En entrevista publicada por Estrategia, el gerente general de la Asociación de Productores de Salmón y Trucha de Chile A.G., Rodrigo Infante, manifestó que, a pesar del crecimiento en el volumen, los retornos durante el 2001 sólo aumentarán un 10%, finalizando en US$ 1.100 millones por exportaciones, debido a la caída del precio del producto.
Si bien los volúmenes de salmón exportado subieron a un 56,6% durante los primeros cinco meses de este año, los ingresos sólo registraron un aumento de un 7,7%. Este fenómeno se explica por los bajos precios del mercado, por la disminución en los costos de producción y un aumento sostenido de la oferta del producto en los mercados a escala mundial.
¿A qué se debe el aumento de un 56,6% del volumen exportado contrastado con el leve crecimiento de los retornos que alcanzó sólo un 7,7%?
Este fenómeno se debe a que en nuestros principales mercados, Japón y Estados Unidos, donde colocamos cerca del 90% de nuestras exportaciones, se viven situaciones complicadas para nosotros. Japón está pasando por una etapa de recesión y esto genera que los consumidores opten por productos de menores precios o sustitutos. En cambio, en Estados Unidos la demanda se cuadruplicó en los últimos diez años, pero los precios han disminuido demasiado en este mercado. Paralelamente a estos fenómenos, nuestra oferta y producción han crecido una enormidad, por eso se explica el aumento del 56,6%.
¿Cuáles son las proyecciones del sector para este año?
Deberíamos terminar con un crecimiento, desde el punto de vista en dólares, de un 10% en comparación con el año 2000 y cerrar en US$ 1.100 millones en exportaciones. Además, debería seguir la tendencia del aumento de volumen exportado, la que debería bordear el 40%. Ya en los últimos 12 meses acumulados, desde junio del 2000 a mayo del 2001, tenemos una cifra cercana a los US$ 1.200 millones.
Esta tendencia se mantendrá hasta fines de año…
Hay que ver cómo se desarrolla el escenario. En este minuto nuestras exportaciones al mercado nipón se concentran entre los meses de noviembre y marzo; por lo tanto, en los primeros cinco meses las estadísticas están muy teñidas por dicho efecto. Durante los próximos meses seguirá este fenómeno, pero van a tomar mucho más peso y relevancia las exportaciones a Estados Unidos.
El mercado de Estados Unidos podría llegar a ser más importante que el japonés…
Creo que Estados Unidos tiene una gran potencialidad de consumo. La diferencia con respecto a Japón es que a Estados Unidos se exporta un alto porcentaje de productos con valor agregado. Vendemos cerca de un 80% de filetes de salmón a esa zona, mientras que al mercado asiático se exportan más los productos congelados.
¿Europa irá ganando terreno en el cuadro de exportaciones o siempre va a ser un factor marginal?
Europa es un gran mercado para el consumo del salmón. La diferencia para nosotros es que es abastecido principalmente por Noruega, Escocia e Irlanda. El 90% de las exportaciones de Noruega van al mercado europeo, para nosotros es un gran mercado, pero el problema es que está muy lejos, no tenemos buenas condiciones y básicamente exportamos filetes congelados.
¿A qué condiciones se refiere?
A las largas distancias y al costo del flete. Nosotros quisiéramos llegar a esos mercados con pescado fresco, como lo hacen los noruegos. Pero eso nos costaría cerca de US$ 2,5/kilo por flete, en cambio, a los noruegos les cuesta sólo US$ 0,30/kilo.
¿Se están buscando nuevas rutas de exportación para aminorar costos?
Nosotros siempre estamos tratando de abrir nuevas rutas. Nuestra principal desventaja es la distancia de los mercados que siempre estarán en el hemisferio norte. Y la única manera de salvar esas distancias es buscando rutas más eficientes, de menor costo y ojalá colocar productos que posean un alto valor agregado. Con esto, el costo del componente flete baja de manera considerable.
¿Qué incidencia tiene la mano de obra?
No es tanto por el costo de mano de obra, no es un factor tan incidente desde el punto de vista del costo. Cuando dicen que “ustedes pagan poco y por eso son más competitivos”, no es verdad. La diferencia en el costo está dada por las temperaturas del agua, por las condiciones de producción que se tienen, por la cercanía y la disponibilidad de la harina de pescado. Son todos elementos que permiten producir, en menos tiempo y con un mejor factor de conversión, un producto de manera más eficiente. Al tener temperaturas de agua más altas, permite que el pescado madure más rápido y pueda ser cosechado antes. Gracias a esto, usamos menos nuestra estructura, podemos amortizar de mejor manera y con ello los costos son menores.