Estudio: Salmonicultura e indicadores de bienestar animal

Dic 10, 2014

La investigación, financiada por la Subpesca, sostiene que el bienestar en los salmónidos de cultivo puede ser evaluado en las distintas etapas de producción, ya sea a través de indicadores directos (basados en el animal) e indicadores indirectos (basados en el ambiente).

En el Hotel Diego de Almagro de la ciudad de Puerto Montt (Región de Los Lagos), este miércoles 10 de diciembre se llevó a cabo el taller de difusión del estudio denominado: “Desarrollo y validación de indicadores operacionales de bienestar animal en salmónidos, durante la etapa de transporte, cosecha y matanza”.

La investigación, financiada por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) y ejecutada por la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile, se enmarca en las directrices internacionales de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Unión Europea (UE), así como en la creciente demanda del mercado por transar productos de origen animal cuyos procesos hayan evitado el sufrimiento de los mismos.

Es así que en el análisis, liderado por los investigadores de la U. de Chile, Dr. Hernán Cañón, Dr. Christopher Hamilton y la Dra. Tamara [cita align=»alignright»]La Ley Nº 20.434 mandata que la acuicultura deberá contemplar normas que resguarden el bienestar animal.[/cita]Tadich, se enfatizó que los salmónidos, al igual que los mamíferos, tienen la capacidad de sentir dolor, presentar patologías y cambios conductuales, normativas que recién en 2006 comenzaron a tener incidencia real en el área de los peces cuando se determinó internacionalmente que son seres sintientes.

En el caso de Chile, la Ley Nº 20.434 mandata en su Artículo 13 F que la acuicultura deberá contemplar normas que resguarden el bienestar animal y procedimientos que eviten el sufrimiento innecesario.

“Es por esto que debemos preocuparnos de su bienestar mientras los mantenemos en un sistema productivo. Por otra parte cada vez surgen más exigencias comerciales y legales respecto al manejo de los peces desde su cultivo hasta su sacrificio”, subraya el díptico que, junto con un informe técnico, manual de indicadores y el sitio electrónico www.bienestarsalmones.cl (estará disponible prontamente), es parte de los productos concluidos por el estudio.

A juicio de los investigadores, un manejo inadecuado de los peces, así como el uso de infraestructura mal diseñada durante procesos críticos como la cosecha, el transporte y el sacrificio, no solo afectan el bienestar animal sino que también repercuten en la calidad y cantidad de producto final.

“Algunos efectos productivos son cuantitativos como la pérdida de producto por mortalidades o producción de peces de menor tamaño. Otros efectos productivos son cualitativos y afectan directamente la calidad del producto obtenido, este es el caso del gaping y de la disminución en la pigmentación del músculo”, argumentan los doctores Cañón, Hamilton y Tadich, enfatizando que el bienestar en los salmónidos puede ser evaluado en las distintas etapas de producción, a través de indicadores indirectos (basados en el ambiente) e indicadores directos (basados en el animal).

Indicadores directos

En el evento de presentación de los resultados, Tamara Tadich fue la encargada de detallar los dos tipos de indicadores. “El registro de ambos se puede hacer en diversas etapas del sistema de producción (muchos ya se registran con otros propósitos) y además pueden requerir de una capacitación inicial”, puntualizó la doctora.

Precisó que entre los indicadores directos se encuentran las lesiones y heridas. Estas corresponden a daño tisular reciente en mucosas y órganos visibles al evaluador. Pueden analizarse al momento de la cosecha, transporte o durante el sacrificio (matanza) en planta. De acuerdo con el tipo de lesión se puede asociar a distintos manejos, así como se puede cuantificar porcentaje de peces afectados.

En detalle, las lesiones recientes en boca y opérculos son heridas y malformaciones que pueden producir dolor y no permitir una adecuada alimentación; en tanto, el daño en aletas puede evaluarse en cualquiera de estas y asignarle un puntaje de acuerdo con la intensidad del daño.

Salmón de cultivo (Créditos Editec)La Dra. Tadich también explicó que entre los indicadores directos se encuentran los conductuales. “Estos evalúan de manera correcta, cuantificable y precisa el bienestar animal. Algunos de esos indicadores conductuales que pueden utilizarse durante la cosecha y transporte son: nado anormal, que se entiende como cualquier movimiento corporal dentro del agua a nado que no corresponda a la esperada para la especie. Se incluyen nados extremadamente rápidos (mayor a dos veces la longitud del cuerpo por segundo), nado boca arriba, nados horizontales, entre otros”, detalló.

El boqueo, en tanto, corresponde a una conducta donde el pez fuerza la entrada de agua por la boca y salida por opérculo se genera un insuficiente intercambio gaseoso y metabólico a nivel branquial.

En relación con los signos de consciencia post-insensibilización, enumeró que se encuentran los movimientos voluntarios, reflejo ocular vertical (ROV), respiración rítmica, tos, respuesta a presión de cola, respuesta a manipulación (respuesta a escape), boqueo y mantención de equilibrio. “El ROV nos permite asegurar que el salmón está inconsciente cuando no trata de compensar la posición con sus ojos”, puntualizó la investigadora de la U. de Chile.

Indicadores indirectos

Entre los factores indirectos a considerar se encuentran la calidad de agua mínima y necesaria para cada etapa del ciclo de vida del salmón Atlántico. Si bien estas recomendaciones están relacionadas directamente con una producción adecuada, existen estudios que sí evidencian el respeto de niveles mínimos que aseguren un estado de bienestar fisiológico aceptable. A su vez, existen normas y estudios que señalan aquellos metabolitos y sustancias químicas consideradas como tóxicas y sus niveles máximos permitidos para asegurar un buen estado de bienestar del salmón Atlántico.

En lo anterior se enumeran el nivel de oxígeno disuelto en agua; nivel de dióxido de carbono en el agua; nivel de amonio disuelto; nivel de nitritos; niveles de nitratos; cantidad de sólidos en suspensión; temperatura de la columna de agua.

En los indirectos también está la presencia de escamas en agua de transporte. “Las escamas se han utilizado para evaluar el efecto de estrés sobre especies salmonídeas por lo que aparece como un buen indicador del estado de bienestar de peces. Sin embargo, existe un vacío de desarrollo e investigación en cuanto a la medición correcta de este indicador más allá de una evaluación cualitativa por intensidad”, explicó la Dra. Tadich.

Sobre la espuma en columna de agua, manifestó que “la presencia de espuma visible en agua de transporte ha sido asociado a cambios en la piel de peces en el contexto de aumento de cortisol y gatillamiento de estrés”, y agregó que igualmente que en el indicador anterior “aún falta desarrollo e investigaciones que puedan categorizar y cuantificarlo de mejor forma”.

Mortalidad

Cabe destacar que la mortalidad corresponde a la cuantificación de peces fenecidos durante el transporte, por ejemplo. Esto se entiende que en la medida que exista un mayor número de ejemplares muertos, las condiciones del transporte fueron suficiente intensas para causar la muerte y que aquellos peces que han sobrevivido estarán probablemente en un estado desmejorado de bienestar animal.

“La industria tiene que sensibilizar de manera correcta, mejorar sus herramientas de sacrificio y recordar que los golpes de gracia deben ser en un lugar preciso para que los peces mueran al instante”, concluyó la Dra. Tamara Tadich.

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