La corporación El Canelo de Nos está presente a lo largo del país desarrollando diversas iniciativas con el objetivo de alcanzar un desarrollo sustentable social y ambiental. De hecho, una de las últimas acciones que apuntó en este sentido se relacionó con la articulación de un acuerdo entre la industria del salmón y los trabajadores.
Uno de los gestores de esta última actividad fue el coordinador de la zona sur de la corporación, Patricio Peñaloza, quien analizó junto con AQUA la relación de la industria del salmón y la comunidad de la Isla de Chiloé (Región de Los Lagos).
De acuerdo con la experiencia de El Canelo de Nos, ¿cuál es la percepción que tiene la comunidad de la Isla de Chiloé respecto de la industria del salmón?
Existen percepciones diversas de acuerdo con el grado de vinculación e interacción con la industria pero, en general, la sociedad civil la sigue percibiendo como una actividad ajena al territorio y que hace uso de los recursos naturales y de su excepcional geografía insular, compitiendo de manera desigual con otras vocaciones y usos productivos.
Se puede destacar que los grupos tomadores de decisión administrativa valoran su capacidad de generación de empleo y como dinamizador de la economía insular, pero resienten la nula relación existente a nivel local de las empresas con municipios, organismos del estado orientados al desarrollo y otras autoridades políticas territoriales.
Finalmente, los trabajadores, a través del Movimiento Sindical Salmonero, han percibido que después de la crisis del ISA la calidad de la relación contractual con las empresas se ha debilitado, tomando mayor fuerza las contrataciones temporales, a plazo fijo y, lo que es más resentido por ellos, la modalidad por obra y faena. No obstante se ha avanzado en la cobertura de la formalidad en la relación laboral-contratos de trabajo.
En relación con lo anterior, ¿cuál cree que son las claves que permitirían mejorar la relación entre la comunidad y la industria salmonicultora?
En primer lugar, y entendiendo que el objetivo de toda industria productiva y comercial es organizarse y estructurarse para tener resultados económicos positivos, es clave que a esta misión hoy se le agreguen derivadas como por ejemplo considerar más al espacio donde se emplazan sus instalaciones.
Pero la industria o cada empresa deben definir cómo quieren ser percibidos por estas comunidades y, a partir de esa reflexión, detallar políticas y orientaciones a este respecto que sean incorporadas a nivel operacional por su personal responsable y con atribuciones de mando.
Por lo general, las gerencias expresan de manera cierta su preocupación y/o interés en materias sociales, ambientales y territoriales, pero las empresas son percibidas por la comunidad por quienes en terreno las representan y estos son mandos medios y operacionales.
Hay empresas que en este afán se acercan a las comunidades consultando qué les falta o requieren. Este modelo es nefasto a la hora de establecer una relación con la comunidad pues esta percibe a las compañías como un benefactor al cual recurrir y la lista suele ser interminable e inabordable. Aquí lo principal es que la compañía defina qué recursos puede articular en un territorio y cómo puede ir incorporando a la comunidad local en sus operaciones y requerimientos para así generar una relación de vínculos y de pertenencia.
¿Qué tan importante es relacionarse con la comunidad?
Hoy es percibido como un desafío inexcusable producir bien, rentablemente, pero también considerando las variables externas a la gestión productiva, como la vecindad o ser un actor de su entorno. En definitiva, se debe apostar por una industria con fuerte arraigo en la comunidad, valorada y percibida de forma cercana y que aporta al desarrollo económico y sociocultural, en este caso, de Chiloé y su identidad.