Una roca en el fondo del mar. Es todo lo que uno podría ver del piure al bucear las aguas costeras entre Perú y el sur de Chile si no contamos con un ojo entrenado que lo sepa distinguir de una piedra en el suelo marino. Y es que este invertebrado notocordado, un filtrador que adorna con su rojo característico los mercados fluviales, ferias, platos de caldillos y preparaciones marinas del pacífico sur, cuenta una historia familiar, hasta hace poco, desconocida.
El piure (Pyura chilensis) es una especie que habita entre el intermareal bajo y hasta una profundidad de 70 metros, desde la costa central de Perú, hasta el sur de Chiloé. Su aspecto es confuso; a simple vista pareciera ser una roca, pero al abrirlo con las manos, aparece el invertebrado de un intenso color rojo y del tamaño aproximado de una pelota de ping pong. Si bien es conocida entre pescadores y recolectores, no goza de la popularidad que ostentan por ejemplo el loco o los erizos, quizás por su característico e intenso “sabor metálico” — que en realidad es el sabor al vanadio que extraen desde el agua de mar —, y su apariencia como una suerte de piedra filtradora viva.
Pero para un grupo de investigadores, su genética también es especial, ya que se aleja bastante de los moluscos y otros vertebrados, y lo asemeja más a los vertebrados y por consiguiente a la especie humana. Pero, ¿cuánto sabemos realmente del piure? ¿Cuál es su historia familiar, su origen y posibles escenarios futuros?
En 2013 el piure capturó la atención de dos investigadoras:, Pilar Haye, académica de la Universidad Católica del Norte y directora alterna del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), y Natalia Muñoz-Herrera, quienes estudiaron la estructura genética espacial de Pyura chilensis a lo largo de la Corriente de Humboldt. En una primera investigación, las autoras descubrieron que el piure tenía tres linajes bastante diferenciados (o haplogrupos mitocondriales); dos de ellos ampliamente distribuidos entre la costa centro sur de Perú y Chile y uno restringido geográficamente a la zona sur. Es decir, tres linajes separados genéticamente y que muestran una gran variación geográfica.
En la localidad más al norte, desde la costa central de Perú hasta la región de Antofagasta, sólo estaba presente el que llaman linaje 1 (o Hg1), por ser también el más abundante. En las localidades intermedias, entre la región de Atacama y la región del Maule (26°S y 36°S), además del Linaje 1, habitan individuos de un segundo linaje, o linaje 2 (Hg2). Por último, en las localidades del sur, estaban presentes estos dos grupos sumado al tercer linaje (Hg3). Este último, es particularmente abundante en Los Molinos, en la costa de Valdivia.
Además, las autoras intentaron estimar cuándo estos tres linajes podrían haberse separado entre sí. De acuerdo con el estudio, los tres linajes de la especie se formaron durante los ciclos glaciares del Pleistoceno, como consecuencia de su aislamiento durante las glaciaciones, coincidente con el descenso del nivel del mar. En los periodos interglaciares posteriores, las poblaciones pudieron cruzarse, lo que dio lugar a la composición actual de tres linajes mitocondriales divergentes
Fotografía: SECOS