Valdés admite que reforma laboral sería aprobada en marzo

Ene 22, 2016

El secretario de Estado manifestó que los países en desarrollo como Chile deben ajustar sus políticas rápidamente para enfrentar la “nueva realidad”.

(La Tercera) El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, afirmó ayer que el proyecto de reforma laboral que se discute actualmente en el Senado no sería aprobado antes del 31 de enero, fecha autoimpuesta por el Ejecutivo para su despacho definitivo desde el Congreso.

En una entrevista con la agencia Reuters, en el marco de su participación en el Foro Económico Mundial de Davos (WEF por su sigla en inglés), Valdés reconoció que las negociaciones al interior de la Nueva Mayoría llevarán a que la iniciativa sea aprobada probablemente a comienzos de marzo.

En tanto, el secretario de Estado reiteró que el desplome en el precio del cobre en los mercados internacionales hace evidente que la previsión de crecimiento del 2,75% para 2016 “es demasiado alta para cumplirla”, añadiendo que el mercado espera una cifra más cercana al 2%.

Por esta razón, planteó que están en proceso de revisión de las proyecciones macroeconómicas para el presente año.

El secretario de Estado manifestó que los países en desarrollo como Chile deben ajustar sus políticas rápidamente para enfrentar la “nueva realidad”, ya que los mercados emergentes carecen de credibilidad y herramientas suficientes para contrarrestar con éxito una salida de capital.

“Este es un shock gradual. Es importante que nos ajustemos a esta realidad. Lo peor que podemos hacer es pensar que no está pasando y actuar como si no estuviera pasando”, añadió.

En esa línea, el ministro de Hacienda admitió que, con un precio del metal más bajo, los ingresos del fisco se resentirán. “Estamos frente a un déficit del 3% o más tal vez. (…) Pero tuvimos una gran reforma fiscal hace dos años, lo que nos permite mantener el crecimiento del gasto, aunque a un ritmo mucho más lento que en el pasado”.

Otra dificultad para Chile y la mayoría de los países de América Latina es la situación en Brasil, que enfrenta una recesión y una profunda crisis política (a raíz de los casos de corrupción). Esto, según Valdés, ya ha impactado los flujos de inversión entre ambos países.

 

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