Gobierno propone una nueva norma para sector salmonicultor: Apelará a la autoregulación

Ene 7, 2014

La nueva norma permitiría elevar la producción en ciertas concesiones, pese que una empresa haya tenido malos desempeños sanitarios el año anterior. La idea es que las compañías se organicen para definir los barrios que serán potenciados.

(Pulso) A fines de 2013 comenzó a regir una nueva normativa para la industria salmonicultora, que regula las densidades de siembra en las jaulas. Este mes se amplió la regulación a los barrios. Con estas dos disposiciones, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) calculaba que la producción total de salmón y trucha caería cerca de 24% en la cosecha de 2014, totalizando unas 530.000 toneladas de salmón. Lejos de las 700.000 toneladas que se estima cerró el año pasado.

Pero la situación podría dar un giro, luego de una nueva normativa que lanzó la autoridad y que puso en consulta a todos los actores de la industria.

La nueva norma permitiría elevar la producción en ciertas concesiones, pese que una empresa haya tenido malos desempeños sanitarios el año anterior. La idea es que las compañías se organicen para definir los barrios que serán potenciados.

Con la norma vigente, aquellas jaulas o barrios que en el ciclo anterior hayan tenido pérdidas de 15% a 18%, en el ciclo siguiente tendrán que rebajar la siembra en 10%. La escala sube a 20% cuando las pérdidas llegan a 22% y a 40% cuando suben a 26%. Sobre ese nivel, la jaula o barrio deberá limitar su siembra en 60%.

El impacto de esta norma puede ser brutal para una empresa, pues en la práctica -destacan en el sector- a una compañía le saldría más a cuenta no producir en esa concesión.

De ahí que el gobierno esté apostando por esta alternativa que tendrán las compañías.

Este jueves, representantes del gobierno se reunirán con el sector privado en una nueva reunión del Consejo Nacional de Acuicultura, ocasión en donde se responderán las dudas de las empresas.

«Con este cambio las empresas mantienen su producción, pero pueden concentrar sus siembras. Es decir, hay un ahorro de recursos (menos jaulas para el mismo número de peces en cosecha) que pueden hacer que la operación sea viable», destaca el jefe de la división de acuicultura de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, José Miguel Burgos.

¿Se flexibiliza la normativa? Burgos es categórico: «No, lo que hace esta norma propuesta es darle una salida a las empresas, una opción, pero se tiene que cumplir con una norma de manejo más estricta».

Y añade: «Esto te permite viabilizar una mala densidad, pero sin riesgo sanitario. Este es un perfeccionamiento del reglamento de densidades y, probablemente, vendrán más cambios. Estamos innovando en esto y no hay ningún país que tenga este sistema».

Producción

La nueva norma la podrán acoger de manera voluntaria las empresas. Eso sí, deberán ponerse de acuerdo cuando se quiera explotar con mayores densidades un barrio en particular. Siempre con la idea de reducir al mínimo los riesgos sanitarios. De ahí que en la industria se hable de una autoregulación, pues serán las propias empresas las que decidirán cuando explotar más agresivamente una zona.

«Al ser voluntaria la propuesta es un paso adelante, porque algunos van a tomar posición y otros no. Pero no ha sido discutida a nivel de gremio ni de empresa», asegura Alberto Romero, director de Blumar,  ligada al grupo Sarquis.

Tras la crisis del virus ISA en 2009, el gobierno endureció la normativa para evitar una nueva crisis sanitaria, lo que llevó a encarecer la producción. Todo con el fin de evitar una nueva catástrofe. Si bien los resultados de las medidas dieron lugar a una industria más sana, producir un salmón hoy es mucho más caro que hace tres años. Los insumos han subido de precio, pero lo más relevante, afirman en el sector, es que hoy el manejo sanitario ha llevado al país a perder competitividad frente al archirrival en esta industria: Noruega.

Para tener una idea: cinco de las principales salmoneras del país, que informan sus resultados públicamente, han evidenciado un alza en sus costos de 37% promedio, lo que ha afectado fuertemente la última línea.

No obstante, en el gobierno hay conciencia de esta situación; de ahí los cambios.

 

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