los sindicatos o generando malos climas laborales.
En el mundo actual, una persona que sea buena para el trabajo, pero que no tiene capacidad de relacionarse con el mundo, con sus empleados, comunidades, siempre va a tener problemas.
Con nuestros programas de posgrados, buscamos a ayudar a los ejecutivos para que también fortalezcan sus habilidades blandas.
¿Cuáles diría que son las falencias más comunes de los ejecutivos chilenos?
Chile es una cultura hija del rigor, que siempre ha debido enfrentar diferentes catástrofes naturales o sociales, entre otras, y donde las universidades han entregado una orientación al logro de resultados. Los chilenos son ejecutivos-ejecutores, pero hay una falta grande de temas relacionados con las habilidades relacionales, con la inteligencia emocional, de liderar, de acompañar equipos.
¿Qué pasa con las mujeres? ¿Por qué no tienen tantos cargos de liderazgo?
Es un tremendo tema. Si bien ha habido una pequeña evolución, las mujeres en Chile tienen un doble trabajo, es decir, debe dedicarle mucho tiempo y energía a su rol de mamá y, además, lidiar con el mundo del trabajo
Muchas veces, las mujeres deben estar decidiendo entre el trabajo o la familia, lo que les genera mucho estrés y/o ansiedad. El trabajo que hacemos desde el coaching es abordar lo que tienen que hacer las mujeres para que puedan integrar los dos mundos.
¿Cómo se puede ser un buen líder en una empresa que tiene una amplia distribución geográfica, como la salmonicultura?
La única forma de hacerlo es desarrollando capacidades para potenciar a personas que autónomamente sean líderes locales en las áreas o localidades donde están. Esto es obvio, pero no tan fácil de lograr porque en Chile tenemos un problema cultural, de desconfianza y que no ayuda a generar este proceso.
Pero si uno no prepara líderes que los puedan suceder, uno no irá avanzando profesionalmente al siguiente nivel.
¿Se puede ser líder en tiempos de millennials?
Claro, pero las empresas tienen que cambiar el paradigma. La historia de la humanidad nos demuestra que las nuevas generaciones son las que cambian al mundo. Ellos no se van a adaptar a las empresas. Las compañías tienen que adaptarse a ellos. Los millennials no se compran el cuento de que uno tiene que cuidar un trabajo y aferrarse hasta la jubilación. No quieren esperar 30 años para ser feliz, sino que lo buscan ahora y no tienen miedo de perder trabajo.
Por lo mismo, las empresas tendrán que acostumbrarse a una mayor rotación de personal y a entregar mejores condiciones de movilidad laboral para que estos jóvenes puedan crecer profesionalmente y agregar valor a la compañía.
Finalmente, ¿cómo se puede liderar en tiempos en que existen crisis de confianza?
En momentos de crisis, las mejores maneras de recuperar las confianzas es establecer procesos de comunicación directos, uno a uno. Es muy importante que el líder tenga conversaciones cara a cara y bidireccionales, dejando espacios de conversación donde pueda haber preguntas, entender y escuchar las preocupaciones y, a partir de eso, generar una contención.
Hoy, las personas valoran de los líderes la cercanía. A pesar de que estén buscando proteger legalmente a sus organizaciones. Los líderes no deben esconderse detrás de una estrategia comunicacional o de abogados. Eso no ayuda a resolver los problemas.