(El Mercurio) Hay humedales donde viven cisnes, otros que son el hogar de flamencos, están los humedales que alojan a patos y garzas y varios donde las gaviotas son la especie principal.
La población de aves acuáticas que habita Chile es variada, pero todas son contabilizadas en el censo que se efectúa entre el sábado pasado y el domingo 16 de julio.
El Censo Neotropical de Aves Acuáticas tiene lugar en el país desde 1990. Desde entonces, un mayor número de países se han ido sumando a la iniciativa liderada por la organización Wetland International. La modalidad es censar a las aves dos veces al año, en febrero y julio.
«En todos los países del continente en este momento hay voluntarios en terreno para contar las aves acuáticas», dice Rodrigo Barros, presidente de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), quienes son los encargados de coordinar la actividad en Chile.
«Los humedales son uno de los hábitats más amenazados en el mundo, y cobijan un gran número de especies, entre estas, las aves. Entonces, es muy importante monitorear estos sitios para saber el estado de poblaciones de las aves que acogen y así poder tomar medidas de protección». De hecho, los datos de Wetland son algunos de los considerados para que un sitio sea nombrado Ramsar, un reconocimiento internacional sobre humedales de importancia mundial, explica Barros.
Entre lagunas, ciénagas, playas y desembocaduras de ríos, todos agrupados bajo el nombre de humedales, en Chile se censarán 87 sitios, desde Arica hasta Magallanes.
En algunos sitios el censo ya se llevó a cabo; en otros, por las dificultades de acceso, se trata de equipos cerrados de censistas. Sin embargo, hay algunos lugares, como el humedal de Batuco, el más grande de la región Metropolitana, en que la invitación es abierta a quienes quieran ayudar. Las fechas de estos censos abiertos estarán en los próximos días en el sitio web de la ROC (www.redobservadores.cl).
«En la página también se puede ver la lista de humedales y si alguien encuentra que falta un sitio cercano a su localidad, fantástico que haya un nuevo voluntario que pueda hacerse cargo. Nosotros podemos explicarle qué es lo que tiene que hacer», agrega.
Taguas, chorlos, playeros y gaviotas llegan hasta el humedal de Batuco. Algunos son residentes, otros llegan a nidificar y están también las migratorias.
En invierno, por ejemplo, las bandadas de piuquenes bajan desde la cordillera para vivir en este sector.
«La desembocadura del Maipo y del Aconcagua son dos sitios donde llegan muchas aves playeras migratorias en verano. Vienen desde el hemisferio norte, como el playero blanco o la gaviota de Franklin. Hay períodos del verano en que hay más de 20.000 de estos últimos ejemplares en ambos sitios. Y el problema es que la gaviota de Franklin, por ejemplo, viene a estos sitios como un lugar de descanso después de su largo vuelo. Pero su llegada coincide con los veraneantes, para quienes parte de la gracia es hacerlas volar».
En el censo de invierno, en cambio, es posible ver al chorlo chileno y al chorlo de doble collar, que vuelan desde el extremo sur de Chile hasta estos humedales.
«Aún hay mucho por conocer de las aves acuáticas de Chile», dice Barros.