La conservación de la ballena azul en el golfo de Corcovado, en la Isla de Chiloé (X Región, Chile), fue motivo de discusión en el taller internacional que World Wildlife Found (WWF) realizó esta semana en los verdes paisajes de Puyehue (X Región).
Los asistentes al encuentro celebraron los esfuerzos que varias ONGs realizan para que el Gobierno decrete como área marina protegida a la zona de Corcovado, donde este mamífero, el más grande del mundo –y también el más amenazado entre los cetáceos– encontró un santuario para alimentarse y crecer.
Pero también reaccionaron con preocupación ante la cada vez mayor cantidad de países integrantes de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) partidarios de levantar la moratoria contra la caza comercial.
De acuerdo con lo publicado en El Mercurio, la contingencia los alarmó. El martes, momentos antes de que WWF iniciara su jornada vespertina, el Ministerio de Pesca de Islandia resolvió autorizar la caza de ballenas con fines comerciales (30 minke y 9 rorcuales comunes).
«La situación es muy grave. No todas las especies están amenazadas, pero sí bastantes. No hay ninguna población de ballenas que sustente su caza comercial. Además, nos parece excesiva la cantidad que se captura con fines científicos», dijo el representante del Programa Marino Global de WWF, Sian Owen.
Además, sostuvo, «en el mercado no hay demanda por carne de ballena». Aseguró que sería más rentable fomentar el ecoturismo en torno a la observación de los cetáceos.
El investigador Rodrigo Hucke-Gaete, director del Centro Ballena Azul, dijo es preocupante que países que integran la CBI no respeten los acuerdos:
En la última reunión de la CBI, en junio pasado, la mitad se pronunció a favor de levantar la moratoria. Pero Hucke-Gaete dijo que para que se vuelva a autorizar la caza se necesita un 75 % de acuerdo, «y eso no se va a dar», explicó.
David Tecklin, director de WWF Chile, expresó que Chile «históricamente ha tenido una postura positiva para la conservación de ballenas». Llamó a crear un santuario ballenero para todas sus aguas territoriales, estableciendo áreas marinas protegidas, como en el golfo de Corcovado.
A la caza comercial
El chileno y doctor en biología radicado desde 1985 en Japón, Luis Pastene, quien es integrante del Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y director de la División de Investigación del Instituto de Investigación de Cetáceos de Tokio (Japón), admite que hay un escenario que puede ser propicio para una caza comercial porque así lo sugieren los aumentos poblacionales de algunas especies.
Según el profesional, no hay que asustarse frente a la posibilidad de que en un futuro cercano los 70 países miembros de la CBI alcancen consenso y autoricen la caza comercial de especies de ballenas, como la minke, cuya población mundial fluctúa entre las 400 mil y 700 mil en el hemisferio sur.
Hay 35 países que están por apoyar la caza comercial sustentable y la otra mitad está por mantener la prohibición. Hoy 7 países capturan ballenas: Japón con afán científico, cuatro con fines étnicos (Estados Unidos, Federación Rusa, San Vicente de la Granadina y Dinamarca) y Noruega e Islandia, con fines comerciales.
La CBI aún pesa, dice, pero actualmente las medidas resueltas no han considerado los consejos del Comité Científico.
Pastente expresa que no hay buena conexión entre el consejo del Comité Científico y la Comisión. La causa radicaría en que la mitad de los países miembros no se interesa en regular la caza basada en la ciencia. Priman argumentos éticos o políticos.
En Punta Arenas trabajó con investigadores del Centro de Estudios del Cuaternario y del Instituto Antártico Chileno.
Censo de ballenas: www.iwcoffice.org/conservation/estimate.htm