En salmonicultura: La falta de un líder, sentido común y coraje

Feb 17, 2016

El autor asevera que, para levantar a la industria, no hace falta tecnologías, mesas de trabajo o talleres interminables. La solución estaría por otra parte.

A continuación reproducimos una Carta al Director enviada por el acuicultor Daniel Nieto. E-mail: contacto@cobia.cl

«Mi buen amigo y gran académico de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, Dr. Jorge Katz, quien ha publicado varios trabajos y monografías sobre nuestra industria salmonicultora, me comenta en relación a un reciente viaje a Puerto Montt en el contexto de un nuevo trabajo de investigación que ha emprendido, que vuelve a Santiago con una sensación similar a  la de Marshall cuando en 1940, planeando el trabajo de los distritos italianos, acuño su frase  “knowledge is in the air”, tratando de explicar la existencia, en ese lugar y momento en particular, de una externalidad no pecuniaria de la cual se beneficiaba todo el entramado social.

George Marshall, premio Nobel de la Paz por su contribución y liderazgo en la reconstrucción europea post Segunda Guerra Mundial, tal vez tiene algo que decir a la comunidad salmonicultora en su afán de reconstruir su industria. Después de todo, la tarea que emprendió es, por decir lo menos, gigantesca. Durante la guerra, Marshall reordenó la estructura del ejército de tierra y del aire, dotándolo de una visión más moderna y preparándolo para entrar en combate. Diseñó la estrategia central de todas las operaciones aliadas en Europa, seleccionó a Dwight Eisenhower como comandante supremo del ejército aliado en Europa, y diseñó la Operación Overlord, que sirvió para la invasión de Normandía.

¿Podría este notable estratega entregarnos alguna enseñanza? Volvamos, pues, al principio: “knowledge is in the air”. Prácticamente todos los actores de la industria salmonicultora coinciden en una cantidad de puntos tan abrumadora respecto de las líneas básicas de acción a seguir para levantarla del lugar en que se encuentra, donde casi ninguna pasa por tecnologías o ciencia o comisiones especiales y/o talleres interminables, sino que solo por un poco de sentido común, para lograr el objetivo de volver a su rumbo a nuestra industria, donde no cabe temer expresar que es querida y apreciada, al menos por los muchos que estuvimos en las playas del siglo pasado armando jaulas de madera y una ingeniería que es para contarles a los nietos, comiendo un exquisito salmón de nuestra factoría.

Para quienes dirigen la industria es fundamental revisar la primera ley de la economía: la de la oferta y la demanda. Para quienes dirigen la producción y la cuestión sanitaria es fundamental revisar los conceptos epidemiológicos y la “triada ecológica de la enfermedad”. Todo conduce a una baja en la producción: la de 2008 (¿alguien la recuerda?) y que permitió vender hasta a US$14/kg. Entonces, ¿qué hace falta para volver a una industria sana en cuanto al agua, los peces y las finanzas? Un líder, sentido común y mucho de coraje».

 

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