A continuación reproducimos una columna de opinión escrita por el gerente general del Puerto Lirquén, Juan Alberto Arancibia Krebs, y que fue publicada recientemente por el Diario de Concepción.
"En el último tiempo hemos visto a parte de la sociedad chilena expresar su descontento en las calles. Casos emblemáticos son las manifestaciones sociales contra proyectos como Barrancones o HidroAysén, las marchas estudiantiles, los movimientos en Aysén y otras ciudades del país, como también las paralizaciones de trabajadores en la minería y el sector portuario.
Son varias las razones que explican estas situaciones: demandas insatisfechas, mala calidad de la educación, desigualdad, o, sencillamente, oportunismo político. Sin embargo, uno de los principales motivos tiene que ver con la falta de confianza: entre las personas y en las instituciones públicas y privadas.
Es necesario, por tanto, darle mayor espacio al diálogo entre las partes, conversar los temas, saber escuchar y construir puentes entre los distintos actores que permitan solucionar las diferencias pacíficamente, sin caer en acciones que violenten a una u otra parte.
Lo anterior tiene especial importancia en las relaciones laborales. La empresa debe saber escuchar a sus trabajadores, entender sus demandas, buscar soluciones oportunas, darles oportunidades para que se desarrollen y contribuyan al desarrollo de la compañía, generar empleo de calidad, bien remunerado y en un lugar seguro.
Los trabajadores, por su parte, deben definir sus demandas en forma seria, criteriosa, considerando la situación y condiciones propias de la empresa en que trabajan y no de otras del mismo rubro; deben estar abiertos a negociar y llegar a acuerdos.
Una negociación llevada de esta manera, sin lugar a dudas, tiene altas posibilidades de ser exitosa y sus acuerdos sustentables en el tiempo. No así cuando la forma de conseguir lo demandado no es el diálogo, sino que las movilizaciones que terminan afectando toda la cadena productiva, desde el trabajador al cliente".