En Vietnam: Estudian producir biodiésel con residuos de pescado

Ene 27, 2014

El aceite de pescado se extrae y se modifica químicamente mediante la adición de metanol. No todos los peces son aptos para este procedimiento: el requisito fundamental es un alto contenido de grasa. Únicamente se pueden procesar los pescados grasos como el salmón o el tiburón pangasio.

(Deutsche Welle) El proyecto de la Unión Europea, Enerfish, estudia las formas en que los desechos de pescado pueden ser convertidos en biodiésel y cómo esta energía se puede utilizar de manera inteligente. “La idea del proyecto surgió de un viaje que hice a Vietnam”, dijo el coordinador del proyecto del Centro de Investigación Técnica de Finlandia, Aulis Ranne.

“Un guía nos habló de la gran cantidad de productores de pescado y de la falta de electricidad en la región «. Desde el año pasado, en el sur de Vietnam se alza una planta dedicada al estudio de la rentabilidad del proyecto. La planta es de tamaño mediano y tiene 14 metros de largo, seis metros de ancho y cinco metros de alto y tiene un nivel de producción media. Todavía se deben mejorar algunos aspectos, pero cuando el sistema esté funcionando a plena carga, podrá producir 13 toneladas de biodiésel por día.

0,,16496712_403,00El aceite de pescado se extrae y se modifica químicamente mediante la adición de metanol. No todos los peces son aptos para este procedimiento: el requisito fundamental es un alto contenido de grasa. Únicamente se pueden procesar los pescados grasos como el salmón o el tiburón pangasio.

En países como Honduras, Finlandia y Vietnam, los productores pesqueros ya tienen experiencia en la producción de biodiésel a partir de restos de pescado. Sobre todo en el sudeste de Asia hay un gran interés en esta tecnología; seis de los diez mayores productores de la industria pesquera se encuentran en la región. Vietnam es el tercer mayor productor acuícola del mundo y líder en la exportación de tiburón pangasio. Alrededor de 3.300 kilómetros de su costa y del vasto delta del Mekong presentan buenas condiciones para la crianza de peces.

La idea central del proyecto es el establecimiento de una economía circular. La planta de biodiésel y las instalaciones de producción se encuentran cerca los unos de los otros, por lo que los residuos de la fábrica pueden ser procesados para generar biodiésel.

Además, la planta de biodiésel puede alimentar sus generadores y así cubrir su propia demanda de energía. «La empresa necesita electricidad para procesos de enfriamiento y congelamiento», comentó Ranne.

Si se produce más biodiésel del necesario, la fábrica lo puede vender como combustible. Se trataría de una fuente local de energía que sustituiría a los combustibles fósiles. Según los cálculos de Enerfish, esto sería algo positivo para el clima: ayudaría a ahorrar anualmente el equivalente a 14.000 toneladas de emisiones de CO₂.

0,,16496711_403,00Seguridad energética

La producción local de biodiésel trae consigo además una ventaja para los productores de pescado, ya que los hace independientes de los cortes de energía. En Vietnam, la demanda de energía crece rápidamente. Se calcula que para el 2020 la demanda de electricidad del país será tres veces mayor a la actual. Incluso en estos momentos la red no es estable; la electricidad se corta con frecuencia. Esto hace que los empresarios tengan un gran interés en el nuevo proyecto. «Si existe una constante preocupación que la congeladora pierda el hielo, entonces se buscan alternativas”, dijo el representante de la empresa TÜV Rheinland, Tobias Schäfer, uno de los socios del proyecto Enerfish.

Para el científico del Centro de Investigación para Energía y Medio Ambiente (Research Center for Energy and Environment) y socio vietnamita del proyecto, Son Ha Dang, el beneficio es la seguridad energética. Producir biodiésel propio permitiría que el país fuera menos dependiente de la importación de combustible.

Hasta hace poco Vietnam carecía de conocimientos especializados sobre biodiésel, dice Son Ha Dang: «El proyecto ayudará al gobierno a adquirir experiencia con esta tecnología».

Como sucede en muchos casos cuando se introducen nuevas tecnologías, el punto débil de Enerfish es aún la economía. «En términos económicos, está en el límite de lo tolerable», dice Schäfer.

Las condiciones en Vietnam son difíciles. Es cierto que el gobierno vietnamita se ha propuesto ciertos objetivos con respecto a los biocombustibles. Para el 2025, el 5% de la demanda de combustible deberá ser cubierta con recursos renovables. Una parte podría provenir de la grasa de pescado.

Sin embargo, el Gobierno apuesta aún por los combustibles fósiles donde el diésel convencional recibe un subsidio. Además, actualmente la electricidad tiene un coste muy bajo.

Adicionalmente, el aceite de pescado se ha convertido en los últimos años en un producto muy cotizado; los fabricantes de alimentos y la industria farmacéutica se pelean por él. Asimismo, los productores de alimentos para animales tienen también gran interés en los desechos de pescado.

Mientras tanto, se habla de otros lugares para la producción. «El próximo paso será Brasil», dice Ranne. Kenia también ha expresado su interés en la tecnología.

El proceso puede ser útil especialmente en situaciones donde las sobras de pescado simplemente se desechan y el aprovisionamiento de energía es malo.

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