Todos los actores participantes en la industria pesquera en Argentina coinciden en afirmar que la pesquería de la merluza común (Merluccius hubbsi), el principal recurso del caladero argentino, se encuentra en emergencia, más allá de buenos reclutamientos en los años precedentes que abrieron una posibilidad de cierta recuperación. Pero quien más recaudos debería tomar para hacer sustentable la situación del recurso, parece ser el más optimista y plantea escenarios de difícil pronósticos.
En la Resolución 03/05 el Consejo Federal Pesquero estableció 310 mil t como captura máxima permisible para el efectivo de merluza al sur del 41º S. La decisión política de asignar semejante cupo no coincide ni con el nivel de riesgo más elevado que formularon los científicos del Inidep en el Informe Técnico Nº 37 “Evaluación del Estado del Efectivo Sur de 41º S de la merluza y estimación de la captura biológicamente aceptable correspondiente al año 2005”.
Con una proyección a largo plazo, más de 25 años, los científicos del Proyecto Merluza establecieron que la captura biológicamente aceptable, para lograr el objetivo de llevar la biomasa de reproductores a 400.000 t, ascendía a las 303.306 t de captura a lo largo del 2005. Sin explicar ni fundamentar su decisión, el CFP estableció 310 mil. Para lograr ese objetivo en el corto plazo, tres años, el Informe señala que la captura biológicamente aceptable debería no ser mayor a 260.906 t.
Según lo informado ayer en www.pescasypuertos.cl, hay otros datos que hacen brillar más la luz de alarma que ilumina la pesquería. Si bien la participación porcentual de las edades dos a cinco en el total capturado es similar a la de los años anteriores, la clase de edad 1, en cambio volvió a aumentar su participación en el desembarque, 16% contra 11% en 2003 y 4% en el 2002, indicando una clara tendencia a desembarcar ejemplares cada vez más pequeños. Además, los científicos del Proyecto merluza hicieron notar que la captura desembarcada superó a la Biomasa de Reproductores (BR) estimada a comienzos del año. Esto mismo sucedió en los años previos a la crisis producida a fines de la década de 1990. “La biomasa de reproductores no se recuperó a pesar de haber transcurrido tres reclutamientos a la edad 1 de muy buena magnitud”, destaca el documento.