Las mediciones in situ son fundamentales para tomar decisiones oportunas en caso de riesgos ambientales, sanitarios o de salud pública. En Chile, las floraciones algales nocivas (FANs) son cada vez más frecuentes e intensas, lo que pone de manifiesto la necesidad de contar con sistemas de alerta temprana que permitan detectar, por ejemplo, el aumento en la concentración de ciertas especies de fitoplancton. Esta información es clave para evitar pérdidas económicas, ya que permite sacar de las zonas de riesgo a los organismos en cultivo antes de que se vean afectados por los contaminantes o toxinas.
El jefe de la División de Acuicultura del IFOP, Dr. Leonardo Guzmán, indicó que en Chile existen actualmente cinco programas de monitoreo de FANs. De estos, tres de ellos se desarrollan bajo la responsabilidad del Estado y dos son mantenidos por el sector privado.
“Entre estos dos últimos, están el Promofi (Programa de Monitoreo de Fitoplancton), el más antiguo que data de fines de los años ochenta y que es responsabilidad del sector salmonicultor, y cuya orientación es justamente contar con información oportuna acerca de la presencia y abundancia de determinadas microalgas nocivas para proteger o mitigar los efectos sobre peces en engorda”, detalló.
Y el otro, corresponde al PSMB (Programa de Sanidad de Moluscos Bivalvos), que consiste en un conjunto de acciones orientadas a evaluar la calidad del ambiente y de los recursos que son comercializados en mercados externos.
En tanto, un tercer programa y el único de cobertura nacional, desde la región de Arica hasta Magallanes y Antártica Chilena, corresponde al Programa Nacional de Prevención y Control de las Intoxicaciones por Marea Roja (PNMR) orientado exclusivamente a biotoxinas en mariscos, con la finalidad de proteger la salud pública, es decir, consumo interno del país.
También mencionó otros dos programas que son de Manejo y Monitoreo de Floraciones Nocivas y Toxinas en el océano Pacífico del Centro Sur de Chile y el Programa de Manejo y Monitoreo de las Mareas Rojas en el Sistema de Fiordos y Canales de Chile.
“Las evidencias disponibles a partir de estos monitoreos muestran a lo menos una veintena de taxones nocivos y una gran variedad de toxinas marinas, lo que obliga no solo a mantener los monitoreos, sino que también ampliar los sectores geográficos cubiertos por estos programas”, destacó el jefe del Centro de Estudios de Algas Nocivas del IFOP, Óscar Espinoza.
Realzó que “con el trabajo que desarrolla el Instituto, el país está mejor cubierto y considerando una diversidad de variables ambientales que abarcan entre los 36° y los 55°S, lo cual representa un vasto sector de nuestra geografía, aunque aún entre los 18° y 36°S no se han desarrollado acciones de esta naturaleza”.
Oscar Espinoza describió que “entre los avances que se han incorporado a las actividades de monitoreo, se encuentra la aplicación de herramientas de la biología molecular (qPCR y metabarcoding) para mejorar la certidumbre en la identificación y cuantificación de las microalgas, además del uso de equipamiento y técnicas del mundo de la química que permiten detectar y cuantificar una variedad de toxinas marinas, muchas a concentraciones muy bajas, todo lo cual puede abordarse mediante la espectrometría de masas acoplada a cromatografía líquida de alta eficacia (HPLC MS MS)”.
Por su parte, la investigadora principal del Centro Incar, Dra. Doris Soto, sostuvo que de acuerdo con las publicaciones existentes en los últimos diez años, el fenómeno FANs, que era más común en Magallanes, ha incrementado su frecuencia y extensión en el norte de la Patagonia.
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Fotografía: Plancton Andino