El Programa Estratégico Mesoregional Salmón Sustentable de Corfo sigue trabajando a pesar de la contingencia. Así lo informó su gerente, Gonzalo Romero, quien comentó a AQUA que la iniciativa continúa abordando la hoja de ruta que se trazó originalmente hace cuatro años de manera cooperativa y multisectorial, con participación de todo el territorio donde la industria opera.
“Seguimos abocados, principalmente, a la tarea de aportar a la sustentabilidad de la salmonicultura nacional en cinco ámbitos bien concretos: medio ambiente y sanidad; productividad y competitividad; productos, mercados y comercialización; factores habilitantes; e institucionalidad, gobernanza y capital social”, sostuvo el ejecutivo.
Añadió que el mandato del programa es de mediano y largo plazo, proyectando resultados concretos en cada uno de los ámbitos señalados anteriormente, a diez años plazo. “Si bien generamos y generaremos frutos tempranos, los aspectos más relevantes se verán en ese horizonte de tiempo”, expresó.
El representante del PEM precisó que si bien han mantenido la preocupación en avanzar con los objetivos del programa, tampoco han estado ajenos a la situación actual del covid-19 que, sin duda, está afectando también a la industria nacional del salmón.
“Como actor validado en el sector público y privado, hemos estado colaborando en identificar las necesidades de las comunidades y en conversar con la industria para conseguir su valiosa cooperación. A las ventajas de tener una industria activamente desplegada en un territorio extenso, con una logística eficiente, se suma la gran experiencia en bioseguridad que hemos acumulado en estos años, lo que no solo se traduce en capacidad instalada o en medios materiales para combatir esta pandemia, sino también, en un conjunto de prácticas de autocuidado que tenemos muy internalizadas y que son de mucho valor para poner a disposición de las autoridades sectoriales y de las comunidades”, expresó el profesional.
“Nuestro plan de trabajo fundamental no se ha alterado, solo lo hemos interrumpido brevemente para priorizar acciones de colaboración y, en lo esencial, seguimos activos y preparando a nuestras gobernanzas, colaboradores y actores sectoriales para la reactivación de la industria que esperamos, sea muy pronto y sin pérdidas humanas que lamentar”, adicionó.
Según lo que ha podido apreciar hasta el momento, ¿qué tan fuerte ha pegado la crisis del covid-19 al sector salmonicultor local, considerando empresas productoras y proveedoras?
Si bien la preocupación de que esto cale hondo en la industria siempre está, es temprano aún para poder tener una conclusión clara. Sin duda, mayo será el mes que nos muestre qué tanto nos falta para una normalización operativa. Lo cierto es que el coronavirus nos obligará a generar protocolos de acción por un tiempo bastante prolongado, dado que hasta que no tengamos una vacuna estaremos obligados a aprender a convivir con él.
Hasta el momento, la industria sigue operando aunque un ritmo más lento. La gran diferencia con el 2007 (crisis del virus ISA), es que hoy día tenemos una biomasa considerable en el agua con potencialidad de llegar a unas 850.000 toneladas a fin de año. Esto mismo obliga a seguir ocupándose de ella y la industria continúa activa.
Por otro lado, Asia comienza a recuperarse y en Estados Unidos solo se ha visto fuertemente resentido el sector horeca (hoteles, restaurantes y categing). El salmón es un alimento que ha seguido siendo demandado, aunque, como ya señale, a un ritmo menor.
Es esperable que no solo los precios de venta se muevan a la baja, sino que también los costos de producción suban, ya que la cadena logística internacional también se está viendo fuertemente afectada. Si esto dura uno o dos meses será posible de absorber por la industria. Sin embargo, si se prolonga por más tiempo se comenzarán a sentir ajustes en la cadena de valor de la industria, los que finalmente llegaran al sector de proveedores.
En epidemiología, se suele decir que lo peor siempre está por venir y aún debemos esperar un tiempo prudente como para poder proyectar el verdadero impacto de esta pandemia en nuestra industria, ya sea por posibles ajustes que se den a nivel internacional o a nivel nacional.
En cuanto a proveedores, específicamente, ¿han detectado ciertos productos o servicios para la industria del salmón que estén con una baja demanda?
La industria está operando a un ritmo menor, tratando de ajustarse a las limitaciones de movimiento de su personal, a las medidas sanitarias que han emanado desde la autoridad competente o, incluso, generando sus propias medidas de autocuidado, por lo que hasta el momento, desde el punto de la demanda habitual de productos y servicios, la industria no tiene problemas.
Distinto podría ser si se mira a más largo plazo. Por ejemplo, hay empresas que hoy están poniendo órdenes de compra por equipamiento tecnológico, equipamiento de bioseguridad propios de la industria, algunos insumos químicos, así como también sistemas de buceo más complejos o circuitos integrados, por señalar algunos. Aquí hay empresas que han sufrido quiebres de stock muy relevantes y tienen recién ofertas de entrega para el segundo semestre de 2021. Esto sin duda que es una situación importante y que hay que mirar con mucho cuidado, ya que no solo es un riesgo muy importante para la industria, sino que también puede ser una gran oportunidad para generar ofertas locales.
Hemos generado una enorme “Asia-dependencia” y los quiebres de stock producidos y los tiempos de reactivación nos obligan a mirar con mucho cuidado estos aspectos.
Hoy, varias empresas salmonicultoras y proveedoras, están poniendo sus capacidades y servicios a disposición de las comunidades locales, ayudando, por ejemplo, en la sanitización de espacios públicos, o en la realización de exámenes de covid-19. ¿Cómo aprecia esta situación? ¿Es esta una oportunidad para que la industria estreche aún más sus vínculos con el entorno?
La industria ha reaccionado según lo que se esperaba de ella e incluso ha ido más allá. Lo ha hecho, además, en tiempos muy acotados, atendiendo la urgencia del caso. Esto es algo muy positivo que, sin duda, generará una nueva manera de relacionamiento con las personas y el territorio. Estas acciones de “ganar ganar” son tremendamente positivas y apuntan directamente a la sustentabilidad de un sector productivo.
Es lamentable que sea en estas circunstancias, pero, por primera vez, mucha gente ha visto a la salmonicultura como una actividad más cercana y comprometida con el territorio.
¿Cuál es su proyección para la industria chilena del salmón para este año 2020? Los resultados finales de la industria ¿sufrirán un impacto producto de la pandemia?
Hasta el momento la industria se encuentra de lleno cuidando a su gente y sus familias. Teniendo biomasa en el agua, el único aspecto que nos puede complicar es que no tengamos a nuestra gente para continuar con nuestras operaciones. Por lo tanto, esa es la prioridad de hoy, a la que aportamos toda nuestra experiencia en bioseguridad y que a la fecha está resultando, ya que si se miran las tasas de contagio de las comunas salmonicultoras, estas son de las más bajas del país.
Como la demanda del salmón es inelástica, apostamos a que a partir junio tengamos una reactivación tal de los mercados con un bajo impacto en los precios de venta que nos permita recuperar terreno. Sin embargo, las proyecciones al día de hoy apuntan a que, de todas maneras, tendremos un impacto en el ejercicio 2020, el que esperamos pueda ser absorbido por un buen 2021.
Foto interior: SalmonChile