Los últimos dos años, en Chile se han registrado al menos dos importantes escapes de peces; ambos relacionados con eventos climáticos de gran envergadura sucedidos en la región de Los Lagos. En el hemisferio norte también han ocurrido eventos, como un escape sucedido hace pocos días en Escocia debido a la tormenta “Ellen”.
Los expertos concuerdan con que el cambio climático, ciertamente, está impulsando eventos atmosféricos de mayor intensidad y cada vez más frecuentes, de modo que la industria acuícola debe sí o sí repensar el diseño y estructura de sus centros de cultivo, considerando jaulas, mallas, fondeos, pontones y todos los elementos que permiten a la instalación operar.
AQUA conversó con el director ejecutivo de Coopernet, Rodrigo Sanchez. Esta empresa, que provee redes de aleación de cobre, ha podido apreciar en terreno los cambios que se están produciendo para la acuicultura en diferentes latitudes, estudiando a fondo cómo se puede dar paso a centros de producción seguros y resistentes a las inclemencias del clima.
De acuerdo con el ejecutivo, los efectos del cambio climático se están percibiendo en distintos lugares. “Las jaulas que instalamos en Baja California (México) el año pasado fueron azotadas por el huracán Lorena, el cual pasó por encima del centro de cultivo, track muy poco probable para huracanes, pues estos, por lo general, pasan por fuera del Mar de Cortez y fuera de la península. Sin embargo esa vez se desvió y pasó por dentro. Lo mismo pasa en este preciso momento con otro huracán de nombre Hernán que al parecer se está degradando a tormenta tropical y está pasando nuevamente casi por encima del centro de producción. Es inédito tener dos eventos de este tipo en años consecutivos. Lo que antes se consideraba poco probable, hoy hay que considerarlo como bastante probable para el diseño y cálculo de los sistemas de acuicultura”.
Sin embargo, Rodrigo Sanchez recalca que “la tecnología para resguardar las jaulas y para evitar escapes de peces ante este tipo de eventos está disponible y al alcance de los productores”.
En el caso de Chile, ¿qué normas hay que considerar para la instalación de un centro de cultivo? De acuerdo con el ejecutivo, hasta se muy poco tiempo se tomaba como referencia la Norma Noruega NS 9415. Hoy, en cambio, se cuenta con la Norma Chilena NCh 3448:2017, la cual fue publicada el 29 de agosto del 2017 y proporciona la normativa para la determinación de la suficiencia de una estructura flotante (balsa), de las redes y del equipamiento de fondeo para un centro de cultivo, entregando la base de diseño en función de las condiciones ambientales y de los riesgos aceptables para que la instalación opere en buenas condiciones.
Aparte de esta norma, acaba de lanzarse el 18 de agosto de este año, la Resolución 1821 de la Subpesca que establece la metodología para el levantamiento de la información, procesamiento y cálculos del estudio de ingeniería y especificaciones técnicas del centro de cultivo, la cual hace una serie de indicaciones respecto de la medición de corrientes, vientos, oleaje, cálculo de fondeos y jaulas, resistencia de las redes y cargas de diseño, entre otros elementos. “Pero quizás uno de los puntos relevantes es respecto de la exigencia de trazabilidad, verificaciones semestrales y certificaciones anuales de todos los componentes principales de centro de cultivo, como pasillos, barandas, pasadores, redes loberas y peceras, cabos, grilletes, boyas y anclas, entre otros, lo cual se entiende que es importante para tratar de evitar siniestros como los que ya han sucedido”, conforme con Rodrigo Sanchez.
“La ingeniería chilena es bastante buena. No tiene nada que envidiarle a la de otros países. Así ha quedado demostrado a lo largo de los más de 40 años de acuicultura, donde la tasa de siniestralidad es bastante baja considerando que en la acuicultura. Para tratar de dimensionar y entender este punto, a diferencia de las obras civiles, los centros de cultivo están sometidos a eventos dinámicos con mucha mayor frecuencia que las edificaciones en tierra, es como si un centro de cultivo estuviera sometido todos los días a sismos de intensidad entre 2 a 5 (oleaje) y durante los inviernos a terremotos de grado entre 6 a 8 (temporales), dos a tres veces por mes; sumando los efectos del viento y las corrientes. Esta frecuencia de eventos es poco común en otras áreas de la ingeniería. A pesar de esto, la cantidad de siniestros importantes son bajos y se pueden seguir disminuyendo aplicando estándares como los mencionados anteriormente, incluso si las condiciones medioambientales van empeorando”, comenta el profesional.
Aportando a la mejora de los estándares de seguridad
En el caso de Coopernet, esta empresa ofrece mallas de aleación de cobre, las cuales están certificadas como estructuras para el confinamiento de especies hidrobiológicas, teniendo una doble función, pues confinan a los peces y los protegen contra ataques de depredadores. Esto significa que no es necesario poner una red lobera. “Este es un punto no menor, debido a que las redes en sí son generadoras de arrastre debido a las corrientes, por lo cual mientras más redes tenga un centro y más fouling tengan estas redes, más arrastre generará el módulo sobre los fondeos (Ver siguiente imagen), aportando casi la mayoría de la fuerza necesaria para generar un garreo del centro, lo cual genera la pérdida de resistencia estructural de las jaulas y genera el colapso del módulo de cultivo”, explica el ejecutivo.
Añade que, por el contrario, “las mallas de aleación de cobre tienen un coeficiente de arrastre casi la mitad de una red de nylon y además no se le adhiere el fouling, por lo cual el arrastre es bastante menor y si le sumamos que no utilizan red lobera, hace que los fondeos de los centros trabajen más aliviados, por lo menos, a la mitad de la carga o requerimiento que generan otro tipo de redes o sistemas de confinamiento a los cuales se le adhiere el fouling”.
Lo anterior haría más seguro el centro de cultivo. “Otro aspecto muy importante y diferenciador de nuestra tecnología es que en el 100% de nuestras mallas utilizamos un sistema de flotación independiente, el cual consiste en una tubería estanca de HDPE, la cual neutraliza el peso de la malla y esta no le aporta ni un solo kilo de peso a la balsa jaula del productor (Ver siguiente imagen). Es decir, la malla flota por sí sola, no le cargamos peso a las jaulas y junto a que generan menor arrastre, ambas características hacen que los flotadores del módulo y los fondeos trabajen aliviados y tengan mejor capacidad para enfrentar un temporal de gran envergadura, además de los efectos del cambio climático. Por lo menos así lo han demostrado las mallas de cobre, tanto en Chile como en otros países. Acá en Chile, ya han logrado nueve años de vida útil, lo cual ha sido todo un logro”.
Las mallas de aleación de cobre de Coopernet son aplicables tanto para centros nuevos como para aquellos que ya están operando. La empresa, además de ofrecer mallas de cobre y balsas circulares superficiales o sumergibles de HDPE, también tiene los servicios de ingeniería para la revisión de los cálculos de fondeos, jaulas y mallas, entre otros, para hacer frente a las nuevas exigencias y normativas. Además, la firma tiene la capacidad de ayudar al productor a llevar el centro de cultivo al nuevo estándar de seguridad y cumplimiento que entrará en vigencia en el corto plazo. “Esto es muy importante para la cobertura de los seguros ante un siniestro”, sostiene Rodrigo Sánchez.
¿Son mucho más caras las redes de aleación de cobre? “Si se hacen los cálculos y comparación considerando todas las variables operacionales, las mallas de cobre son más baratas al cabo de dos a tres ciclos productivos respecto de las convencionales. Si en este cálculo se considera la mejora en la productividad, o los beneficios financieros, o el riesgo de accidentes por buceo, o las nuevas exigencias de la regulación, o el escape de peces o un siniestro como los sucedidos anteriormente, no tienen comparación”, cierra el representante de Coppernet.