El reto de la seguridad y soberanía alimentaria en la acuicultura se destacó en Congreso Futuro

Ene 23, 2023

En el evento de divulgación científica e innovación de Latinoamérica que se desarrolló recientemente en el Arena Puerto Montt, participaron cuatro expertos panelistas sobre diversas temáticas relacionadas a la acuicultura.

El desafío de la acuicultura de contribuir en la superación de los problemas de seguridad alimentaria y reducir la dependencia de insumos, para ser capaces de producirlos en Chile de una forma sustentable, fueron temáticas fundamentales que se abordaron en el Congreso Futuro que se desarrolló esta semana por primera vez en la región de Los Lagos.

En el primer bloque se abordó la interrogante de si desde la perspectiva de seguridad alimentaria, la industria acuícola está realizando una contribución neta y efectiva a reducir el hambre en el mundo y de una manera sustentable.

El Dr. Yngve Torgensen, invitado internacional de la Universidad de Oslo, afirmó que “la acuicultura si contribuye a la seguridad alimentaria y en el futuro es alimento seguro y saludable porque tiene una baja huella de carbono y podemos producir este alimento en un área que no está sobre explotada. Además, comparando la cantidad de alimentos que producimos en el mar y en la tierra, la correlación es muy grande entre ambas y pienso que es importante reconocer que no hay producción sin una huella de carbono en la actualidad, sin embargo, quizás suceda en el futuro”.

Al respecto, la Dra. Doris Soto, investigadora principal del centro Incar, sostuvo que “en el caso de la salmonicultura, la pregunta es, si estamos produciendo alimento local y en esto es muy importante el destino de los nutrientes, como, el nitrógeno y fósforo, por ejemplo, porque es probable que no se pierdan en respiración bacteriana y que entren en otras tramas tróficas y que se transformen en biomasa de otros organismos, esto, no lo sabemos con certeza”.

Doris Soto añadió que, “es importante mencionar que la producción específicamente de choritos mejillones, tiene una huella de carbono mucho menor y tiene muchísimos beneficios, pero también se exporta en su mayoría porque Chile es un país muy pequeño y nosotros no tenemos un mercado suficiente como para absorber. Pienso que, en general la acuicultura provee alimento en forma indirecta que es el caso de Chile como país exportador y de manera directa porque alimenta a otras personas de otros países”.

En tanto, la Dra. Marcela Astorga, académica y directora de la Escuela de Graduados de la Sede Puerto Montt UACh, aseveró que “la acuicultura no es sinónimo de salmonicultura. Esta, en el mundo cumple un gran rol de seguridad alimentaria local, como lo es la de subsistencia en oriente, por ejemplo, donde las personas cultivan en su patio. Por ello, creo que en Chile nos falta diversificar la acuicultura porque para nosotros es más que nada de exportación, y en este sentido, también nos falta potenciar a los pequeños acuicultores para consumo local”.

El Dr. Marcos Godoy de la Universidad San Sebastián, complementó que “tenemos ejemplos de que la acuicultura puede abastecer alimento y contribuir a la alimentación pero en Chile no comemos peces o mariscos, por eso hay que promover también una cultura de consumo de estos productos”.

Soberanía alimentaria

En el encuentro también se planteó la necesidad de reducir la dependencia de insumos del país y ser capaces de producir un propio alimento de forma sustentable.

La Dra. Doris Soto, señaló que “lo ideal para la acuicultura, es que lleguemos a un sistema de circularidad en que estos nutrientes que entran al agua pudieran producir algún tipo de microalgas que pudieran ser usadas como insumo alimentario, ya sea para los mitílidos, o salmones. Pienso que en el futuro probablemente gran parte de los insumos deberían venir del mar porque el agua dulce va a seguir siendo, incluso para la producción de soya o lupino, un elemento sumamente limitante. Es relevante el reciclaje de los productos que se consideran como desechos, porque de otra manera siempre vamos a tener desbalances espaciales y temporales en cuanto a los nutrientes”.

Y en cuanto al funcionamiento de esta producción de alimento circular, la experta explicó que, “este sistema sería gran parte manejado por el ser humano, pero también puede existir ese potencial de escalar en el espacio integral de manera inteligente de manera que podamos usar mejor la productividad primaria y podemos redirigirla en la forma que ponemos los distintos tipos de cultivos. Las algas tienen un potencial enorme pero todavía tienen un par de mono compradores, entonces, los precios son bajos y no hay suficiente inversión en el valor agregado para el alimento”.

La Dra. Marcela Astorga, agregó que “se pierde mucho en los procesos productivos y no se reutiliza toda esa proteína que queda de los mitílidos, lo que se limpia, se filetea, etc. La idea es aprovecharlo al máximo para que este mismo alimento sea rico en omegas que correspondan al ambiente marino y por ende que los peces se alimenten de productos marinos, más que de vegetales”.

Al respecto, Yngve Torgensen, comentó que “el próximo año desarrollaremos un proyecto de diversas granjas en Noruega para poder hacer investigaciones de distintos nuevos ingredientes de alimentación”.

El Dr. Marcos Godoy, culminó imaginando una idea sobre “una política pública que fomente la producción de pigmento de ácidos grasos en el norte en base a microalgas, además otra política que promueva que en la región de Los Lagos y Aysén se instalen compañías que produzcan proteínas en base a insectos y finalmente otra política que fomente los sistemas de cultivos en los jardines de las casas, para poder tener una trucha todos los fines de semana”.

Fotografía: CeTA Alimentos, Fundación Chinquihue y Gore Los Lagos

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