Mónica Cortés, directora de Asuntos Regulatorios del Consejo del Salmón, estuvo este lunes en Radio Infinita conversando respecto del documental estrenado por Greenpeace, “Por aquí no”, el cual muestra el viaje que los actores Benjamín Vicuña y Carolina Arregui encabezaron a la Patagonia chilena en la Reserva Nacional Kawésqar, ubicada en la región de Magallanes, para dar a conocer la necesidad de proteger esa zona.
Al respecto, y en línea con lo planteado por el gremio en un comunicado y una carta publicada para desmentir afirmaciones de la ONG, que la ejecutiva catalogó como “frases imprecisas, incorrectas, tergiversadas y abiertamente falsas que tiene el documental”, entre ellas citó algunas como que “la salmonicultura destruye y abandona”.
Al respecto aclaró que las empresas productoras de salmón en Chile no eligen dónde instalar sus centros de cultivo y que por ello lo hacen en zonas aptas para la acuicultura otorgadas por el Estado y que toda relocalización de las concesiones debe cumplir con una serie de trámites y exigencias.
Asimismo la ejecutiva explicó que existen descansos sanitarios creados a raíz del virus Isa y que se siguen implementando para resguardar aspectos como por ejemplo el oxígeno del océano.
Respecto de las heces de los salmones, tema que aborda el documental, Mónica Cortés explicó que cada vez que termina un ciclo productivo, la autoridad inspecciona el fondo marino y revisa los niveles de oxígeno. Si éstos se ubican bajo ciertos parámetros establecidos por la ley, no se puede seguir produciendo.
La directora de Asuntos Regulatorios del Consejo del Salmón también habló al respecto de las Floraciones Algales Nocivas (FANs), explicando que estos eventos han aumentado en todo el mundo y que responde, en gran parte, al cambio climático. Al respecto mencionó casos de marea roja que actualmente están afectando a zonas donde no hay desarrollo importante de la salmonicultura. De hecho, citó un informe reciente de Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) que vinculó de manera definitiva el fenómeno de la «marea roja» con la muerte de más de 30 ballenas francas australes en la provincia de Chubut en Argentina.
Además explicó que la regulación es sólida, y que hay una buena intencionalidad de las empresas, puesto que “son los acuicultores los principales interesados en cuidar el medio ambiente donde viven los salmones”, en tanto mientras más limpia esté el agua, mejor se desarrolla la industria.
Fotografía: Captura de entrevista