En los últimos cuatro años el valor que las compañías pesqueras cancelan por concepto de patentes se triplicó, según los cálculos realizados por la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca). Esto significa que el monto de 140.472 UTM pagado en 2002, pasó a 400.686 UTM durante este ejercicio, donde se alcanzó el tope del valor establecido en la ley que rige al sector.
Pese a que este progresivo aumento quedó solucionado hace ya varios años, lo cierto es que junto con las presiones de otros elementos como el bajo dólar y el alza en el precio del petróleo, está provocando varias aprensiones en el sector, sobre todo porque los márgenes de las empresas están disminuyendo progresivamente.
Según explicó el gerente general de Sonapesca, Cristián Jara, el alza de pagos por este concepto es un costo ineludible y significativo que la industria debe cancelar independiente del nivel de capturas que una determinada compañía registre. El problema de esto es que se debe pagar por todas las embarcaciones, estén o no realizando trabajos de captura. Por ende, las firmas están pagando por un porcentaje importante de naves que no están operando, lo que se mezcla, con desembarques cada vez menores.
De acuerdo con la información publicada hoy en el Diario Financiero, de las 575 naves que operaban en 1995, actualmente se encuentran operativas 217. Las capturas industriales en tanto pasaron de 6,8 millones de t que había en 1995 a 2,8 millones el año pasado, de acuerdo a las cuotas establecidas por la ley de pesca.
“Un ejercicio simple a partir de los datos del primer semestre de 2005, calculando un dólar aún por sobre $ 600 y un precio del petróleo un 15% inferior a lo que estamos viendo hoy, bajo esos supuestos el cálculo equivalía al 18% de las utilidades. En este momento sin duda es más”, opinó Jara. Sostuvo que este monto es entre 6 y 7 veces mayor para la industria que el royalty que se aplicó recientemente a la actividad minera, que llega al 3% de dichas utilidades.
En este mismo sentido, afirmó que este cobro es mayor a cualquier impuesto específico o gravamen existente en los demás países pesqueros.
El ejecutivo agregó que en general el balance que se hace de la ley de pesca que rige al sector actualmente es positivo porque ordenó el sistema y terminó con la llamada “carrera olímpica”, donde se pescaba sin ningún tipo de límites. “En general es bueno, el problema es que deja un flanco débil cuando los años vienen malos o cuando los costos se disparan. Acá hay una luz amarilla prendida, que en años razonablemente buenos como ha sido este no produce mayor impacto, pero si tenemos un mal año pesquero, unido a un tipo de cambio bajo y a condiciones de mercado complejas, este gravamen podría resultar muy pesado para la industria”, acotó.