A través de su boletín correspondiente al mes de agosto, la Asociación de Talleres de Redes A.G. (Atared) detalló los alcances -técnicos y prácticos- que el Acuerdo de Producción Limpia (APL), en su subsector talleres de redes, ha tenido para el desarrollo sustentable de la industria chilena del salmón. A continuación reproducimos íntegramente el texto enviado a AQUA:
"La evaluación del Acuerdo de Producción Limpia (APL) consideró a diez empresas de las doce originales certificadas. Siete socias de la Atared y tres no asociadas. En total, doce instalaciones certificadas. El lapso de tiempo en el que se trabajó el Acuerdo de Producción Limpia, tuvo un gran ruido que fue la crisis del ISAv. Por esto, se intentó eliminar o reducir al máximo tal distorsión. Para ello, se trabajó con índices relativos, esto es, por cada 1.000 m2 de red lavada.
Es así que producto de la crisis la actividad experimentó una disminución productiva importante y un cambio repentino en el esquema productivo, lo cual en definitiva llevó a un aumento importante en el volumen de redes atendidas y consecuentemente, en el volumen de Rises y Riles manejados. La crisis obligó al sector a optimizar todos sus procesos más allá del APL. Los costos operacionales crecieron un 8%, en tanto que las utilidades operacionales mermaron un 25%.
La cifra más notable es el aumento de la productividad: de un promedio de 34.000 m2 redes lavadas/año/trabajador, se aumentó a 61.000 m2 redes lavadas/año/trabajador, esto es, un incremento del 80%. Es difícil estimar el aporte de cada una de las razones que explican este notable aumento en la productividad. Los tres factores principales sin duda son: primero, el impacto de inseguridad que produjo la pérdida de puestos laborales en quienes permanecieron trabajando -alrededor de la mitad- y, la baja en la tasa de ausentismo, un 32% menor a la del 2006, año base del cálculo. El hecho que los más eficientes retuvieron sus puestos tuvo un efecto sinérgico positivo pues todas y cada una de las empresas fueron más eficientes. Asimismo, tuvo un impacto fuerte en el aumento de las remuneraciones individuales de los trabajadores, pues una parte es fija y la otra sobre resultados.
Segundo, las inversiones en infraestructura, equipos y software permitió en algunos casos, incrementos importantes al racionalizar la gestión. Tercero, el mejoramiento de los procesos al interior de cada taller de redes facilitó la disminución de los tiempos ociosos en cada uno.
En tanto, otros indicadores relevantes obtenidos producto del APL es una disminución del 28% de residuos enviados a vertederos, un 32% menos de ausentismo, 10% reducción en la tasa de siniestralidad.
En cuanto a los Riles, se logró un 8% reducción en generación de Riles y 17% de reducción en consumo de agua. Especial mención merece la merma en los parámetros críticos Cobre, Nitrógeno Total, DBO5, Sólidos Suspendidos, etc. En promedio, aún cuando ya los talleres cumplían la norma, los parámetros experimentaron una disminución del 68%. Otro indicador de interés es la tasa de infracciones que se redujo en un 50%.
Como impacto indirecto, se puede aseverar que: en términos de ahorro de salud ocupacional,
las menores tasas de accidentabilidad y siniestralidad representan un ahorro país. Además, dichos recursos estatales no utilizados en este período pudieron redestinarse a otras enfermedades laborales; la menor emisión de contaminantes a los diversos medios de descarga implica una contribución directa a una mejor calidad de agua en esos cuerpos receptores; y el menor volumen de residuos originados por el sector significa una mayor vida útil de los rellenos sanitarios.
Gran parte de las inversiones requeridas para cumplir los compromisos se hicieron con antelación al APL, producto de la nueva normativa ambiental y sanitaria que entró en régimen en el país a partir del año 2001.
El cuadro resultante es un conjunto de medidas coherentes que se potencian entre sí y que valida la conveniencia de realizar un Acuerdo de Producción Limpia.
Corolario final es que el Acuerdo de Producción Limpia suscrito, aprobado y evaluado por diez empresas de talleres de redes de las regiones de Los Lagos y Aysén, fue un elemento determinante en ayudar a sobrellevar mejor la crisis de la industria salmonicultura".
Fuente: AQUA