Que no le vendan la pescá, dejemos algo para nuestros hijos

Sep 8, 2014

Por Valesca Montes, Encargada de Pesquerías de WWF Chile. Estamos consumiendo las merluzas de nuestros hijos y es posible que también las de nuestros nietos. Eso es, en la práctica, lo que significa sobreexplotar un recurso. Se trata de una realidad que no solo afecta a los productos marinos, sino que responde a una tendencia […]

Por Valesca Montes, Encargada de Pesquerías de WWF Chile.

Estamos consumiendo las merluzas de nuestros hijos y es posible que también las de nuestros nietos. Eso es, en la práctica, lo que significa sobreexplotar un recurso. Se trata de una realidad que no solo afecta a los productos marinos, sino que responde a una tendencia generalizada, como nos lo recordó el 19 de agosto pasado el Día del Exceso de la Tierra. En esa fecha, según las mediciones de la Red Global de la Huella Ecológica (GFN), thinktankde sustentabilidad socio de WWF, agotamos el “presupuesto” de la naturaleza para 2014. Es decir, la demanda anual de los seres humanos sobre la naturaleza superó lo que el planeta puede renovar en un año.

A nivel nacional, uno de los recursos que ya está llegando a su límite y que amenaza con colapsar es la merluza común (Merlucciusgayigayi), subespecie que es objeto de veda biológica durante todo el mes de septiembre.

Razones para esta medida hay de sobra. Basta dar un vistazo a lo que viene ocurriendo desde las últimas décadas: en 1992 el Consejo Nacional de Pesca estableció cuotas de captura para la pesquería, la cual alcanzó un máximo desembarque de 120 mil ton en el año 2003. Luego de este peak la pesquería comenzó a experimentar una reducción en sus desembarques, lo que da cuenta del estado de sobreexplotación en la que se encuentra. Sin duda, el momento crítico se aprecia en la asignación de la cuota global para este año, donde se otorgaron cerca de 20 mil ton, experimentando una reducción de alrededor del 50% respecto al 2013. Esto, con la diferencia que en esta oportunidad fue el Comité Científico quien estableció la cuota, obedeciendo al estado real del recurso y no a presiones políticas, evidenciando la situación crítica y de vulnerabilidad que atraviesa el sector y un preocupante estado del recurso.

Por cierto, no se trata solo de un problema ambiental, dado que alrededor de nueve mil pescadores artesanales basan su sustento y el de sus familias en este recurso, además de que la pesca artesanal es considerada una actividad ancestral que debe ser preservada.

La veda, decretada por el Ministerio de Economía Fomento y Turismo mediante D.Ex. Nº20 de 2011, prohíbe la extracción y comercialización de merluza común fresca entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos, y su cumplimiento es fiscalizado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). Esta disposición se establece en septiembre, dado que es su época de mayor reproducción y esto ayuda a la renovación de su stock y a la recuperación de la pesquería.

Claro es que la veda por sí sola no cambiará el panorama crítico de la merluza, pero es una acción más que va en esta línea. Otro frente es el del Plan de Manejo y Recuperación de la Pesquería de Merluza común, el cual debería permitir mejorar su actual condición y para el cual WWF ha levantado una serie de insumos desde los mismos pescadores artesanales, entregando también propuestas que relevan el tema ambiental y social.

Sin embargo, ninguna de estas acciones será efectiva si todos los usuarios de la pesquería y la ciudadanía en general no se suman al esfuerzo de recuperar a la conocida “pescá”, sin duda el pescado más popular en Chile y, por cierto, un recurso 100% chileno, ya que se ha identificado solo en las costas de nuestro país.

Todos somos parte de la solución y en el tema de la veda los consumidores tienen mucho que decir; primero, evitando consumir merluza común fresca; segundo, comunicando en su entorno más cercano la prohibición que existe, y tercero, denunciando, en el caso de detectar venta del producto fresco.

De este modo entramos a septiembre con una llamativa coincidencia: justo en el mes de la patria todos los chilenos estamos llamados a cuidar este recurso tan propio de nuestro país. La veda se convierte así en el momento en que todos podemos proteger a la merluza y seguir la pintoresca invitación de Sernapesca: “Que no le vendan la pescá”.

 

 

Valesca Montes, encargada de Pesquerías de WWF Chile

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