(Estrategia) Sin soluciones está la salmonicultora Invermar ante la compleja situación que enfrenta la compañía. Una deuda crediticia de US$12,3 millones, sumado a la caída de la producción, más la baja del precio de su principal producto, conforman el oscuro futuro de la compañía.
Este viernes 16 de enero se realizó la junta extraordinaria de accionistas, encabezada por los hermanos Mario y Alberto Montanari, en la que estuvieron presentes 15 accionistas minoritarios que esperaban conocer la respuesta de los bancos acreedores respecto de la prórroga solicitada para el pago de cuotas de créditos vencidas. No obstante, asistentes afirmaron a la salida de la reunión que dicha información no se entregó. Esta reliquidación constaba de dos cuotas, la primera de US$3,3 millones y la segunda por US$9 millones aproximadamente y mantiene en incertidumbre a la salmonicultora, ya que actualmente la deuda corresponde a un poco más de doce veces el patrimonio de la empresa.
Según lo informado en la junta de accionistas existe la posibilidad de renegociar con la producción futura. Jorge Núñez, accionista minoritario comentó: «Con la información que se tiene terminarían con US$100 millones este año, más 14.700 toneladas de salmones de término, pero ellos proyectan 18.500 toneladas. Con eso podrían reliquidar con la banca. Además podrían colocar 30.000 toneladas, con lo que pueden pagar la deuda». Núñez lo considera posible pues la compañía tiene capacidad productiva para 40.000 toneladas y no está en los planes perder la biomasa existente, ya que esto incrementaría la deuda.
Sin embargo estas expectativas de la producción contrastan con las cifras de 2014, que muestran una caída del 36% en comparación con 2013. Compleja situación si además se considera que el total de su producción es salmón Atlántico, cuyos precios son menos estables.
Como un fracaso fue considerada la fallida venta a AquaChile, que buscaba quedarse con el 88% de la empresa de los Montanari, desistiendo por el inseguro proceso económico que vive el país. Pero no es la única compañía mencionada para comprar la salmonicultora nacional, Cupquelan, la noruega Salmar y el grupo peruano Brescia, han presentado oportunidades un tanto lejanas para los accionistas minoritarios, que terminaron la reunión sin claridad sobre el futuro de la empresa.