“Nos despertamos con la explosión. ¡Fue tremenda, como en una película, una guerra!”, contó Diego Fernández Alarcón, quien vive a dos cuadras de la pesquera Alimar, fabricante de harina de pescado y punto de atención del vecindario el sábado pasado.
Eran las 7 de la mañana cuando todo el sector se conmocionó por la explosión de un estanque desclasificador de condensado sucio que destruyó el galpón y parte de las oficinas de la empresa, ubicada en avenida La Marina 1250.
Con la onda expansiva, pedazos de fierros y restos de vidrios saltaron a una cuadra de distancia. Dos trabajadores resultaron heridos: Rubén Ubilla Mendoza (37), quien sufrió quemaduras en ambas manos y rostro por el vapor de agua y quedó internado en el Instituto de Seguridad del Trabajo (IST), y Luis Huerta Quijada (40), quien fue atendido en el mismo centro asistencial por una herida cortante leve en la mano derecha. Este último fue dado de alta.
Según lo publicado por El Sur, al lugar llegó la seremi de Salud, Cecilia Villavicencio Rosas, quien ordenó de inmediato un sumario sanitario para establecer las causas de la explosión – en principio se atribuyó a un recalentamiento del sistema- y para establecer si hay responsabilidades de la empresa en el accidente.
La autoridad precisó que el estanque medía tres por tres metros y tenía seis metros de alto. Resultaron dañados el galpón donde estaba el estanque, la gerencia, la administración, un laboratorio y el sector donde está el secado y prensado de la harina de pescado. A esa hora, sólo había 20 trabajadores en el lugar. La empresa tenía todas las autorizaciones y los trabajadores contaban con la autorización para operar calderas.
“La explosión afectó en forma considerable la infraestructura de la pesquera, por lo que implementamos todas las medidas de seguridad necesarias para proteger a las personas que desmontarán lo que quedó”, explicó Villavicencio, quien ordenó también la detención de las faenas en la pesquera para evitar riesgos.