Usan algas chilenas para remover metales presentes en el agua

Abr 22, 2014

El producto final a obtener es una membrana que pueda retener los metales que se encuentren en el líquido.

Con la idea de remover del agua metales como el arsénico, boro, manganeso y níquel usando algas disponibles en las costas chilenas, la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) está ejecutando un proyecto de investigación apoyado por InnovaChile de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo).

La iniciativa, de la Facultad de Ingeniería de esa casa de estudios, apunta a estudiar la factibilidad de utilizar biomasa no viva o biopolímeros proveniente de algas disponibles en Chile, para disminuir la presencia de algunos elementos presentes en aguas contaminadas. “El fundamento del método propuesto se basa en la retención del metal, mediante una interacción físico-química de este con la pared celular o biopolímero proveniente del alga, en un proceso llamado biosorción”, apunta el doctor Víctor Faúndez, parte del equipo de trabajo.

La primera etapa del proyecto contempla estudiar cuál es el alga presente en la Región del Biobío que resulte más idónea para la estructura del biofiltro.

“La finalidad es contar con una alternativa de menor costo que la actual en el proceso de filtrado de aguas contaminadas y agua potable, que hoy apuntan a la utilización de resinas de intercambio iónico u osmosis inversa. Sin embargo, presentan la dificultad de sus altos costos de instalación y operación”, explicó Faúndez.

Según Samuel Peña, director del proyecto, el producto final que esperan obtener es una membrana o filtro que retendrá los metales de interés en la medida que pase por ella el agua contaminada. “A través de este desarrollo biotecnológico se podrá obtener un filtro que permita procesar y potabilizar aguas de bebida, así como ayudar a purificar percolados u otras aguas de procesos industriales”, sostuvo.

La innovadora tecnología pretende generar una alternativa para el tratamiento de agua que permita cumplir con las normativas y estándares internacionales, dando un valor agregado a la materia prima presente en las “macroalgas chilenas”, a través de una nueva aplicación.

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